lunes, 15 de enero de 2024

Sierra de la Peña y foz de Forniellos, en Salvatierra de Esca

                                                Año XIII. Entrega nº 856

IXOS MONS
Sierra de la Peña (1291 m)
Foz de Forniellos
Domingo, 14 de enero de 2024

            “Nosotros somos un paisaje de todo lo que hemos visto”. Hermosa frase que nos dejó el diseñador y arquitecto Isamo Noguchi, japonés de nacimiento, y que pasó su dilatada vida entre el país nipón y los Estados Unidos de Norteamérica. 



            Y no podemos estar más de acuerdo, en éste y en todos los casos, ya que, volviendo la frase por pasiva, podemos decir, o al menos, puedo sentir, que tenemos la capacidad de diseñar en nuestra arquitectura interior los más bellos paisajes, que luego vamos reconociendo sobre el terreno. Un terreno en el que confluyen los cuatro elementos de los que está hecho el ser humano que, por analogía, corresponden a los de ahí afuera, que modelan el paisaje.



 

            Hoy hemos ido en busca de un paisaje, de un paisaje gris, que se tornaba más oscuro conforme avanzaba la jornada. Queremos visitar esas sierras que no tienen excesivo valor montañero, pero que en su humildad puedes afianzar esos paisajes interiores al descubrir los que te ofrece la ruta, unos paisajes que te dan más de lo que reciben. Para ello, nos hemos acercado de nuevo al extremo norte de la provincia de Zaragoza que, en sana envidia con la de Huesca, ha querido hacer esa incursión para alargar la mano y dársela a los Pirineos. Hemos ido a Salvatierra de Esca para subir a lo más alto de la sierra de la Peña, visitar su complejo eremítico y rodearla por el este para salir por la foz de Forniellos.



            Salimos, pues, de Salvatierra, y lo hacemos con precaución por la carretera A-137, que se convierte en N-137, sin perder su secuencia kilométrica, al pasar a territorio navarro porque, no olvidemos, que geográficamente estamos en el valle de Roncal. Con nuestro primer objetivo a la vista, que rasga el horizonte en lo alto de la sierra, la recorremos hacia el norte, y a menos de un kilómetro nos metemos por la pista a nuestra derecha que, en otro kilómetro la abandonamos para tomar un sendero a mano izquierda. Enseguida volvemos a la pista, pero sólo a verla, porque continuamos por el sendero, discurriendo entre matorrales y arbustos que, poco a poco, van cobijando pequeñas manchas de nieve, que van ampliando su tamaño conforme vamos tomando altura.



            Las zetas van apareciendo conforme se van haciendo más juntas las curvas de nivel, hasta el punto de llegar ya al roquedo, que tenemos que salvar por un pequeño portillo a través de unas gradas. Salimos de nuevo a la pista que, ya con nieve ininterrumpida, volvemos a dejar para meternos de nuevo por el sendero que, ya definitivamente, nos saca a los metros finales de pista para llegar a lo alto de esta sierra cuya planicie, con sus 1290 metros de altitud, cobija el complejo de ermita y edificios anejos. En estas dos horas que nos ha costado la subida nos ha dado tiempo de ir quitándonos ropa a medida que lo necesitábamos, una ropa que hemos tenido que echar mano de ella al llegar, incluso más, porque el ambiente que nos recibe es frío y ventoso.



            Encontramos un recinto muy limpio y cuidado, con todas las dependencias cerradas, excepto una, que hace de refugio, una estancia grande con un par de chimeneas y gran cantidad de leña, donde aprovechamos para echar un bocado al abrigo del mal orache, no sin antes acercarnos hasta el vértice geodésico, que está aupado a una ancha zapata, y al que le acompañan un cercano buzón de cumbre y unas antenas. No se muestra muy amigable el lugar, pero no podemos dejarlo sin echar un vistazo a nuestro alrededor y ver las amplias vistas que nos ofrece bajo un plomizo y amenazante cielo, que promete… y seguro que da. Pues ahora sí, de vuelta al refugio para reponer fuerzas que, aunque estemos en el techo de la ruta, no por ello a mitad de recorrido, ni mucho menos.







            Por la vertiente norte, y partiendo de las antenas, sale un ancho camino que pronto dejamos para tomar un estrecho sendero que hay que recorrer con cuidado porque seguimos con nieve bajo los pies. Es el de llegada de la ruta de Burgui. Nos deja en una pista que, traspasando ya la muga navarra, tenemos que dejar a la izquierda ese camino de dicha localidad, donde tomamos, porque lo vemos en algún mapa, ya que no hay señalización alguna, el GR 15 que, siguiéndolo nos llevaría a cruzar de nuevo la muga en el vértice de Algaraieta, donde se inicia, o finaliza, según le dé, el tramo aragonés. Seguimos por la pista hasta un visible depósito, poco integrado en el entorno, donde la dejamos para ir hacia él y continuar para pasar por una cota que encontramos con el nombre de La Bardipeña (1158 msnm).


            Con la ayuda del GPS y de la intuición, continuamos, ya de bajada para dejar el GR 15 e incorporarnos a la Cañada Real de Ganados, ambas referencias que encontramos posteriormente en los mapas, no así sobre el terreno. Continuamos, cruzando una valla, y al poco, nos toca un tramo de descenso, entre un pinar y la alambrada de muga, que nos va a acompañar ya un buen rato hasta que la dejamos para bajar a la Plana de Sasi, sin dejar de pisar nieve. Aquí, lo único que falla es la temperatura, que no es baja, para asemejarse a la estepa rusa, el cielo gris y la tierra de blanco acompañan, al igual que la incesante lluvia, algo que no parece importarle mucho a la yeguada que hay por aquí. Dejamos atrás las ruinas de unos corrales y nos metemos en el pinar, que nos ofrece una preciosa estampa.








            Al salir de él, tomamos un sendero no exento de dificultades, las del suelo nevado que se añaden a las del propio trazado. Finalmente llegamos a aproximarnos a los paredones que conforman la margen derecha del barranco de Forniellos, que se abre paso a través de la foz homónima que ha sabido labrar a lo largo de los últimos milenios. Este tránsito, bajo las espectaculares fauces que nos engullen, nos dura como una hora, por unas trazas incómodas de recorrer, sólo compensado por la belleza del entorno. Y sigue lloviendo. Salimos del congosto, pero no se termina el tortuoso camino, hasta que damos a una pista que, si siempre tratamos de eludir en favor de los senderos, hay ocasiones en las que se agradecen.







            Una hora de pista para dar con la carretera local de Lorbés, localidad perteneciente al municipio de Salvatierra de Esca, y que recorremos algo más de 3 kilómetros para terminar esta amplia circular que nos ha llevado a subir este pedazo de sierra, para contemplar lo que ella contempla, que son sus paisajes, que son nuestros paisajes, y volver por una de las fozes que los ríos diseñan, porque ellos también hacen paisaje.




            En total, han salido 21,5 km, recorridos en 7 horas y 40 minutos, con un desnivel acumulado de 885 m D+/-, en una jornada que, aun desafiando a los elementos… no ha sido para tanto.



Web:

Wikipedia 

Wikiloc   

Mendikat 

RAE  

Fundeu

IGN  

Geamap  

Hijo de la Tierra 

El Pirineo no se vende  




Las fotos, con sus comentarios y el track

 

* Track realizado por tramos sin sendero, y por terreno nevado, por lo que no se garantiza su buena traza.

*La publicación de la ruta, así como del track, constituyen únicamente la difusión de la actividad, no asumiendo responsabilidad alguna sobre el uso que de ello conlleve.






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