Monte de Atarés
Domingo, 17 de febrero de 2013
Hoy vamos a tratar de completar
el recorrido de ayer con los caminos cercanos ya a Jaca, y que nos van a llevar
hasta Atarés. La mañana, igual que ayer, más despejada, serena, fresca,
preciosa para echarse nuevamente al monte. Y aquí seguimos con Michel para contároslo.
La mañana se refleja en los espejos de la pista |
En
la carretera de Puente la Reina, en un punto muy próximo a la llamada Caseta del Municionero, está Monclús, que es donde dejamos el coche, porque es aquí
donde arranca la variante .2 del GR 65.3.1, que es la que acerca a los
peregrinos a los monasterios. Pero al poco de tomarla, la abandonamos, para
seguir por la pista, con nieve e incluso hielo a tramos, y tomar otro barranco
que surge a mano derecha, dirección sur. Está indicado con unos carteles azules
con la silueta de un senderista, de desconocido patronazgo para nosotros.
Tras
un brusco giro de noventa grados hacia el oeste, se abre una ancha pista que
pasa junto a las ruinas de unas casas de campo, no sin antes haber seguido por
la más evidente y haber perdido como veinte minutos. Sigue, pues, hasta unos
campos, pero unos metros antes de llegar, torna de nuevo dirección S convertida
en senda. En senda por decir algo, que en realidad es una pequeña barranquera
acrecentada más por el diluvio de octubre y por los incesantes desagües de las
nieves de estos días. Tras un incómodo tramo trasteando el terreno para no
fartarnos d'aigua, la senda abandona el barranco y se mete en el bosque, por donde va
adquiriendo más y más encanto. Sí.
Tomando notas de campo |
El
agua, poco a poco se ha ido convirtiendo en nieve. Cuando se alcanza la
divisoria y se va dando vista ya a los montes del W, hay que estar atentos,
porque hace otro brusco giro hacia esa dirección, llegando a un cruce en el que
converge el camino marcado como GR 65.3.2, el genuino, y que tomaremos de regreso.
Encontramos en el suelo el poste con la triple señal, y lo apañamos como
podemos. Continuamos en dirección Atarés ya por el monte que llaman de
Sandiniés. Llegamos al pueblo al cabo de dos horas y media, que hubieran sido
menos de no haber dudado en algún momento, pero estas cosas ya se saben,
prueba, error, prueba, error.
Barrancos llenos de vida |
Viejas
tendinitis recuerdan que están ahí, recuerdan que no se puede hacer lo que se
desee, sino lo que se pueda. La entretenemos con agua fría, lo que también nos
resta tiempo. Seguimos ya en dirección oeste, al encuentro del punto donde la
senda de ayer nos dejó en la pista, lo que conseguimos en algo más de media
hora, ya que nos paramos para hablar con un cazador, nativo de Santa Cruz, para
acribillarle, sin balas, sólo a preguntas, sobre estos montes. Nos pone sobre
la pista del enlace hasta Santa Cruz. Es por una al pie del monte Torla, al
norte. Para otro día.
Por el camino,
destacan unas rallas de viejas rocas que adornan el entorno. Entre vaguadas,
tiros de fondo y apestoso olor a piara de perros llegamos a un puente de madera
sobre un barranco que baja generoso, y que tenemos que cruzar. Al poco, pero
muy poco, estamos ya en el punto donde ayer nos devolvió la senda a esta pista.
Tocamos chufa y volvemos.
Viejos caminos con nuevos usos |
Pasamos de
nuevo por Atarés, con algo más de vida que hace un momento, y seguimos por el
mismo camino de venida, del monte de Sandiniés, hasta el cruce mencionado,
desde el que continuamos ya por el GR, que nos deja justo en Monclús, no sin
antes pasar por entre unos 200 cazadores y 2.000 perros… bueno igual algún cero
menos, pero no muchos, por un final de senda auténticamente impracticable.
Pues
eso, que con más barro que donde lo hacen, terminamos esta vuelta conociendo
nuevos senderos, nuevos montes, en una mañana que se ha dejado. Finalmente han
sido 5 horas y veinte minutos, para hacer los 20,66 km, con 1.800 metros de
desnivel acumulado. Algo más largo que lo de ayer, pero con menos desnivel. Bien.
Muy bien.
El reportaje completo de fotos, en:
Y el track, en:
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