OTOÑO
LIBRA
(22.sep.12 14:49
a 23.oct.12 00:14)
Cambiamos
de estación. Comienza el otoño. Arranca con el equinoccio, con uno de los dos
momentos del año en el que la duración del día es igual que la de la noche.
Desde el solsticio de verano, momento de mayor exposición solar, el día va
menguando hasta el de invierno. A mitad de recorrido de los solsticios están
los equinoccios, que es cuando se iguala. Eso ocurre en nuestras latitudes, en
las llamadas zonas intertropicales. De forma que a partir de ahora, la noche
irá ganando terreno al día.
La vida es
cíclica, y en consecuencia, también todas sus manifestaciones. Si la primavera
y el verano son épocas de exteriorización, de expansión, donde todo en la
naturaleza fluye, ahora empezamos un periodo de interiorización, de regresión,
de reposo, de enlentecimiento de los ritmos vitales, en unas especies más que
en otras. En el ser humano, la primavera es la infancia, el verano la juventud,
el otoño la edad madura, y el invierno la vejez. Tras la extroversión de la
infancia y la juventud, llegan los dorados días de la madurez, la ansiada
cosecha, que será consecuencia de nuestra conducta en las anteriores etapas, que será consecuencia de nuestra siembra.
Las
últimas energías de algunos animales se van en la copulación, en el
aseguramiento de la especie. En el mundo vegetal, la caída de la hoja es
consecuencia de la falta paulatina de fuerza, de energía, que se va replegando
hacia las raíces. Los bosques se tiñen de ocres, marrones, rojizos. Es un
espectáculo que invita a la reflexión sobre el ciclo de la vida. Sobre el
nuestro propio también.
En el ser
humano, el desnaturalizado que se ha alejado voluntariamente de la tierra,
apenas se producen cambios, o al menos no es consciente de ello. Pero el que sí
vibra al son de los ciclos naturales sabe que es tiempo de recogimiento, de
tener la leñera llena, como la hormiga, y sopas en el puchero, de ir cerrando
puertas y ventanas, para pasar más tiempo en el interior de la casa, junto a la
lumbre. Simbólicamente hablando. O no tanto.
A la entrada de Libra la temperatura desciende,
refresca el ambiente. El calendario de la Revolución Francesa denomina este mes
de Libra como Vendimiario. No hay mucho que explicar. El emuntorio del verano, preferentemente, han
sido las glándulas sudoríparas, ahora le toca el turno a los riñones, órganos
regidos por este signo. Los primeros fríos estimulan la diuresis.
Signo de aire,
especialmente aire de montaña, por lo que el ser humano encuentra estímulo en
la respiración de aire fresco, lo que activando la función suprarrenal, mejora
la circulación e induce a mayor actividad. Esto trae consigo un mayor gasto de
oxígeno, aumentando las combustiones orgánicas. Sin duda, el aire es el
elemento principal de este mes.
Es interesante
prolongar los baños de sol y de aire, con ejercicios. Más intensos y breves los
baños de agua. Consumir alimentos crudos, ricos en vitamina C; tisanas
diuréticas. Evitar desavenencias y discusiones, en el seno familiar, social,
laboral… Ser más armonizador, para proteger a las glándulas suprarrenales (del
temor y de la ira).
Libra es el
séptimo signo del Zodiaco, y los nacidos bajo este signo están regidos por el
planeta Venus, el planeta del amor. El símbolo pictórico es una balanza de dos
platillos, que representa la dualidad, el equilibrio. Hacia el año 2000 a.C. la
constelación se asoció al juicio final de vivos y muertos, de las religiones
babilónicas, en el que Zibanitu, la balanza, pesaba las almas. En el antiguo
Egipto se pesaba la cosecha cuando había luna llena en Libra.
Rige los
riñones, el sistema urinario, órganos genitales internos, especialmente los de
la mujer. Enfermedades en las partes descritas, incluidos los cálculos de
vejiga. Diabetes. Especialmente negativa la vida sedentaria, y sobre todo los
excesos. Se corresponde con el color verde, y con el viernes. Es masculino, y
en consecuencia dador, emisor.
Generalizando
no se suele hacer justicia, por eso no se debe de hablar de las virtudes y
defectos de los nacidos en cada signo, porque no hay dos personas iguales, ni
en el espacio, ni en el tiempo. Pero los aspectos astrológicos de cada signo
dan una serie de cualidades o características propias. Cuanto más cerca de
ellas nos sintamos, más y mejores personas seremos; y viceversa.
El signo de
Libra está asociado, pues, a la armonía, el equilibrio, la belleza, la
estética, la justicia, la bondad. Asociaciones, uniones, matrimonios, esposos,
amantes, pactos y acuerdos. Inclinaciones hacia el arte y la música. Vida
social. Pactos con países extranjeros, acuerdos de cualquier tipo, hasta para ponerse de acuerdo en romper un acuerdo, valga la redundancia.
Bien amig@s,
que toméis mucho aire de montaña este mes que comienza, de ese modo, Libra será equitativo, ecuánime, hará justicia con vosotr@s, que es su obligación. Y la cumplirá. Sin duda.
Cuanto se aprende contigo Chema! Un beso de una Libra
ResponderEliminarQuerida amiga Libra... A que parece un consultorio? Bueno, gracias por el comentario. Más que en saber, saber, la clave creo que está en haber tenido muchas oportunidades en la vida, lo que agradezco infinitamente todos los días, de haber estado junto a personas que saben mucho y que han tenido mucha generosidad para compartir sus conocimientos y en contagiar la pasión por vivirlos. Porque esto es la parábola de Jesús de los talentos, recuerdas? Gracias de nuevo.
Eliminarbonito y relajante cada fragmento que escribes, gracias.
Eliminar(Mamá de un Libra)
Gracias, Pilar, por tu comentario. Espero que tú también estés relajada.
EliminarYo no soy libra, ni tengo cercano a nadie; pero me GUSTA.
ResponderEliminarGracias, Anónimo, por tu comentario.
EliminarMe ha gustado Chema. Yo si soy libra.
ResponderEliminarUn abrazo.
Michel
Gracias, Michel, por tu comentario. Lógicamente el tema es muy extenso, e intenso a la vez. Es muy serio y no admite frivolidades. Sólo he tratado de dar un esbozo muy somero. Gracias de nuevo.
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