En la presentación del libro (foto de Javier) |
Monte Rapitán
Sábado, 23 de febrero de 2013
Presentación
en Mayencos del libro “La larga excursión”, de Agustín Faus, por su propio
autor. Este veterano montañero y prolífico escritor, a sus ochenta y seis años
nos ofrece su publicación número cuarenta y tres, en el que recopila muchas de
sus vivencias de esa dilatada vida de montañas.
Arranque del sendero (foto de Javier) |
Hay que decirlo
todo. El vandalismo propio de esta sociedad alienada que tiene una buena parte
de ella disfrutando haciendo un poco más difícil el civismo, ha hecho que los
carteles que pusieron para indicar el camino estén la mayoría sólo con el
poste, que en la noche se confunde con los árboles. Alguna excusa hay que
buscar, no?, pero ésta es real. Desde los depósitos, pues, retomamos ya bien el
camino, que nos lleva hasta arriba, no sin antes pasar y detenernos en una
pequeña caseta que hay junto a unos bancos y mesas. En su interior hay unas
fotografías de los años de la construcción de este fuerte.
Final del sendero (foto de Javier) |
Vuelta
alrededor del fuerte para visitar la parte norte, que nos ofrece su particular
mirada hacia el valle, en cuya cabecera se adivina el marrón. Gran marrón, que
nos trae alguna cillisca de nieve.
Nueva
contemplación sobre la iluminada ciudad, y ya sin más despistes, para abajo por
el sendero, hasta salir de nuevo al Hospital, y luego a casa.
Para hacer estos 600 metros de desnivel acumulado, le hemos robado dos horas a la noche, a una noche en la que nos hemos buscado una aliada de lujo. Esa luna que enamora y hace enamorar, que enloquece y hace enloquecer, femenina, variable, que sube y baja, que va y viene, que tanto influjo tiene sobre el humor, sobre los humores, sobre el agua y el resto de líquidos vitales, pero que siempre está ahí cuando la necesitas, y que hoy, casi pletórica, nos ha acompañado jugueteando por momentos por entre las nubes que del frente se escapaban para enredarse con ella. Ya te echamos de menos. Vuelve por marzo. Te esperamos.
Para hacer estos 600 metros de desnivel acumulado, le hemos robado dos horas a la noche, a una noche en la que nos hemos buscado una aliada de lujo. Esa luna que enamora y hace enamorar, que enloquece y hace enloquecer, femenina, variable, que sube y baja, que va y viene, que tanto influjo tiene sobre el humor, sobre los humores, sobre el agua y el resto de líquidos vitales, pero que siempre está ahí cuando la necesitas, y que hoy, casi pletórica, nos ha acompañado jugueteando por momentos por entre las nubes que del frente se escapaban para enredarse con ella. Ya te echamos de menos. Vuelve por marzo. Te esperamos.
No muchas más, pero alguna más hay en:
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