martes, 26 de febrero de 2013

Rapitán nocturna... y más

En la presentación del libro (foto de Javier)
LA LUNA POR MONTERA
Monte Rapitán
Sábado, 23 de febrero de 2013




Presentación en Mayencos del libro “La larga excursión”, de Agustín Faus, por su propio autor. Este veterano montañero y prolífico escritor, a sus ochenta y seis años nos ofrece su publicación número cuarenta y tres, en el que recopila muchas de sus vivencias de esa dilatada vida de montañas.

Arranque del sendero (foto de Javier)
Con el amigo Javier, tras salir del evento, y desde el mismo club, tomamos rumbo hacia el pie del monte Rapitán, para abordarlo por el sendero. Llevamos los frontales a mano, pero no los empleamos. La magia de la noche obliga. Sí, pero tanta magia y tanto embobe hay, que en una de las salidas a una revuelta de la carretera, nos (bueno… me) metemos por un sendero que no era, y nos lleva a la mitad de la nada, desde donde nos proponemos salir sin echar marcha atrás y sin encender más luz que la que ya hay. Subiendo por el bosque como podemos, llegamos a los depósitos de agua que hay a media ladera.

Hay que decirlo todo. El vandalismo propio de esta sociedad alienada que tiene una buena parte de ella disfrutando haciendo un poco más difícil el civismo, ha hecho que los carteles que pusieron para indicar el camino estén la mayoría sólo con el poste, que en la noche se confunde con los árboles. Alguna excusa hay que buscar, no?, pero ésta es real. Desde los depósitos, pues, retomamos ya bien el camino, que nos lleva hasta arriba, no sin antes pasar y detenernos en una pequeña caseta que hay junto a unos bancos y mesas. En su interior hay unas fotografías de los años de la construcción de este fuerte.

Final del sendero (foto de Javier)
Aprovechamos hasta el más mínimo resquicio la vista que nos ofrece sobre el Campo de Jaca, pensando en ese dual latir de todo ser vivo, inspirar y espirar; día y noche; luz y oscuridad; vigilia y sueño; actividad y quietud; locura y cordura, por qué no.

Vuelta alrededor del fuerte para visitar la parte norte, que nos ofrece su particular mirada hacia el valle, en cuya cabecera se adivina el marrón. Gran marrón, que nos trae alguna cillisca de nieve.

Nueva contemplación sobre la iluminada ciudad, y ya sin más despistes, para abajo por el sendero, hasta salir de nuevo al Hospital, y luego a casa. 

Para hacer estos 600 metros de desnivel acumulado, le hemos robado dos horas a la noche, a una noche en la que nos hemos buscado una aliada de lujo. Esa luna que enamora y hace enamorar, que enloquece y hace enloquecer, femenina, variable, que sube y baja, que va y viene, que tanto influjo tiene sobre el humor, sobre los humores, sobre el agua y el resto de líquidos vitales, pero que siempre está ahí cuando la necesitas, y que hoy, casi pletórica, nos ha acompañado jugueteando por momentos por entre las nubes que del frente se escapaban para enredarse con ella. Ya te echamos de menos. Vuelve por marzo. Te esperamos.



No muchas más, pero alguna más hay en:


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