lunes, 22 de enero de 2024

Arangoiti y foz de Arbayún, sobre el río Salazar

 Año XIII. Entrega nº 857


IXOS MONS
Arangoiti (1356 m)
Foz de Arbayún
Sábado, 20 de enero de 2024

            "Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma". Frase que nos dejó el escritor argentino Julio Cortázar, que tomó la nacionalidad francesa al huir de la dictadura militar de su país. 



            Uno de los innumerables aspectos binarios de la vida es el de la respiración, inspirando tomamos aire y espirando lo exhalamos. Consecutiva e inconscientemente, en la primera operación, parece como que nos contraemos, y en la segunda nos dilatamos. Y si lo hacemos conscientemente nos daremos buena cuenta de ello. Eso es lo que hemos tenido ocasión hoy de llevar a cabo en los dos hitos relevantes de esta preciosa ruta por tierras navarras. Unas reflexiones que nos han hecho traer las palabras de Cortázar hoy aquí, y que hacemos nuestras.  



            Lo acabamos de desvelar, nos vamos a Navarra, en concreto a la sierra de Leyre, para auparnos al Arangoiti, que con sus 1356 msnm es su mayor altura, situado en el extremo más occidental de la sierra, realizando colgados el regreso a media altura por la foz de Arbayún, sobre el río Salazar. En ambos casos, ha supuesto un desbordar del alma, casi, casi, conteniendo la respiración.




            Lumbier está abrazado por los ríos Irati y Salazar, justo al llegar ya a esa Depresión Media. Un poco más arriba, y ya en el municipio de Romanzado, en la NA-178 está Domeño, de donde parte la carretera local que nos lleva a Usún, una pequeña población bajo nuestro objetivo de hoy, aunque a casi novecientos metros por encima, y que ya nos tiene en su radar. Lo encontramos, el pueblo decimos, callado, quieto, tratando de recuperarse de las bajas temperaturas, que se van acentuando conforme vamos bajando camino del río, habiendo dejado atrás algunas de las yeguas que nos saludas al paso. El paso del puente con buenas tostas de hielo, y con un ligero viento canalizado por esa foz, que luego recorreremos. Pues nada, al lío. A partir de aquí ya todo es subir, subir, y subir…



            Enseguida nos cruzamos con la “Canaleta”, esa obra de conducción de agua casi centenaria, para llevarla hasta Lumbier, y por la que volveremos, cerrando aquí la circular. Al cabo de una hora desde el puente, hay un cruce de caminos, debiendo de seguir recto, para seguir subiendo, claro. 



            El sendero tiene tramos evidentes, y otros no tanto, hay hitos, pero también los hay en diversas variantes. De cualquier modo, todos llegan hasta la pista asfaltada, que en diez minutos nos lleva a lo más alto, donde salen a recibirte una gran familia de antenas, de esas que nos hacen la vida más fácil, pero que lucen horroroso en las montañas. Algo menos de dos horas desde el puente, y un cuarto de hora más desde el pueblo, es lo que nos ha costado llegar para ver el mundo desde aquí, un mundo que se abre a los cuatro costados, y que corta la respiración, y no sólo por el intenso frío a pesar de lo radiante de la mañana, sino por las impresionantes vistas que nos ofrece.


           Como decíamos, estamos en el punto más elevado, propio, claro está, para la ubicación de una maraña de antenas de telecomunicaciones, que están junto a un vértice geodésico, y que ha necesitado la colocación de un segundo vértice, encima de una caseta, por “pérdida de visuales”, según el IGN. Bueno, al margen de ello, las vistas que se nos ofrecen son de verdadero alucine. Hacia el SE la cuenca del embalse de Yesa, pletórico él; hacia el SW, la canal que llega hasta Pamplona; y en el horizonte, una parte del Sistema Ibérico, desde el Moncayo hasta el San Lorenzo, pasando por Urbión. Y hacia el norte, no digamos, un larguísimo horizonte ocupado desde el Ori pasando por el Pic d’Anie, la Mesa de los Tres Reyes, con su Table, sierra de Alano, Peña Forca, Agüerri, Bisaurín, Bernera, Lienas, Aspe, Moleta, Pala de Ip, Punta Escarra, Collarada, sierra de la Partacua, Tendeñera… hasta perderse la vista. También las montañas más cercanas de Oturia, puerto de Santa Orosia, Canciás, Peña Oroel, Monte Pano… Todo un festival. Y a nuestros pies, los roquedos de esta sierra de Leyre, que cobijan el monasterio a sus pies.








            Tras esta explosión sensorial, tomamos el camino de descenso, que lo hacemos hacia la sierra, hasta una caseta de eléctricas, donde viramos a la izquierda, para cruzar la pista asfaltada y meternos de lleno en el hayedo, que nos recibe desnudo, pero con ganas de que lo visitemos de otra guisa. Tras un primer tramo de trocha, nos introducimos en un sendero, que seguimos durante hora y cuarto, sin parar de bajar. Damos con un camino más ancho, y en media hora alcanzamos la “Canaleta”, para abrazarnos a ella ya hasta cerrar la circular en menos de una hora, un tiempo que dedicamos a transitar por la foz a media altura y sin apenas desnivel, por un recorrido de vértigo sobre los cortados que caen verticales sobre el río Salazar. Tanto es así que hay cuatro tramos más críticos, asistidos por sirga. Junto con el momento cima, este es el otro momento importante de la jornada, uno de esos de expandirse el alma, a los que hacía referencia Cortázar, y más para quien el recuerdo le haya llevado a desempolvar momentos vividos y guardados en las runas de la memoria.











            Una vez llegados al punto en el que nos hemos cruzado con la “Canaleta” al subir, repetimos camino de bajada, hasta el desvío para la ermita de San Pedro, que visitamos. Se trata de un emplazamiento en el que se fundó un pequeño monasterio, del que se tienen noticias ya de su consagración el 28 de octubre del año 829, por Opilano, obispo de Pamplona, por lo tanto, de influencia carolingia. Es el de más antigua fundación que se tiene constancia en Navarra. De todo ello, tan sólo queda la ermita, restaurada en el siglo XVII y un edificio anexo. Todo este tipo de fundaciones antiguas están basadas o acompañadas de milagros, y ésta no lo es menos. Se dice que “Sancho Garcés I, rey de Pamplona aquejado de una grave enfermedad, «frigelas, que le despedazaban cada día», visitó diversos monasterios de Navarra implorando su curación y finalmente fue en el de san Pedro de Usún donde se sintió sanado, aunque la recuperación fue efímera ya que falleció al año siguiente”... lo que hizo relativizar el milagro, añadimos. 





            Bueno, pues poco más, volver al sendero, cruzar el puente y subir al pueblo, no sin antes visitar un pequeño cementerio junto a una finca donde una yeguada campa a sus anchas. Una extraordinaria ruta, que ha combinado un espectacular vuelo por todo el amplio entorno visual, con el dejarnos engullir por una, también espectacular foz, aunque otras lleven más fama. Finalmente, han salido 15,3 km, recorridos en 6 horas y 50 minutos, salvando un desnivel acumulado en torno a los 1100 m D+/-.



Web:

Auñamendi Eusko

Romanzado-Erromantzatua  

Fundación Caja Navarra 

IGN 

Wikipedia 

Wikiloc  

Mendikat 

RAE  

Fundeu 

IGN  

Geamap  

Hijo de la Tierra  

El Pirineo no se vende 




Las fotos, con sus comentarios y el track


*La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.








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