El infierno de Larrau
Domingo, 11 de mayo de 2014
En las actuales generaciones no
lo sé, pero en la nuestra nos enseñaron que el infierno era un lugar de fuego
eterno, por lo que piensas que si algo va a sobrar allí va a ser calor. Sin
embargo, hoy lo que hemos visto y sentido ha sido todo lo contrario. Sí, hoy
hemos asistido a otro concepto muy distinto de infierno, ya que desde el mismo
punto de partida, hasta el de llegada, que improvisadamente ha sido el mismo,
nos hemos visto envueltos en una auténtica ratonera meteorológica, totalmente
inesperada en esta época del año, pero que nos recuerda que siempre hay que
contar con ello.
La montaña no es muy distinta a
las personas. De visita ocasional suelen ofrecer siempre su mejor cara, pero si
las frecuentas te puedes encontrar con la otra, con la menos amable, lo que te
obliga a gestionarlo en condiciones, para salir lo más indemne posible.
Logo de la Sociedad de Montaña Sherpa, de Logroño (extraido de su propia web) |
La Sociedad de Montaña Sherpa, de
Logroño, por medio de unos de sus habituales programadores de salidas, Román
Soriano y Rosa Heredia, nos habían enamorado con esta travesía por una de las
aristas más bellas del Pirineo Navarro, que por línea fronteriza une el puerto
de Larrau (1.580 m), en la cabecera del valle de Salazar, con el refugio de
Belagoa (1.420 m), en el vecino valle del Roncal, con el reciente marcaje del
GR 12 como hilo conductor.
Y la cosa prometía, porque el
escenario es extraordinario. El pico Orhi, con sus 2.020 metros de altitud es
la primera cima de más de dos mil metros que nos encontramos en el Pirineo si
venimos desde el Cantábrico. A sus pies está el mayor hayedo/abetal de Europa,
el de Irati. Está en la muga entre Nafarroa y Zuberoa, si lo decimos en el
habla local, y es el punto de partida de esta atractiva travesía, concretamente
el puerto de Larrau, por donde discurría una buena parte de la llamada Ruta de
la Lana, itinerario seguido durante siglos por las caravanas de mulos que exportaban
la fibra animal a Europa.
Orhi (web pirineos3000) |
Ayer pasamos calor en el monte, y para hoy teníamos anunciado un cambio de
tiempo, con entrada de frente y bajada de temperaturas,
pero lo que nos encontramos es mucho más que eso. En los 1.580 metros de
altitud de este puerto tenemos una niebla cerrada con una ventisca de norte que
trae una fina lluvia que antes de ponernos a andar ya la sentimos sobre nuestra
piel, y al poco de ponernos a andar, en cualquier parte de nuestro cuerpo.
Selva de Irati (web megaconstrucciones) |
Hay quien, los menos, deciden no
afrontar la situación y quedarse en el autobús, que vemos marchar rumbo a la
cabecera del Roncal, donde está previsto que nos recoja. La mayoría, y somos en
torno a 45/50 vamos saliendo, y pronto se evidencia el distinto ritmo y el gran
inconveniente que supone. Al encontrarnos en condiciones de escasa visibilidad
debido a la niebla, hemos de ir todos juntos, procurando no perder contacto
visual entre unos y otros, pero para los rápidos significa que han de ir
esperando con frecuencia, lo que supone acrecentar la sensación de frío que ya
se tiene andando; y para los menos rápidos, que se ven un tanto obligados a
forzar su ritmo.
Puerto de Larrau (web paisajesciclistas) |
Lo previsto era hacer el cordal,
con posibilidad de ascender a las accesibles cimas del Orbizcaya (1.656 m), el
Gaztarria (1.725 m), el Ochogorrigañe (1.925 m), el Baracea (1.893 m) y el
Lacarchela (1.982 m), por lo que el mayor atractivo de esta ruta estriba en las
vistas que nos ofrece a ambos lados de donde discurrimos, que evidentemente hoy
se lo guarda para sí mismo. Frío, lluvia, niebla, viento, son ingredientes que
se añaden además, desde el principio, a este guiso, que para que no se
convierta en desaguisado, aun apurando la situación a criterio de algunos, y no
siendo motivo para ello, a criterio de otros, se toma la decisión de volver.
Ochogorrigañe (web mendiak) |
Habiendo llegado casi a mitad de
camino, en el mojón 244 de la muga nos vemos llamando al rescate del autobús, para que
vuelva a Larrau a recogernos. Y aquí estamos de nuevo, al cabo de tres horas
desde que hemos salido, chupidos d’aigua por fuera y por dentro, pero contentos
por haber tomado la decisión acertada. De camino valle abajo, de camino hacia
el buen tiempo, hacemos parada en Ochagavía para comer y echar algo caliente al
cuerpo, pero nos encontramos un pueblo tomado por las celebraciones de
comuniones infantiles, lo que nos obliga a ir buscando abrigos por los rincones
de sus calles.
El recuerdo en la convocatoria de los organizadores, sobre la necesidad de
traer dos litros de agua y crema solar no ha sido el suficiente motivo como
para convencer al tiempo y que nos dejara usarlo, de todos modos, como en todas
garitas hay que hacer guardia, no se puede considerar que haya sido una mala jornada.
Distinta, eso sí. Y no se puede decir que no hemos hecho gasto, ya que hemos
recorrido casi 12 kilómetros, con 530 metros de desnivel positivo acumulado, y
los mismos de descenso, en 3 horas y cuarto de actividad, de las que más de 2 y
media han sido en movimiento. Habrá que insistir en esta bella ruta. Sin duda.
Único instante lúcido de la jornada. De vuelta al autobús. |
Las pésimas condiciones meteorológicas han posibilitado hacer tan sólo la foto de salida y la de llegada.
pero a cuántos clubs dais candela????????
ResponderEliminarA todos los que se pongan por delante... buenos somos.
EliminarEstupenda crónica, lo único lúcido de tan aciaga jornada...
ResponderEliminarDada la espectacularidad escondida ese día, es una ruta en la que habrá que insistir...
como bien dices..
Hay que aceptar las cosas como vienen. De esta forma, siempre es buen motivo para volver. Gracias Isidro.
Eliminar