IXOS MONS
Matapaños (1532 m)
Sábado, 9 de febrero de 2019
El
Parque Natural de la Sierra y los Cañones de Guara está plagado de montañas,
macizos, cañones, barrancos… mágicos lugares unos y otros con una belleza
natural que no es para contarla, es para verla, para sentirla, para vivirla,
para disfrutarla. Y eso es lo que hemos hecho un grupo de aguerridos mayencos,
y para ello hemos elegido uno de sus montes, el Matapaños, que se puede decir
que está en una encrucijada de caminos, por lo que son varias las combinaciones
que se pueden desarrollar para acometerlo. Algunas de ellas pasan por hacer una
travesía desde un punto a otro, pasando por él, lo que implicaría un movimiento
de vehículos en el que se nos puede ir mucho tiempo. Es por ello que hemos
optado por hacer una circular, con base en un lugar próximo a San Julián de
Banzo. Y hemos aprovechado no solo para ascenderlo, sino para rodearlo,
incluyendo el próximo Picón del Mediodía. Vamos.
|
Listos para la marcha |
|
Progresando por el barranco |
La
jornada comenzaba en el aparcamiento para ir a San Martín de la Val d’Onsera,
de hecho a poco de comenzar a andar nos engulle el barranco que lleva a esa
ermita, monasterio que lo fue ya en el siglo XI. La progresión por el lecho del
barranco no es muy cómoda, pero le da un cierto aire mágico al sentirte que has
entrado en sus fauces. Pronto se pasa por donde uno subsidiario vertería en él,
si llevara agua. Justamente ahí abandonamos el principal, y seguimos por este más
pequeño, siguiendo la dirección de “Campos de Ciano”. En un cuarto de hora de
empinada cuesta, llegamos a una pequeña plataforma, que hace de final de una
pista que recorremos, llegando al poco a ese espacio de Ciano, que alberga unos
extensos campos que no parecen abandonados.
|
Campos de Ciano |
|
A lomos de la ralla |
Esa
pista nos deja en otra de más entidad, y es la que viene de Santa Eulalia la
Mayor, junto a un espacio de aparcamiento, donde anuncian la proximidad de una
barrera. Siguiendo por la pista, y tras pasarla, media hora más se nos va hasta
alcanzar un brusco giro a la izquierda, donde aprovechamos para echar un bocado
antes de continuar por otro tramo de fuerte ascenso, puesto que un sendero
burla la pista. Un sendero que pronto se vuelve impracticable, y que nos hace optar
para subir a la grupa de una ralla y
cabalgarla para continuar el ascenso. No es muy cómodo ese progreso, pero sí
mucho más limpio que el supuesto sendero.
|
Junto a los pozos de nieve |
|
Hoya de Huesca, con el Moncayo al fondo |
Finalmente,
convergemos con la pista en un lugar muy próximo al cuello Baíl, de donde sale
un sendero que por el bosque, y de nuevo con fuerte pendiente, va subiendo hasta
la enorme loma cimera, no sin antes visitar un par de pozos neveros en buen
estado de conservación. Media hora nos cuesta llegar hasta la cornisa, desde
donde vemos ya de forma clara nuestro objetivo, que alcanzamos en otra casi
media hora más, con muy poco desnivel ya, y por un sendero jalonado por
erizones, empapándonos de todo lo que nuestros ojos ven y nuestro corazón siente... que es mucho.
|
Llegando a la antecima |
|
... y a la cima |
La llegada a la cima, tras tres
horas y tres cuartos desde el arranque, es motivo de alegría. Se trata de una
amplia plataforma desde la que se dominan todos los montes circundantes. Por un
lado, a levante tenemos el Fragineto, el Borón, el Mondinero, y por encima de
ellos el rey de la sierra, el Tozal de Guara, y su cordal, con la Punta
Ballemona y el Tozal de Cubilás. A poniente, el Picón de Mediodía y las crestas
de Valleclusa en primera línea, seguidas por la Peña de San Miguel, Piacuto, y
más lejano el Pico Gratal, el Peiró, el del Águila… Al sur, la Hoya de Huesca, con
bastante calima, que no impide al Moncayo auparse para dejarse ver en
lontananza. Y nos dejamos para el final lo mejor, ese Gran Norte, como nos
gusta llamar a toda la cordillera pirenaica, que viste con sus mejores galas blancas,
teniendo una visual perfecta, desde Ezcaurre hasta Cotiella. Todo un mundo de
sensaciones para nuestros sentidos.
|
Fragineto, Mondinero y Borón. Detrás, el Tozal de Guara, Punta Ballemona y Tozal de Cubilás |
|
En un cruce del barranco de la Sarna |
El
regreso lo hacemos por el mismo itinerario hasta este cuello Baíl, para
continuar por la pista dirección norte. Pronto nos metemos por tramos de umbría,
que mantienen todavía grandes manchas de nieve, incluso hielo. Dejamos atrás el
cruce del mesón de Sescún, para continuar en dirección Lúsera, y abandonarla al
poco e introducirnos en el barranco de la Sarna, cuyo ascenso nos deja en el
collado de Cullicierco, dominando el barranco de las Gorgas, formado entre las
crestas de Valleclusa y el propio Picón del Mediodía.
|
El Pirineo Central Aragonés, y su capacidad de enmudecer |
|
Rodeando el Picón del Mediodía |
Al
poco de comenzar el descenso hacemos otro alto para echar el segundo bocado. La
jornada es larga. Con la imponente vista enfrente de Picón y Valleclusa, continuamos
el descenso por el propio seno de ese barranco, hasta que lo abandonamos al
tiempo que rodeamos ese gran morrón del Picón, que en poco ya convergemos con
el itinerario de acceso a su cumbre, y que ya recorrimos en su momento. Hora y
diez minutos de continuo descenso, pasando por dos cruces en los que arrancan
sendos senderos para ir a la peña de Amán, y llegamos al pequeño aparcamiento de
este característico monte, tardando otro cuarto de hora más hasta el nuestro,
donde hemos dejado los vehículos.
|
Viejo aprisco en singular ubicación |
Una
jornada larga, con 8h 10’ de tiempo total, del que 6h 20’ han sido en
movimiento y 22,2 km. Una jornada dura, con 1460 metros de desnivel acumulado
D+/-. Pero que por encima de todo han primado esas ganas de disfrutar, con unas
expectativas totalmente cubiertas y compartidas entre buenos amigos de la
montaña.
Hola Chema.
ResponderEliminarNo sabía de esta conexión entre el Matapaños y el Picón, que por la parte alta al unirlo con la Peña Lenases, resulta una jabalinada de las gordas de la sierra de Guara.
Un saludo
La jabalinada es bajar del Matapaños directamente al collado de Cullicierco, es por eso que volvimos al de Baíl, que aunque se rodea bastante, te evitas el trozo malo.
Eliminar