jueves, 16 de noviembre de 2023

San Salvador, por la sierra del dios Pan

 Año XII. Entrega nº 843


IXOS MONS
San Salvador (1547 m)
Jueves, 9 de noviembre de 2023

            “Según la mitología griega, Pan se enamoró de la hermosa ninfa Siringa, hija de Ladón, el dios del río. Para escapar de sus avances, Siringa le pidió a Zeus que la salvara, y justo cuando Pan la capturó, Zeus la convirtió en cañas. Enfurecido, Pan rompió las cañas en pedazos, pero al reflexionar se sintió conmovido por el remordimiento, lloró y besó las cañas rotas, todo lo que quedaba de su amada. Cuando estaba besando las cañas descubrió que su aliento podía crear sonidos con ellas y así creó el instrumento musical que llevaría el nombre de la ninfa perdida”, más comúnmente conocido como flauta de pan.


Imagen de blognosololiteratura.blogspot.com


            Y es que Pan da mucho juego. Del apasionante mundo de las palabras compuestas lo traemos hoy como prefijo que, tomado del griego, significa algo así como “universal”, como el “todo”, dando ese sentido de amplio conjunto al contenido de la segunda parte de la palabra con la que se forme el prefijo. Se cuenta que el dios Pan era terrible y temido, de hecho, es el origen del término “pánico”. Hay fuentes que lo sitúan, a Pan, decimos, como hijo de Zeus, en otras de Hermes, de Apolo, incluso de Kronos. Tampoco se ponen de acuerdo en el nombre de la madre, lo que evidencia las juergas que legendariamente se correrían aquellas gentes en el Olimpo. De cualquier modo, parece estar de acuerdo el personal en que nació mitad hombre mitad animal, y que andaba siempre por ahí, persiguiendo a las ninfas, como se puede ver en la representación adjunta, publicada por elorculodedelfos.wordpress.com, conducta que por la que le fue negado un lugar en el Olimpo, quedando desterrado en Arcadia, una zona boscosa de Grecia, considerándolo relacionado muy directamente con lo pastoril, también con la fertilidad masculina. 


            La mitología está llena de insondables vericuetos tan sólo accesibles a los grandes estudiosos, y que a poco que te adentres en esos mundos te puedes ver engullido por senderos laberínticos de difícil escapatoria. Hoy nos hemos liado la manta a la cabeza con el dios Pan, y alguien se preguntará el porqué. Pues porque se cree que es el origen del nombre de la sierra que vamos a visitar hoy, el Monte Pano, repartido entre los términos de Jaca y Santa Cruz de la Serós, ancestralmente ocupado por grandes cabañas de ganado de los pueblos de la redolada. Y ahí hemos acudido, a ese monte, haciendo una cómoda ruta de punta a punta, de santo a santo, para que no quede ni rastro de paganismo. Sí, desde las praderas con el nombre del caspolino San Indalecio, hasta San Salvador, cuyo vértice geodésico se alza en lo alto de la sierra, a 1547 msnm.



            Convocado por el Centro Público de Educación de Personas Adultas (CPEPA Jacetania), y organizado por Huesca Naturaleza, de la mano de José Miguel Navarro y Pablo Vallés, dos auténticas autoridades en este oficio de la educación ambiental, nos adentramos en el bosque de San Juan de la Peña, un enclave como pocos en la península, porque goza de las bondades climáticas de los mares que la rodean, con influencias atlánticas y mediterráneas, lo que le aporta un ambiente en el que se desarrollan una gran cantidad de especies, cuyo sustento siempre es la geología y el clima. Ambos factores son los condicionantes para que puedan progresar unas u otras especies. Y este lugar es privilegiado para ello porque, después de los Alpes, los Pirineos albergan la mayor biodiversidad de Europa, y a lo largo de todos ellos, pocos lugares hay como éste.


            Si al ser uno de los ecosistemas aragoneses de la media montaña más representativos, le añadimos que es la cuna del Reino de Aragón, lo convierte en un espacio histórico-natural de primer orden, en donde se asentó un monasterio con enorme influencia religiosa y social en un muy amplio territorio, muy cercano al Camino de Santiago, otro elemento más que suma importancia al lugar. “En 1869, tras la desaparición de las comunidades religiosas, el Estado tenía previsto subastar el monte de San Juan de la Peña. Tras las mediaciones del ingeniero de la zona quien enunció la célebre frase de quitad el monte al Santuario y habréis mutilado el monumento, evitó que esta subasta se llevase a cabo. 



            De esta manera, en 1920 se declaró el Sitio Nacional de San Juan de la Peña, convirtiéndose en el tercer Espacio Natural Protegido de España, reclasificándose a Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel en 2007, con 9514 ha, tras la ampliación. En sus orígenes, este Sitio Nacional incluía el Monasterio Románico y el Barroco, así como el monte de San Juan de la Peña”. Esto fue tras haber declarado sendos parques nacionales en los “Montes de Covadonga” (hoy Picos de Europa), y en el “valle de Ordesa” (hoy Ordesa y Monte Perdido), ambos casos en 1918.



            Pues a pesar de las adversidades meteorológicas, una veintena larga de entusiastas medioambientales nos poníamos en manos de José Miguel y Pablo, de Huesca Naturaleza, un par de craks, que nos iban desgranando los detalles de cuanto de interés encontraban a su paso, tanto de botánica, como de fauna, siempre más difícil de observar detenidamente. Todo ello en un ambiente puramente otoñal, por un bosque con gran diversidad de especies. Tras recorrer por la pista los algo más de cinco km hasta San Salvador, la idea era regresar por la cornisa, pero la persistente niebla lo desaconsejaba por seguridad, a la par que impedía cualquier avistamiento, por lo que lo hacíamos por el mismo itinerario, salvo un pequeño tramo en el que, desprovistos ya de la niebla, nos asomábamos a los infinitos abismos de la cara sur, que cae a tajo sobre los municipios de Bailo y Las Peñas de Riglos, en unas paredes de conglomerados propias para la vida de las aves rupícolas.








            Agradeciendo su desarrollo a convocantes y organizadores, de esta manera concluíamos esta enriquecedora y otoñal jornada en este singular espacio, habiendo recorrido 11,5 km, en 7 horas, salvando un desnivel acumulado total de en torno a los 345 m D+/-.


Bibliografía:

Mitología clásica. Antonio Colinas y Joaquín Lledó. Álbum Letras Artes (1994)

Antiguo Monumento de San Juan de la Peña. Eduardo Viñuales. Dpto. Medio Ambiente DGA (2003)

Web:

Mitos y Relatos  

World History 

El oráculo de Delfos  

Escuela de Adultos Jacetania 

Huesca Naturaleza 

Aragón  

Wikipedia 

Wikiloc 

Fundeu   

RAE  

IGN 

Geamap  

Hijo de la Tierra  

El Pirineo no se vende  






Alguna de las imágenes son cedidas por Óscar Val (CPEPA)

Las fotos, con sus comentarios, y el track


*La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.


2 comentarios:

  1. Muchas gracias Chema por esta crónica tan estupenda. Un placer contar tu presencia. Desde el CPEPA jacetania agradecerte tu compañía y sabiduría.

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    1. El placer es mío, y agradecido también por contar conmigo.

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