viernes, 17 de noviembre de 2023

Pic de Labigouer y Soum de Loulou, en danza sobre Le Labadie y le gave de Belonce

 Año XII. Entrega nº 844


IXOS MONS
Pic de Labigouer (2175 m)
Soum de Loulou (1913 m)
Domingo, 12 de noviembre de 2023

            El historiador nacido en Sicilia, pero de origen dorio, Diodoro Siculo (siglo I a.C.), recopiló en su Bibliothecæ Historicæ gran parte de los acontecimientos de la época, y en los textos dedicados a la invasión romana de la península Ibérica, hacía referencia a los Pirineos, y tras situarlos geográficamente, decía: “… y puesto que contienen muchos bosques, espesos y profundos, se nos contó que en los tiempos antiguos, unos pastores encendieron un fuego y toda el área de las montañas se consumió por completo; y debido a este fuego la superficie de la tierra se quemó, y las montañas, a causa de ello, fueron llamadas Pirineos”.



            La estirpe griega del amigo Diodoro le llevó con facilidad a esa conclusión, ya que en esa lengua, “Pyr” significa fuego, una raíz que encontramos en numerosos vocablos del castellano, como puede ser pirómano, pirotecnia, pirita, piral, pira, pirógeno, Pyrex®, Pyroflam®… todos ellos relacionados, de una u otra forma con lo ígneo, con el fuego, con ese cuarto elemento de la naturaleza, el más sublime, el más elevado, cuya magia es capaz de transformar, tanto para bien, como para mal, tanto para favorecer a la humanidad como para destruirla. Un elemento que tiene sus connotaciones espirituales, pero que en el plano físico nos ofrece dos manifestaciones, la luz y el calor, ambos para el mantenimiento de la vida, ambos que nos ofrece el sol, sin pedir nada a cambio, ni siquiera reconocimiento, aunque, bien es verdad que, si a ello le añadimos el agradecimiento, iremos mejor servidos.


            Pues en busca de esa luz y de ese calor nos hemos puesto de nuevo en marcha. Dirigiéndonos en esta ocasión, a la vertiente norte de esos Pirineos que, engendrados en el fuego, tanto nos gusta visitar. El circo de Lescun, en su gran amplitud, encierra rincones verdaderamente extraordinarios, mantenidos debido a los usos tradicionales del territorio, gracias a la declaración del Parc National des Pyrénées en 1967, una extensa zona que abarca 45 700 ha, compartiendo 15 km de frontera con el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, y esa es la lástima, que no haya más kilómetros, porque si los hubiera significaría que las autoridades españolas, y no me meto en más dibujos, hubieran tenido a bien haber declarado más superficies, si no en esa, en otra figura de protección, porque… se lo merecen esos paisajes. 


            A lo nuestro. A menos de 20 km de la frontera, tenemos el desvío a Lescun, y antes de llegar a este pueblo, está el desvío para Lhers, que tomamos dejándonos imbuir por ese ambiente otoñal que tiñe el espectro visual y anímico. Seguimos por la pista asfaltada, entre granjas que evocan otra época, pero que aquí es su época. Como a 4 km, está el aparcamiento d’Aumet, donde dejamos los vehículos para comenzar a andar, que lo hacemos siguiendo la pista, dejando el asfalto atrás. El arroyo le Labadie se abre paso bajo un paisaje lúgubre, pero con encanto, con unos cielos amenazantes, pero respetuosos. Al poco de dejar la cabane de Pourcibo, un atajo nos mete en un sendero, para devolvernos a la pista al poco rato, así un par de veces, hasta que definitivamente no nos salimos de él.






            En hora y cuarto dejamos a la derecha el desvío del refuge d’Arlet y sentier de la Liberté, ambos en la Senda de Camille. El sendero va cómodamente tomando altura hasta llegar, al cabo de una hora, al col de Souperet, que nos permite admirar el otoño del Gave de Belonce, y no mucho más debido a las nieblas, que nos han prometido su retirada. Veremos. Lo que sí vemos es nuestro objetivo de hoy, cuyos 2175 metros alcanzamos en tres cuartos de hora más. Las nieblas no son espesas, pero sí persistentes, no reclamamos nada, están en su casa, no nosotros. Finalmente se apiadan y se van disipando, dejando a la vista montañas que nos cuesta reconocer debido a la perspectiva, ya que nunca las habíamos visto desde aquí, pero sí, sí, no se nos escapan. El Bisaurín, el Castillo d’Acher, la sierra de Alano, Peña Forca, Chipeta, Petraficha, Quimboas, Anzotiello, las Gorretas, Chinebral, el Mallo d’Acherito, Sobarcal, Petrachema, Agujas d’Ansabère… siguen estando ahí. Como nosotros, que seguimos estando aquí, admirando el paisaje.










            Un paisaje que tenemos que ir dejando atrás. Bajamos para continuar por la loma, en dirección norte. Pasamos por el col de Labigouer, más abajo el de Pises, y sin darnos cuenta, pasar por el Soum de Loulou, para ir ya descabalgando de la loma y vestirnos de bosque por un sendero. Nos incorporamos al GR 10 en el col de Barranc, y seguimos bajando hasta alcanzar la pista, que a tramos se burla, para caer ya en la asfaltada que hemos empleado para subir con los vehículos, que los tenemos a 3 km hacia arriba, así que… 








            … a ellos llegamos, habiendo recorrido un total de 15,6 km en poco más de 7 horas y media, con un desnivel acumulado en torno a los 1230 m D+/-, con una cómoda subida, y un más largo descenso, pero que nos ha permitido vivir el bosque desde dentro.



 Bibliografía:

À la découverte des Pyrénées /El descubrimiento de los Pirineos. Varios autores. Ville de Lourdes / Ayto. de Graus (2011)

Web:

Parc National des Pyrénées 

Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido  

Senda de Camille

Sentier de la Liberté  

Arriège Pyrénées 

Mendikat 

Wikipedia  

Wikiloc   

RAE  

Fundeu 

IGN 

Geamap  

Hijo de la Tierra  

El Pirineo no se vende 




Las fotos, con sus comentarios y el track


*La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve. 




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