Año XII. Entrega nº 842
IXOS MONS
Ordesa otoñal Miércoles, 8 de noviembre de 2023
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“Allí, en pleno corazón de la cadena pirenaica, se encuentra Ordesa, ese valle “que ha sido objeto de las denominaciones más diferentes e inseguras” -recordemos, entre otras, Arrasas, Ortesa, Araça o Arras-, debiéndose tan variados nombres a “haber sido excursionistas franceses quienes primeramente dieron a conocer el valle de Ordesa: ninguno de ellos conocía el castellano, y eran sus guías aldeanos de Barèges, prontos a desfigurar la designación de los lugares españoles bautizándolos a su capricho”, hasta tal punto -como constata Lucien Briet- que en aquellos momentos “la mayor parte de los picos y accidentes del gran macizo calizo son denominados de un modo distinto al empleado desde tiempo inmemorial por los habitantes de Vio y de Broto”. José Luis Acín.
Este fragmento nos habla de uno de los inconvenientes a los que nos enfrentamos los estudiosos de la toponimia, y no es un tema menor cuando tienes que escribir, porque no siempre lo haces a gusto de todos. Pero en el caso que nos ocupa, las disquisiciones del párrafo anterior las podemos dar ya por amortizadas. Hoy en día no hay la menor duda en el uso del vocablo “Ordesa”, para saber de qué estamos hablando, y no sólo porque desde hace ya más de cien años que se oficializaba el nombre al incluirlo en la denominación del “Parque Nacional de Ordesa” (1918), y posteriormente en el de “Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido” (1982), además de en la declaración de “Ordesa-Viñamala” (1977), como Reserva de la Biosfera de la Unesco, sino por la popularidad que ha alcanzado en las últimas décadas y, en especial, en los últimos años, con 600 000 visitas anuales registradas entre todos sus accesos pero, sobre todo en el principal.
Los aficionados a la fotografía andan a la caza y captura del momento y del lugar, ambos parámetros que coinciden en estos días otoñales, en los que el espectro cromático se vuelve sinfonía de colores que acaricia la vista del alma. A eso hay que añadirle, por una parte, la profusión trepidante de caudales que acompaña sonoramente a nuestro deambular y, por otra, el aroma que destila la humedad del bosque, ambos complementos necesarios que le confieren una armonía que aviva los sentidos, invitando a fundirte con ese ambiente irrepetible. Y todo ello es lo que hemos ido a buscar con la seguridad de encontrarlo, como así ha sido, porque… Ordesa nunca defrauda.
Muchas son las rutas que se pueden hacer, y tratamos de eludir la clásica por el fondo del valle hasta el circo de Soaso, por ser la más frecuentada, pero tras intensos episodios de aguas, el tránsito por las fajas no es de lo más recomendable, por lo que sí, en esta ocasión nos hemos unido a la cantidad de gentes que circulan por el fondo del valle, con abundante señalización, incluida la del GR 11, en su etapa 16, de Bujaruelo a Góriz. Un valle éste de Ordesa que, contrariamente a la mayoría de los que surgen perpendicularmente al eje pirenaico, lo hace en paralelo. Un valle, decimos, excavado por los hielos cuaternarios a más de mil metros bajo los macizos de Gallinero, Fraucata y Tobacor, al norte, y la sierra de las Cutas al sur, que lo custodian, impidiendo, esta última, la entrada del sol en este tiempo, lo que favorece el mantenimiento de la humedad, tan ligada a las especies.
Partimos, pues, de la Pradera para adentrarnos en el bosque bajo esa metamorfosis cromática que todo lo inunda. Echamos en falta el peirón de la Virgen del Pilar en el desvío a Cotatuero, donación de Montañeros de Aragón en 1954, y es que ya le tocaba un retoque, tras del cual lo veremos de nuevo en todo lo alto, repartiendo juego entre Soaso y Cotatuero. A los tres cuartos de hora, una tregua del bosque nos permite asomarnos a la cascada de Arripas. Continuamos por la pista y un desvío nos permite salirnos de ella para visitar la de la Cueva y la del Estrecho, sucesivamente, para reincorporarnos al flujo peatonal del fondo del valle. Al cabo de dos horas desde el arranque, se termina la pista, dando comienzo al sendero a través de nuestros últimos pasos por el hemisferio occidental, ya que atravesamos el Meridiano 0, un convencionalismo, con la particularidad de que es básico para establecer los usos horarios en todo el planeta.
Las Gradas de Soaso es como soluciona el terreno la diferencia de cota hasta alcanzar las grandes amplitudes del comienzo del circo de Soaso, que se nos muestra calmo, sereno, que recorremos hasta el fondo bajo la agradable caricia del sol, y contemplando las nieves que han venido ya a visitar al macizo de Treserols. Poco a poco se va haciendo presente el rugir de la estrepitosa caída de las aguas por los 54 metros de la cascada de la Cola de Caballo, habiendo apurado el término municipal de Torla, ya que en este punto se topa con el de Fanlo, el municipio que más término tiene dentro de los límites del Parque Nacional (8135 Ha). La última vez que estuvimos aquí, en junio de este mismo año, también fuimos testigos, en mayor medida todavía, de la generosidad de las aguas que se empujaban impetuosamente por esta misma cascada, y lo realmente insólito, a diferencia de ahora y de todas las ocasiones en las que hemos estado, fue que en aquel momento era la única compañía humana que teníamos.
Pues poco más, dejamos este magnético y soleado lugar para volver por el mismo itinerario, sumergiéndonos en la umbría del valle, y bajando directamente ya al punto de inicio, habiendo recorrido 17 km, en poco más de cinco horas y media, y habiendo salvado en torno a los 545 metros de D+/-.
Bibliografía:
Tras las huellas de Lucien Briet, bellezas del alto Aragón. José Luis Acín Fanlo. Prames (2006)
Web:
Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido
Reserva de la Biosfera Ordesa-Viñamala
Ministerio de Asuntos Exteriores
Ministerio para la Transición Ecológica y el reto Demográfico
Red Española de Reservas de la Biosfera
SIPCA. Gobierno de Aragón
Senderos FAM
Excursiones por Huesca
Wikipedia
Wikiloc
RAE
IGN
Geamap
Hijo de la Tierra
El Pirineo no se vende
* Las alteraciones del perfil son motivadas por el tránsito encajonado en algunos tramos, que ha sido corregido manualmente en la traza del track.* Las fotos, con sus comentarios.
*La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.
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