miércoles, 22 de enero de 2014

Monte Oliván

IXOS MONS
Monte Oliván
Martes, 21 de enero de 2014


            Otro de esos días en los que si no apuestas no ganas. Salimos de la mano de un tiempo que te da la mano, que te dice que te fíes de él. Y lo hacemos. Vuelta corta la de hoy. Faldeamos por el monte Oliván, donde sus ciegas voluntades nos aprietan contra una mañana que hace lo que puede por agradar, y que en algunos momentos, en muchos, hasta lo consigue, a pesar de que su hermana mayor, por las alturas va haciendo de las suyas.

Parroquial de Asieso
            Tiña de Barrio. ¡Cuántas paradas! ¡Cuántos sorbos hurtados! ¡Cuántas vueltas de la cara y del revés! Hoy, como tantos días, también nos ve partir desde aquí. Central. Y ese camino cuyos barros comienzan a desperezarse por entre las gélidas temperaturas. Carretera de Asieso y a tajo hasta el pueblo, que también permanece dormido, hasta los perros de los corrales, las ovejas, todos aún a medio despertar; los gallos esperando que les toque el despertador. Fría madrugada y frías calles, con las legañas en su sitio todavía.

El monte toma lo que es suyo
            Frío suelo también el que nos encontramos para subir a los depósitos, que los alcanzamos ya entre adornados arbustos de helados ganchillos. Vida latente que se mira para adentro, fiel, obediente, a los ciclos naturales. Camino que han despojado de tantos y tantos troncos que las aguas de hace dos otoños y las nieves del pasado invierno pusieron fácil el que terminaran su vida con ese último ciclo de árboles caídos. Como caído está el talud que en muchos tramos está más vertical de lo que el monte pare, ahogando la totalidad de la anchura del camino.

Directo a la central
            A veces nos la da, a veces nos la quita. La vista del Campo de Jaca está a merced de las nieblas, de unas nieblas despistadas que les va a pillar por sorpresa un cambio de patrón a norte, que ya empieza a hacer estragos por los puertos. Benditos estragos. Nuestro deambular por un medio dormido bosque nos lleva al extremo superior del tubo de la central, que cruzamos para bajar ya por asentada pista hasta dar con la que baja de Serés y nos deja en puente Oliván, desde donde nos acercamos hasta la Tiña de Barrio.

            Pobres números para una mañana rica en sensaciones. Apenas 7 kilómetros, con en torno a 250 metros de desnivel positivo acumulado, en menos de dos horas. Un paseo, que de todo hay que hacer.





El reportaje completo de fotos, en:


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2 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Sí, la verdad es que estaba la fresca la mañana. Sanota. Sí. Gracias por el comentario.

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