Guasa Ipas Rapitán
Miércoles, 29 de enero de 2014
El estar rodeados del blanco
elemento nos anima a salir de casa y pisarlo, tocarlo, palparlo, sentirlo. Eso
es algo que nos proponemos en la mañana de hoy dando una vuelta desde la misma
puerta de casa.
Salimos por la corona de los
Cuervos a la circunvalación. La Peña Oroel está hoy especialmente bella. Su
morrón ocre y sus verdes faldas, adornadas por esa nieve recién caída, con un
telón de fondo oscuro, plomizo, le dan una espectacularidad como pocos días se
ve en ella.
Recóndito rincón |
Aparecemos en Guasa, jalonado por
una pequeña mata de romero en flor, que nos recuerda que la primavera también
existe. Visitamos la fuente junto al barranco, y luego esa zona de recreo, en
la que destaca un fresno centenario, como así nos lo recuerda un cartel. Volvemos
sobre nuestros pasos, y llegando de nuevo a Guasa dejamos atrás un crucero para
tomar, ya sobre asfalto, el camino que nos sube a Ipas, que nos recibe
ensimismado en sus cosas, incluso la parroquial de San Esteban que alberga unas
cuantas tumbas bajo un inmaculado manto de nieve.
Las tumbas de San Esteban |
El regreso lo hacemos bajando al
barranco y subiendo a la loma del monte Rapitán. ¿Qué decir? Si siempre es un
placer discurrir por aquí, hoy nos lo encontramos especialmente dispuesto a
regalarnos la media hora que nos cuesta recorrerlo de una forma muy especial. Pasar
por un carrascal nevado es algo que te hace enmudecer. Vuelta por la norte del
fuerte y bajada por el primer tramo del sendero, y luego por la carretera, que
las temperaturas están subiendo y hacen destilar a los árboles esa blanca carga.
Cerca de cuatro horas hemos
invertido en recorrer los trece kilómetros y medio, con un desnivel de 585
metros positivos acumulado, en una ruta circular… como el roscón de San Valero.
El reportaje completo de fotos,
en:
El trac, en:
http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=6045507
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