miércoles, 27 de julio de 2016

Bisaurín, de celebración

AQUERAS MONTAÑAS
Bisaurín (2.669 m)
Domingo 24 de julio de 2016



            Atípica salida del CP Mayencos. Decimos atípica porque además de no estar incluida en el calendario de actividades, no siempre se celebra un décimo aniversario de un evento. Bueno, más bien sólo se celebra una vez. Y en un año plagado de celebraciones, porque 60 años, son 60 años, eso es lo que hemos querido, celebrar también algo particular, porque de aquel hace diez años, en el 50º aniversario, claro, aún estamos orgullosos de que miembros de nuestro veterano colectivo montañero hollaran la cima del Gasherbrum II, que con sus 8.035 metros, es uno de los cinco ochomiles del norte pakistaní, y que en las personas de Alberto Ayora, Fernando Yarto, Kiko Borja y Javichu Dumall, consiguió el equipo de expedición.


            En aquella ocasión, no sólo se puso en marcha una, nunca sencilla, expedición a un ochomil, compuesta por diez personas, sino que también sirvió para que catorce más, los acompañaran, los acompañáramos podemos decir, y degustar las mieles, también las hieles, de ese paraje natural único en el mundo como es el Baltoro. Emoción, mucha emoción en aquel largo periplo, y emoción, mucha emoción, hoy al reunirnos en torno a ese recuerdo.


El Bisaurín, nuestro objetivo
            Como cualquier excusa es buena para echarse al monte, y ésta no es mala en absoluto, hemos convocado a las veinticuatro personas que el día de San Juan de 2006 comenzamos una aventura, que en sí misma, no celebraba, pero sí conmemoraba otra fecha, otro acontecimiento acaecido en ese mismo escenario hacía otros diez años. Estamos hablando del accidente del entonces Tte. Manuel Álvarez, que dejó su vida, sus ilusiones, sus pasiones, en los eternos hielos del GI. Hay quien ha excusado su asistencia, y hay quienes, sin haber participado hace diez años, han querido impregnarse de sus esencias.

En plana Mistresa
            Simbólicamente, pues, nos planteamos el ascenso al Bisaurín, que con sus 2.669 metros no tiene competencia a poniente en esta extraordinaria cordillera, que poco a poco va hincando su rodilla en tierra hasta beber en el Cantábrico. Así pues, somos una veintena de mayencos los que nos damos cita en el refugio de Lizara para resumir en unas horas lo que costó semanas, en este caso para subir a la cima más alta de los Valles Occidentales.

Nuevo trazado del GR 11
            Aunque inicialmente estaba previsto subir y bajar por el itinerario normal, a última hora, y viendo que en el barranco nos iba a amparar la sombra, cambiamos el paso, dirigiéndonos hacia la plana Mistresa. Un lugar interesante, calmo, pero con nervio, porque es capaz de distribuir juego entre los que suban al cercano puerto de Bernera y visitar el Valle de los Sarrios, y los que se aventuren a meterse en las entrañas de Secús, como es nuestro caso, y subir por la norte a este bello monte que es el Bisaurín. Lo que sí observamos son las recientes marcas de pintura rojiblanca, del nuevo trazado del GR 11, propuesto por el club, y que quedará ahí como aportación a esa ruta pirenaica a su paso por nuestra comarca.


En la canal
            Nos adentramos, pues, en el barranco, mecidos por la sombra y el susurro de las aguas. En hora y media tranquila nos presentamos en la plana Mistresa, donde paramos a echar un tentempié y trago de agua, para enfilar ya sin dilación ese pequeño valle que nos va a ir subiendo al compás del zigzag del sendero. Hay un par de plataformas, un par de respiros que el monte da al que los quiera aprovechar. Nosotros sí, claro. Todavía queda algún corro de nieve, pero blanda ya a estas horas y que no ofrece problemas. Nos agrupamos, y buenas fotos. A la hora y cuarto desde Mistresa, nos metemos en la canal, más estrecha y empinada, que obliga en algún momento a echar las manos, pero sin riesgo alguno.

Grandes desniveles
            Casi media hora para superar un buen desnivel, y ya nos encontramos en la norte del Fetás, con una evidente subida herbosa a nuestra derecha, y que hay que seguir tomándose con calma. En veinte minutos más hemos llegado a la cresta, que nos da vista a la solana del monte. El día está extraordinario en lo meteorológico. Aunque se va ya formando alguna nube de evolución, la vista que nos ofrece a los cuatro costados es la que siempre da este monte en sus mejores momentos, aunque hay gran carga de bruma en el horizonte, pero no es su culpa.

Llegando a cumbre
            Bien se vale que la cumbre es larga y ancha, porque la cantidad de personal que la ha congregado hoy es considerable. Pareciera como si en algún momento hasta estorbara el vértice geodésico, porque está tirado por el suelo. Bueno, pues el ritual de siempre, pasar lista a los montes y nuestras andanzas por ellos y bocado y trago. Cuando estamos todos, foto de familia, fotos se puede decir, porque todos queremos inmortalizar este momento, que no se repetirá. Un décimo aniversario sólo se celebra una vez.

Valle de Aragüés del Puerto
            Comenzamos pues el descenso, que cada uno hace a su paso, hacia el collado del Foratón, para desde él seguir las también recientes marcas, esta vez reforzando la variante GR 11.1. En hora y media nos presentamos en el refugio, y mientras llega el resto, algunos nos afanamos en los preparativos para la proyección de las imágenes que van a presidir la comida de hermandad con la que vamos a cerrar hoy la jornada. Unas imágenes vivas, cuyo recuerdo en los que allí participamos nos llevan a aquellos días en los que hubo momentos de todo, pero que sin duda los que prevalecen son los buenos, son los de amistad y camaradería entre los que asistimos, son los de esfuerzo constante para superar las dificultades del día a día en un ambiente hostil, en un terreno en el que las rocas y el hielo eran los auténticos protagonistas, durante los catorce días que duró el trekking para el grupo de acompañamiento y en torno a un mes más para el de expedición.


Edelweiss
            Los fogones de Xaro se encargan de reponer las fuerzas que hemos dejado en los caminos. Un montaje audiovisual de Luis se proyecta durante la comida, y tras los postres es el documental oficial de la expedición el que invade el ambiente, y el que todavía hace revivir con gran emoción aquellos momentos. Emoción que se extiende a los presentes al reforzar las imágenes con comentarios de los asistentes. Verdaderamente fueron días vividos con gran intensidad en uno de los parajes considerados como de los más bellos del mundo, en aquella expedición, acto culminante del primer medio siglo de vida del club.

            Hoy, diez años después, en plenas celebraciones del 60º aniversario, además de conmemorar lo pasado, queremos poner la vista en el futuro, en el futuro próximo, ya que para este otoño inmediato, ya se están ultimando los preparativos para esa otra gran expedición al Ama Dablam, que no tiene la altitud de los grandes, pero sí la vía elegida para su ascensión, más dificultad que las normales a algunos de ellos.

Pintado por Fermín Ochoa, y expuesto en La Casa de La Montaña, de Jaca
            Muchas emociones compartidas, que opacan los datos de hoy. Una distancia de 11,5 km, en un tiempo total de 6h 15’, del que 3h 45’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado superior a los 1.200 m D+, en una jornada también memorable, con muy buen tiempo, en muy buena compañía, y en torno a una buena mesa. Todo bueno, sí.

               Gracias a los que han asistido, y también a los que queriendo, no han podido.
  



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