La Muela de Montalbán (1.294 m)
Miércoles, 13 de julio de 2016
Me gustaría darte el mar
Para llenar de luz tu corazón calizo
Como la tierra quebrada
De noche y soledad precipitada
Me gustaría darte el mar
Sobrecogedoras estrofas de una de
las primeras canciones de Joaquín Carbonell, natural de la no muy alejada
Alloza, y que como un grito en el vacío reclama para sí y su tierra ese
reconocimiento, esa vida mejor, que un día sus gentes buscaron, dejando por
aquí su reseco corazón, junto a su resecas tierras, condenando al olvido esos
tiempos en los que el hombre sabía extraer de las entrañas de la sierra sus más
preciados tesoros.
Viejos abrigos espaldados |
Sí, hoy estamos por las calladas
sierras turolenses, concretamente en la cuenca del río Martín, que media entre
Montalbán y su Muela, querida, venerada por sus habitantes, y que, signo de los
tiempos, se van tensando los vínculos que históricamente han tenido con ella.
Situada al sur de la población, nos sorprende porque con ese nombre, lo primero
que esperábamos encontrarnos era un peñasco, grande, significativo, pero un
peñasco, y lo que vemos es toda una sierra, con entidad propia, con sus grandes
paredones, sus lomas, sus barrancos entre ellas. Todo un sistema de varios
kilómetros de largo, y también alguno de ancho, que alberga vida, mucha vida, e
historia, mucha historia. Historia de pequeños bancales, corros de tierra
robados al inclinado terreno, con sus abrigos espaldados, donde seguro se
cobijaban del frío, del calor, de las aguas, de todas las inclemencias,
aquellas gentes que cuidaban de sus cuatro espigas, de sus cuatro ovejas, para
con gran esfuerzo sacar adelante la casa, la hacienda, la familia.
Cruzando el Martín |
Una sierra que duerme con un ojo
cerrado y otro abierto. Con el cerrado se mira por dentro, hacia sus grutas,
hacia sus cuevas, queridas por el CE El Farallón, de esta localidad, capital
histórica de la comarca de Cuencas Mineras. Y con el abierto, y su lágrima, lo
hace hacia la cuenca de Montalbán, y su río Martín, que brioso pasa por su vega
para ir a dar lección a otra parte, acompañado del GR 262, acondicionado
recientemente como Sendero Turístico de Aragón, y que con sus 86 km se lo recorre de
principio a fin. Hoy, con el amigo Vicente, también vamos a patear buena parte
de esta sierra. Partiendo andando desde la población misma, con gran respeto nos
aproximaremos a ella para entrar en el circuito que la recorre, asomándonos a
sus miradores, respirando su aire, bañándonos en su luz, contemplando sus
horizontes, y aupándonos, por qué no, a su cumbre.
Junto a la fuente Valdemiguel |
Hoy es una de esas jornadas
privilegiadas por una cuña de aire frío entre tórridos días. Partimos, como
decimos, de la gasolinera, para cruzar el río Martín, e ir aproximándonos hacia
la sierra, que orgullosa nos muestra la Chimila, su avanzadilla. En poco más de
media hora llegamos a Valdemiguel, donde comienza el circuito. Dejamos pues la
pista y nos metemos en el sendero, que comienza a subir, no con muchas ganas,
pero sí decidido a ir mostrándonos los más bellos rincones de los pacos de
estos montes. Y el primero en llegar es la fuente, que estanca las aguas que bajan por un estrecho y alto barranco,
adornado por vegetación que ama el agua. Si éste primero es para adentro, el segundo
lo es para afuera. Hablamos del mirador geológico, que nos cuenta por millones
de años la historia de estas tierras.
La peña Chimila |
Un frondoso bosque de pino de
repoblación es la solución que dieron hace décadas a estas laderas, plagadas de
pequeños corros sustentados por trabajosos bancales, y que poco a poco fueron
abandonados por sus gentes en busca de algo mejor. Junto a muchos de ellos,
yacen las ruinas de pequeños cobijos de piedra seca, con los que nos gustaría
establecer un diálogo que nos permitiera arrancarles sus secretos, olvidados en
las penumbras de los nuevos pinos. Seguimos, y nuestros pasos se topan con un
cruce, que nos abre un corto itinerario hace otro mirador, el de Montalbán,
desde el que conteniendo la respiración te permite empaparte de todo lo que te
muestra, esa depresión del Martín, que aboca a sus gentes a buscarse junto a él
la vida. Retrocedemos sobre nuestros pasos, y nos acercamos a ver la cueva del
Greñicas, temido bandolero del siglo XIX, que algo de bueno tendría, porque no
es posible que una persona albergue tanta maldad como se le atribuye.
Juan Espés, "El Greñicas", óleo de Antonio Irisarri (cronicasmontalbinas.blogspot.com) |
Mirador del Morrón Royo |
De nuevo a nuestro sendero del
circuito para subir más y más a lo alto de estas curiosas lomas que conforman
esta llamada Muela de Montalbán. A pesar de que el circuito pasa de ella, hemos
hecho propósito de llegarnos hasta su máxima altura, marcada por un vértice
geodésico. Todos los indicios nos muestran que la vamos dejando a nuestra
derecha, pero el tupido bosque desaconseja tirarse hacia ella de forma directa.
Seguiremos el consejo de Vicente, que indica rodear el monte por el este, en
busca de mejor camino. Pero antes de eso, nos topamos con el tercer mirador del
día, el de Morrón Royo, que también se asoma a los abismos de la sierra,
mostrándonos el discurrir del Martín.
Camino de la cima |
De vuelta al circuito, en pocas
decenas de metros, encontramos una mal señalada entrada al sendero cimero, bajo
enormes cables y torres de luz. Un sendero, aunque a tramos lo disimule, que
provisto de hitos, y alguno más que ponemos, nos sube en poco más de un cuarto
de hora, hasta lo alto de este monte, que con sus 1.294 metros lo es también
del conjunto de la sierra. Se trata de una planicie vegetada, aunque permite la
vista a sus 360º. Según cuenta Vicente, muchos del pueblo dicen que han estado
aquí, pero que pocos aciertan a saber por dónde se llega.
Bajamos para retomar de nuevo el
sendero, e ir bajando ya decididamente por su cómodo discurrir entre pinos, que
nos deja en una pista, y luego en otra mayor, para cerrar el circuito, y volver
al pueblo repitiendo recorrido los últimos cientos de metros. Una mañana, en la
que 14,1 km han bastado para recorrer un extraordinario circuito por esta
sierra, en 4h 10’ de tiempo total, del que 3h 20’ han sido en movimiento, salvando un desnivel acumulado en torno a los 860 m D+ y D-. Buenas tierras.
Buena mañana. Buena compañía.
Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/6306835925313066481
El track, en: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13992553
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