Sector Sudoeste Ultra Trail Jaca 2/3
Jueves, 28 de marzo de 2013
Segunda
jornada para recorrer el trazado integral del Ultra Trail Cazadores del Galicia
de Jaca. Como la atmósfera va a su bola, y no hace ni caso de las previsiones
que hacemos acerca de su desarrollo, nos obliga a adaptar el horario, a
retrasarlo más bien. Ha estado toda la noche lloviendo, y salimos cerca del
mediodía, con frontales en el macuto, por si acaso.
Entrada al espacio de la fuente |
Salimos
del cuartel de La Victoria para meternos por detrás de la Residencia Santa
Orosia, al término de la cual sale una estrecha pista hacia el sur, a nuestra
izquierda, que nos lleva, por detrás de todo lo urbanizado a la fuente de Forranchinas,
para seguir por senda hasta dar vista a la depuradora. Bajamos para darle
alcance por su costado hasta dar enfrente del puente Kenedy, que cruza el río
Gas. Lo pasamos y seguimos por la pista principal. Hay un circuito que hacemos corriendo
con frecuencia, basuras le llamamos, que pasa por un antiguo vertedero ya
sellado, para el que hay que girar a la derecha. Pues hoy no lo hacemos y
seguimos un poco más, para hacerlo más arriba. Está señalizado. Se hace un giro
brusco hacia poniente. Se pasa por las ruinas de unas bordas, y al rato se
vuelve a girar brusco hacia el sur. El
camino se convierte en senda, bastante erosionada por la escorrentía de estos
días, y meses pasados. Nos vamos metiendo en el bosque del monte Guaso.
Camino por el monte Guaso |
Seguimos
subiendo a lazadas, y cuando ya nos da la impresión de que se nos abre
horizonte hay que hacer un nuevo brusco giro hacia poniente, para ir bajando
hasta confluir con el GR 65.3.2, una variante del Camino de Santiago que sube
desde la carretera por un camino entre la Caseta del Municionero y Monclús,
junto al giro brusco de la carretera de Pamplona para cruzar el Gas. Casi hora
y media desde Jaca. Con marcas ya de GR (blanco y rojo, y la característica
flecha amarilla del Camino de Santiago), vamos llegando hasta Atarés,
actualmente pedanía de Jaca, pero que ya se mencionaba en la fundación del
monasterio de San Martín de Cercito, por el conde Galindo II Aznar, dueño de
Atarés, quien mandó construir el castillo.
Variante del Camino de Santiago para subir a los monasterios |
Cruzamos
el casco, no sin probar las aguas de la fuente que hay tras la iglesia del
siglo XVI, bajo la advocación de San Julián, y confirmar con un paisano uno de
los tramos de camino que tenemos por delante. En algún sitio no determinado
todavía, pero seguro que cómodo para todos, se instalará un centro neurálgico
de la prueba, con avituallamiento completo, asistencia sanitaria, de
evacuación, etc., ya que por aquí volveremos a pasar de vuelta. Seguimos por
una marcada pista que discurre hacia poniente, hasta que a los diez minutos un
vado del barranco nos indica que hemos de meternos a la derecha para subirlo
por estrecha y vestida senda por su margen izquierda. Vivimos la pasión propia
de esta Semana Santa en nuestras piernas, se ve que las aliagas llevan mucho
tiempo sin ver a nadie por aquí y se abrazan, es su forma de querer… no es más
de media hora, pero dejan huella.
Ermita de San Caprasio |
Salimos
a una pista que viene de los campos, unos campos fosforescentes que te hacen
ampliar el espectro mental de los verdes. Se llega a dar vista a la carretera
que de la venta de Esculabolsas llega a Santa Cruz de la Serós, pero no
llegamos a ella, ni siquiera a cruzar el barranco de Carbonera. Justo antes de
todo eso nos encontramos a nuestra izquierda una cabañera que nos sube a una
urbanización, al cabo de la cual nos vemos ya en la entrada de la población,
donde el saco de las emociones se agita al contemplar de frente la ermita de
San Caprasio, una joya del románico lombardo en La Jacetania, muy frecuente en
el vecino Serrablo, pero muy escaso en estos lares. Mientras cogemos resuello,
le rendimos culto visual, para seguidamente acercarnos hasta la plaza, donde
encontramos la iglesia de Santa María, cuyo desaparecido cenobio albergaba una
clausura de monjas benedictinas, que en 1555 se desplazaron a Jaca. Fue fundado
por Ramiro I a mediados del siglo XI, encomendando a su hija Urraca al citado
convento.
Camino de subida a San Juan de la Peña |
Preciosa
población esta de Santa Cruz de la Serós, que ha sabido mantener ese aire
urbano de edificaciones de piedra típicas altoaragonesas, con sus balconadas y
sus robustas chimeneas troncocónicas, coronadas por el característico
espantabrujas. Ya nos gustaría poder seguir disfrutando de este lugar con tanta
historia como presente, con tanto pasado como futuro… Pero hay que seguir, no
hay más remedio.
Nos
dirigimos hacia el sur por ancho camino abrazado al cauce del barranco de
Carbonera, ese que recoge las aguas interiores de Cuculo y su hermano San
Salvador. Enseguida sale una señalada senda a la izquierda, que desde el primer
momento ya nos anuncia que hemos de emplearnos más a fondo, porque esto se
empina. Seguimos en el GR 65.3.2, pero en dirección contraria a la suya. La
senda nos lleva por escarpada loma dejando a la izquierda un profundo barranco.
Nos mete en el bosque, con agradable piso y entorno, hasta llevarnos justo
enfrente del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, con difuminado origen
entre la leyenda y la historia. Si no armamos bulla podemos oír el susurro de
la tradición acerca de su fundación.
Los peregrinos dejan su impronta |
Sssssst, ahí
vamos. Se dice que en la sarracena Zaragoza del siglo VIII, de noble familia
eran los cristianos Voto y Félix. Al primero le gustaba la caza, y un buen día
se encontraba montando su caballo por los llanos de San Indalecio persiguiendo
un ciervo, que en su huída desapareció por el precipicio de su cara norte.
Desbocado el corcel, cayó detrás de él. Cuando se vio Voto en el aire, se encomendó
a San Juan Bautista, lo que hizo que el caballo se posara suavemente en el suelo.
En su desconcierto, halló el cuerpo del animal, pero luego sus pasos le llevaron
a descubrir el incorrupto de San Juan de Atarés en una pequeña gruta. Convencido
de que se trata de un milagro, Voto dio sepultura al eremita y volvió a
Zaragoza a contarle a su hermano Félix lo sucedido. Vendieron sus posesiones en
favor de los pobres y regresaron a estos lugares, haciéndose ermitaños, donde
poco a poco fueron convocando a más y más adeptos, hasta formar una comunidad,
que abrazó la regla benedictina. Así se cuenta el origen de este lugar, en el
que se funde tradición e historia, y que alberga un claustro románico único en
el mundo por su situación bajo los conglomerados del monte; con panteón de
Reyes y Nobles, y donde se dice que dio cobijo al Santo Grial, que fue la copa
en la que Jesucristo compartió su última cena con los apóstoles.
Antigua casa del guarda |
Más, mucho más
nos dejaríamos mecer por estas vaporosas historias, pero como el caballo de
Voto, tenemos que volver a pisar suelo y seguir en busca de nuestra senda iniciática.
Y lo hacemos por unos pocos cientos de metros asfaltados, hasta que a nuestra derecha
tomamos una escalera metálica que nos permite encaramarnos al monte para seguir
pedregosa senda y plantarnos en ese llano de San Indalecio, donde el espacio se
ensancha, y con él nuestra alma, con la que cargamos a duras penas. Recuperando
en este corto y falso llano, nuestros pasos nos llevan, por la ruta dibujada
por nuestra mirada, hasta la antigua casa de forestales, que hoy es sede del
Centro de Interpretación de la Naturaleza, y en cuya entrada hay cercana una
fuente de frescas aguas. Giramos a nuestra izquierda para pasar por delante del
restaurado Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, construido a raíz del
último incendio padecido en el viejo en 1675, permaneciendo activo hasta la
desamortización de Mendizábal, en 1835. Actualmente alberga en su seno el
Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y el del Reino
de Aragón, así como una moderna y lujosa hospedería.
Apacible sendero por el bosque |
Nos dirigimos
al Mirador de San Vicente, por una ancha y corta cuesta, rodeados de bojes,
acebos y pinos, y jalonada por varios paneles que nos informan de la flora y
fauna del lugar. Cinco horas desde la salida de Jaca. Aquí, mientras
recuperamos el resuello podemos contemplar los montes pirenaicos ayudados por
una mesa orientadora, que en su semicírculo de mármol nos indica el perfil y
nombre de los picos más destacados. Y sin perder más tiempo, seguimos por la
agradable senda que sale a nuestra derecha y que nos lleva hasta casi dar con
las antenas, que las evitamos por una marcadísima senda entre conglomerados. En
media hora damos vista a la carretera de Bernués, que eludiremos haciendo una
breve travesía por un monte recién limpio de arbolado, pero con la ramulla que
acompañará nuestros pasos.
Enfilando de nuevo hacia Atarés |
Sin darnos
cuenta nos volveremos a meter de nuevo en el bosque para ir bajando por un
erosionado sendero a tramos, hasta salir de él y tomar una pista. Esto nos
lleva cuarenta minutos. Cruzamos un oportuno puente de madera y nos presentamos
en el vado del que nos hemos desviado a su derecha en el camino hacia Santa
Cruz de la Serós. El bucle nos ha llevado casi cuatro horas y media, pero
habiendo invertido más de media hora en amojonar el tramo de monte paralelo a
la carretera de Bernués.
De nuevo en
Atarés. Siete horas desde la salida. La tarde pesa ya tanto como nuestras piernas,
pero hay que apechugar con lo uno y con lo otro. Con la mirada puesta en la
Peña Oroel, su espolón oeste nos hipnotiza, facilitando el discurrir por los
cuatro kilómetros de pista que tomamos a nuestra derecha, hasta alcanzar el
arranque de una senda a nuestra izquierda, que poco a poco nos va encandilando
para meternos en un barranco, que nos sube al puerto carretero de Oroel, a
donde llegamos con los frontales en la mochila deseosos de salir porque ven que
ha llegado su hora, pero que se quedan con las ganas. Agradecemos a Jesús que se haya hecho cargo de nuestra recogida.
Como balance
final de esta segunda jornada, podemos decir que hemos invertido 8 horas para
recorrer los 36,6 km, con un desnivel acumulado positivo de 1.948 metros y
negativo de 1.713, en una jornada en la que lo meteorológico no ha sido tan
fiero como lo pintaban, que aunque hemos salido lloviendo, enseguida se ha
calmado y en el recorrido han sido dos o tres veces las que nos han alcanzado
unas vueltas de agua, que no han hecho más que amenizarnos el recorrido.
El reportaje completo de fotos, en:
Y el track, en:
Para cualquier otra información de la prueba, en:
Sigue, sigue... no pares.
ResponderEliminar... mientras el cuerpo aguante. Gracias, Anónimo, por tu comentario.
Eliminar... sigo tus andanzas.
ResponderEliminar... pero... sobre el papel, o sobre el terreno? Gracias, Anónimo, por el comentario.
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