lunes, 10 de septiembre de 2012

Grosín, y algo más...

ENTRENOS
Monte Santa Eugenia
Grosín (1.423 m)
Guasillo - Asieso
Viernes, 7 de Septiembre de 2012



Se empieza a acariciar la opción de participar en la subida a Oturia, dentro de dos semanas, de modo que hay que seguir entrenando. Ha vuelto el calor a nuestras vidas, aunque no es lo de días pasados naturalmente, y las mañanas ya empiezan a ser frescas. Hoy elegimos los montes, próximos a Jaca también, pero de la margen derecha del río Aragón. Pero eso sí, sin una idea muy fija del recorrido, del que se pueden hacer varias combinaciones. Sobre la marcha.

Dejamos el vehículo en la Tiña de Barrio, nombre que recibe la generosa fuente de la central, próxima al puente Oliván, o de Grallas, al que llegamos ya al trotín trotando, comenzando subiendo por la pista de Marcuello. En una de las primeras revueltas a mano izquierda, creo que la primera, hay a la derecha un cartel forestal, de los de antes, de los de siempre, de los de la ardillita recordándonos que hay que extremar las precauciones para que la vida siga siendo eso, vida. Bueno, pues ahí mismo, junto a esa ardilla, por la que no pasan los años, sale un camino que emboscado nos lleva a un barranco, seco, reseco, y lo siguiente. Subimos por la otra margen y nos encontramos ya una senda que va paralela, y por encima de un camino más ancho. Debajo de él podemos ver a sus anchas los caballos que sirven de esparcimiento al personal que por aquí se acerca a disfrutar de su monta.

Abducidos por los cables de alta tensión, pero sin despegar del suelo, incluso se pasa por debajo mismo de la torre. Vaya yuyu!!!. En seguida, arranca una estrecha senda a nuestra izquierda que nos mete ya de nuevo en el bosque, y con paciencia, con mucha paciencia, a ir subiendo ya este monte de Santa Eugenia por su falda oriental, para solventar los más de 300 metros de desnivel, que se hacen a base de vueltas y revueltas, lo que llamamos lazadas. Sí, 61 interminables lazadas, 61, son las que hay que superar para llegar a encañonar el barranco de Serés, por su parte alta ya, claro, para llegar en breves al collado del paco Serés (1.163 m), y su confluencia de caminos.

Nuestros pies ya han pensado más que nuestra cabeza y se han anticipado a enfilarse pista arriba, hacia el Grosín. Veinte minutos más de cuesta hasta llegar a otro cruce de caminos, el que va a poniente, pudiendo optar luego por bajar al sur por el barranco de Castelillo al camino que viene de Caniás, ya en la Val Ancha, o por hacerlo hacia el norte en busca de la pista que va a Borau, en el valle del Lubierre; la que desde este cruce va al norte es la que  acaricia el lomo de la sierra de los Ángeles en dirección al collado de Borau. Entre estas dos pistas está nuestro objetivo, el monte Grosín (1.423 m), al que accedemos por el camino de la solana, y qué solana.

Son las once y veinte, y tras dos horas pateando estos montes, llegamos a la cima de este pico menor, pero que debió de tener su importancia estratégica, porque se dice que había un castillo, que con el de Rapitán jalonaban los dos flancos del río Aragón a su llegada a Jaca. De todo ello quedan los restos de su aljibe. A cuatro pasos de él, está el vértice geodésico, desde donde se pueden contemplar cada uno de los 360º de panorámica, incluido el eje pirenaico al norte, claro. Bueno, claro, no mucho, porque la calima nos está depredando la vista. Habrá que asumirlo, como esto es tan grande, hay sitio para todos. Hasta para las moscas, que pegan cada bocado que ni te cuento.

Bajamos por el camino que da al este, al valle principal, en busca de la pista de la sierra de los Ángeles, con idea de volver de nuevo al cruce de caminos y al collado del paco Serés, pero… siempre que pasamos por aquí, y van unas cuantas veces, vemos a nuestra izquierda el barranco de Pichacos, y siempre nos hacemos la misma pregunta: ¿habrá algún camino para bajar por él, hasta alcanzar ese pequeño embalse? Estamos seguros de que sí, de hecho lo intentamos por algo parecido a la entrada de un sendero, y bajamos unas decenas de metros, comprobando que es difícil seguir por él, la vegetación se lo ha comido. La verdad es que no nos cae muy bien, y como nosotros tampoco a él, pues para arriba de nuevo y a seguir por la pista.

Pero no nos rendimos. En el cruce hay un arranque de pista, muy vestida también, pero pista al fin y al cabo, por la loma norte del monte de Santa Eugenia, y probamos a ver si nos baja a Pichacos, pero pronto nos damos cuenta de que no, de que no pierde altura, es más, la gana, y se dirige hacia el propio monte. Cuál es nuestra sorpresa que al momento vemos a nuestra derecha, a pocos metros abajo, la pista por la que tendríamos que haber ido de no hacer tanto ensayo. Pues a ella, y collado del paco Serés, por fin. Vuelta al monte de Asieso, para llegar a Guasillo. La pista baja por entre el monte Asieso (1.227 m) y el Alero (1.129 m). Entre ambos hay un barranco, un ancho barranco que da cobijo a restos de construcciones ganaderas. ¡Cuánta vida!

Doce y media de la mañana. Un calor sofocante nos trae a Guasillo (930 m). Capucete en la fuente, y a seguir por el camino hasta Asieso (890 m). Aquí podemos optar por tirar para abajo, carretera y senda a la central, o hacerlo para arriba, a los depósitos y parte alta del tubo. Y claro, no vas ir hacia abajo, pudiendo ir hacia arriba. Pues eso. Poca es la distancia hasta los depósitos, pero la rampa es brutal. Se continúa por un ancho camino fruto de las obras de conducción de agua, y se llega a la parte alta del tubo de la central eléctrica.

Hasta aquí llega una pista, si continuamos por ella damos bastante vuelta, de modo que optamos por bajar por las escaleras junto al tubo de la central. En torno a 250 escaleras para hacer la mitad del tubo, que está recién pintado. Seguimos bajando por la rampa, y al poco se ve a la izquierda una pequeña explanada, con manchas de pintura verde, por lo que pensamos que los obreros han tenido que llegar hasta aquí, y que por ello será cómoda. La tomamos, y nos deja en un lugar muy próximo a la fuente de la Tiña de Barrio, donde tenemos el coche. ¡Qué alegría!, nos ha salido bien la jugada. Y llegamos, digo tras cuatro horas de haber salido de aquí, y con unos 1.300 metros de desnivel acumulado en un auténtico rompepiernas a lo largo de todo el recorrido.

2 comentarios:

  1. Yo ya las tengo rotas, solo de ver el esfuerzo.

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  2. Gracias, Anónimo. La verdad es que sí, es un continuo subir y bajar. No son cotas altas, pero en cuatro horas no es fácil coger un ritmo. Gracias de nuevo.

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