martes, 2 de abril de 2013

Sector Sudoeste Ultra Trail Jaca 2/3

ENTRENOS
Sector Sudoeste Ultra Trail Jaca 2/3
Jueves, 28 de marzo de 2013



            Segunda jornada para recorrer el trazado integral del Ultra Trail Cazadores del Galicia de Jaca. Como la atmósfera va a su bola, y no hace ni caso de las previsiones que hacemos acerca de su desarrollo, nos obliga a adaptar el horario, a retrasarlo más bien. Ha estado toda la noche lloviendo, y salimos cerca del mediodía, con frontales en el macuto, por si acaso.

Entrada al espacio de la fuente
            Salimos del cuartel de La Victoria para meternos por detrás de la Residencia Santa Orosia, al término de la cual sale una estrecha pista hacia el sur, a nuestra izquierda, que nos lleva, por detrás de todo lo urbanizado a la fuente de Forranchinas, para seguir por senda hasta dar vista a la depuradora. Bajamos para darle alcance por su costado hasta dar enfrente del puente Kenedy, que cruza el río Gas. Lo pasamos y seguimos por la pista principal. Hay un circuito que hacemos corriendo con frecuencia, basuras le llamamos, que pasa por un antiguo vertedero ya sellado, para el que hay que girar a la derecha. Pues hoy no lo hacemos y seguimos un poco más, para hacerlo más arriba. Está señalizado. Se hace un giro brusco hacia poniente. Se pasa por las ruinas de unas bordas, y al rato se vuelve a girar  brusco hacia el sur. El camino se convierte en senda, bastante erosionada por la escorrentía de estos días, y meses pasados. Nos vamos metiendo en el bosque del monte Guaso.

Camino por el monte Guaso
            Seguimos subiendo a lazadas, y cuando ya nos da la impresión de que se nos abre horizonte hay que hacer un nuevo brusco giro hacia poniente, para ir bajando hasta confluir con el GR 65.3.2, una variante del Camino de Santiago que sube desde la carretera por un camino entre la Caseta del Municionero y Monclús, junto al giro brusco de la carretera de Pamplona para cruzar el Gas. Casi hora y media desde Jaca. Con marcas ya de GR (blanco y rojo, y la característica flecha amarilla del Camino de Santiago), vamos llegando hasta Atarés, actualmente pedanía de Jaca, pero que ya se mencionaba en la fundación del monasterio de San Martín de Cercito, por el conde Galindo II Aznar, dueño de Atarés, quien mandó construir el castillo.
Variante del Camino de Santiago
para subir a los monasterios

            Cruzamos el casco, no sin probar las aguas de la fuente que hay tras la iglesia del siglo XVI, bajo la advocación de San Julián, y confirmar con un paisano uno de los tramos de camino que tenemos por delante. En algún sitio no determinado todavía, pero seguro que cómodo para todos, se instalará un centro neurálgico de la prueba, con avituallamiento completo, asistencia sanitaria, de evacuación, etc., ya que por aquí volveremos a pasar de vuelta. Seguimos por una marcada pista que discurre hacia poniente, hasta que a los diez minutos un vado del barranco nos indica que hemos de meternos a la derecha para subirlo por estrecha y vestida senda por su margen izquierda. Vivimos la pasión propia de esta Semana Santa en nuestras piernas, se ve que las aliagas llevan mucho tiempo sin ver a nadie por aquí y se abrazan, es su forma de querer… no es más de media hora, pero dejan huella.

Ermita de San Caprasio
            Salimos a una pista que viene de los campos, unos campos fosforescentes que te hacen ampliar el espectro mental de los verdes. Se llega a dar vista a la carretera que de la venta de Esculabolsas llega a Santa Cruz de la Serós, pero no llegamos a ella, ni siquiera a cruzar el barranco de Carbonera. Justo antes de todo eso nos encontramos a nuestra izquierda una cabañera que nos sube a una urbanización, al cabo de la cual nos vemos ya en la entrada de la población, donde el saco de las emociones se agita al contemplar de frente la ermita de San Caprasio, una joya del románico lombardo en La Jacetania, muy frecuente en el vecino Serrablo, pero muy escaso en estos lares. Mientras cogemos resuello, le rendimos culto visual, para seguidamente acercarnos hasta la plaza, donde encontramos la iglesia de Santa María, cuyo desaparecido cenobio albergaba una clausura de monjas benedictinas, que en 1555 se desplazaron a Jaca. Fue fundado por Ramiro I a mediados del siglo XI, encomendando a su hija Urraca al citado convento.

Camino de subida a
San Juan de la Peña
            Preciosa población esta de Santa Cruz de la Serós, que ha sabido mantener ese aire urbano de edificaciones de piedra típicas altoaragonesas, con sus balconadas y sus robustas chimeneas troncocónicas, coronadas por el característico espantabrujas. Ya nos gustaría poder seguir disfrutando de este lugar con tanta historia como presente, con tanto pasado como futuro… Pero hay que seguir, no hay más remedio.

            Nos dirigimos hacia el sur por ancho camino abrazado al cauce del barranco de Carbonera, ese que recoge las aguas interiores de Cuculo y su hermano San Salvador. Enseguida sale una señalada senda a la izquierda, que desde el primer momento ya nos anuncia que hemos de emplearnos más a fondo, porque esto se empina. Seguimos en el GR 65.3.2, pero en dirección contraria a la suya. La senda nos lleva por escarpada loma dejando a la izquierda un profundo barranco. Nos mete en el bosque, con agradable piso y entorno, hasta llevarnos justo enfrente del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, con difuminado origen entre la leyenda y la historia. Si no armamos bulla podemos oír el susurro de la tradición acerca de su fundación.

Los peregrinos dejan su impronta
Sssssst, ahí vamos. Se dice que en la sarracena Zaragoza del siglo VIII, de noble familia eran los cristianos Voto y Félix. Al primero le gustaba la caza, y un buen día se encontraba montando su caballo por los llanos de San Indalecio persiguiendo un ciervo, que en su huída desapareció por el precipicio de su cara norte. Desbocado el corcel, cayó detrás de él. Cuando se vio Voto en el aire, se encomendó a San Juan Bautista, lo que hizo que el caballo se posara suavemente en el suelo. En su desconcierto, halló el cuerpo del animal, pero luego sus pasos le llevaron a descubrir el incorrupto de San Juan de Atarés en una pequeña gruta. Convencido de que se trata de un milagro, Voto dio sepultura al eremita y volvió a Zaragoza a contarle a su hermano Félix lo sucedido. Vendieron sus posesiones en favor de los pobres y regresaron a estos lugares, haciéndose ermitaños, donde poco a poco fueron convocando a más y más adeptos, hasta formar una comunidad, que abrazó la regla benedictina. Así se cuenta el origen de este lugar, en el que se funde tradición e historia, y que alberga un claustro románico único en el mundo por su situación bajo los conglomerados del monte; con panteón de Reyes y Nobles, y donde se dice que dio cobijo al Santo Grial, que fue la copa en la que Jesucristo compartió su última cena con los apóstoles.

Antigua casa del guarda
Más, mucho más nos dejaríamos mecer por estas vaporosas historias, pero como el caballo de Voto, tenemos que volver a pisar suelo y seguir en busca de nuestra senda iniciática. Y lo hacemos por unos pocos cientos de metros asfaltados, hasta que a nuestra derecha tomamos una escalera metálica que nos permite encaramarnos al monte para seguir pedregosa senda y plantarnos en ese llano de San Indalecio, donde el espacio se ensancha, y con él nuestra alma, con la que cargamos a duras penas. Recuperando en este corto y falso llano, nuestros pasos nos llevan, por la ruta dibujada por nuestra mirada, hasta la antigua casa de forestales, que hoy es sede del Centro de Interpretación de la Naturaleza, y en cuya entrada hay cercana una fuente de frescas aguas. Giramos a nuestra izquierda para pasar por delante del restaurado Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña, construido a raíz del último incendio padecido en el viejo en 1675, permaneciendo activo hasta la desamortización de Mendizábal, en 1835. Actualmente alberga en su seno el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña y el del Reino de Aragón, así como una moderna y lujosa hospedería.

Apacible sendero por el bosque
Nos dirigimos al Mirador de San Vicente, por una ancha y corta cuesta, rodeados de bojes, acebos y pinos, y jalonada por varios paneles que nos informan de la flora y fauna del lugar. Cinco horas desde la salida de Jaca. Aquí, mientras recuperamos el resuello podemos contemplar los montes pirenaicos ayudados por una mesa orientadora, que en su semicírculo de mármol nos indica el perfil y nombre de los picos más destacados. Y sin perder más tiempo, seguimos por la agradable senda que sale a nuestra derecha y que nos lleva hasta casi dar con las antenas, que las evitamos por una marcadísima senda entre conglomerados. En media hora damos vista a la carretera de Bernués, que eludiremos haciendo una breve travesía por un monte recién limpio de arbolado, pero con la ramulla que acompañará nuestros pasos.

Enfilando de nuevo hacia Atarés
Sin darnos cuenta nos volveremos a meter de nuevo en el bosque para ir bajando por un erosionado sendero a tramos, hasta salir de él y tomar una pista. Esto nos lleva cuarenta minutos. Cruzamos un oportuno puente de madera y nos presentamos en el vado del que nos hemos desviado a su derecha en el camino hacia Santa Cruz de la Serós. El bucle nos ha llevado casi cuatro horas y media, pero habiendo invertido más de media hora en amojonar el tramo de monte paralelo a la carretera de Bernués.

De nuevo en Atarés. Siete horas desde la salida. La tarde pesa ya tanto como nuestras piernas, pero hay que apechugar con lo uno y con lo otro. Con la mirada puesta en la Peña Oroel, su espolón oeste nos hipnotiza, facilitando el discurrir por los cuatro kilómetros de pista que tomamos a nuestra derecha, hasta alcanzar el arranque de una senda a nuestra izquierda, que poco a poco nos va encandilando para meternos en un barranco, que nos sube al puerto carretero de Oroel, a donde llegamos con los frontales en la mochila deseosos de salir porque ven que ha llegado su hora, pero que se quedan con las ganas. Agradecemos a Jesús que se haya hecho cargo de nuestra recogida.

Como balance final de esta segunda jornada, podemos decir que hemos invertido 8 horas para recorrer los 36,6 km, con un desnivel acumulado positivo de 1.948 metros y negativo de 1.713, en una jornada en la que lo meteorológico no ha sido tan fiero como lo pintaban, que aunque hemos salido lloviendo, enseguida se ha calmado y en el recorrido han sido dos o tres veces las que nos han alcanzado unas vueltas de agua, que no han hecho más que amenizarnos el recorrido. 


            El reportaje completo de fotos, en:

Y el track, en:

Para cualquier otra información de la prueba, en:



4 comentarios:

  1. Sigue, sigue... no pares.

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    1. ... mientras el cuerpo aguante. Gracias, Anónimo, por tu comentario.

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  2. ... sigo tus andanzas.

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    1. ... pero... sobre el papel, o sobre el terreno? Gracias, Anónimo, por el comentario.

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