domingo, 24 de febrero de 2019

Atarés - Atarés, en olor de santidad pinatense

IXOS MONS
Atarés - Atarés
Sábado, 23 de febrero de 2019



            “Don Juan de Atarés era un respetado caballero cristiano que perteneciente a una noble y prestigiosa familia que tenía su casa solariega en Atarés, pueblecito cercano a Jaca, donde fundamentalmente se dedicaba a la agricultura y a la ganadería. Un día, a fines del siglo VII, movido por su profunda vocación religiosa, decidió renunciar a sus cuantiosos bienes y a su familia y se hizo penitente. Se estableció en solitario en una cueva del monte llamado Pano, en un aislado paraje de la sierra de San Juan, cerca de Jaca, donde pasaba las horas orando...”.

Santos Voto y Félix, de alfayomega.es

Grabado de Juan de Atarés
            Con estas palabras que nos deja la leyenda, y que bien se ven relatadas en: https://carlosperulan.files.wordpress.com/2018/03/san-juan-de-la-pena.pdf, comenzamos nuestras andanzas de hoy por tierras jacetanas, tomando como punto de salida y de llegada Atarés, localidad pedánea de Jaca y muy próxima al monte Pano, posiblemente siguiendo los legendarios pasos de este hombre, que decidió colgar el arado y el cayado para vestir los hábitos de la penitencia y de la beatitud, en los oscuros años previos a la invasión musulmana, y que se data como origen del Monasterio Viejo de San Juan de la Peña, y que la tradición y la leyenda continúa con el conocido episodio de los santos Voto y Félix, de los que se dice: “… que Voto, perteneciente a la nobleza y gran amante de la caza, persiguía a un ciervo al que había herido, y en la persecución éste se despeñó. Se dio cuenta de que su caballo se había desbocado e iba a precipitarse igualmente, encomendándose entonces a san Juan Bautista y su caballo se detuvo sobre una peña, al borde del precipicio. Alterado, se bajó del caballo y decidió tumbarse unos momentos para reponerse del susto, y al apartar unos arbustos muy crecidos vio una ermitilla dedicada a San Juan Bautista y dentro de ella el cuerpo del ermitaño Juan de Atarés. Volvió a Zaragoza, y le contó el hecho a su hermano Félix y entre ambos decidieron vender sus posesiones, darles el dinero a los pobres y construirse dos ermitas donde retirarse y hacer oración…”.


Atarés, principio y fin de la ruta

Caricias de la mañana que dan calidez a los helados campos
            Bueno, pero nosotros a lo nuestro, que es huir de las masificaciones que la nieve y el buen tiempo concentran y acudir a la Media Montaña que tenemos cerca para disfrutar del ambiente soleado y de todos los beneficios que nos da nuestra amada naturaleza. Nos acercamos a la milenaria Atarés, para comenzar hoy nuestra ruta, y lo hacemos adentrándonos por el barranco del Orcal, para abrir la circular al cabo de diez minutos. Lo hacemos en sentido horario, es decir, que seguimos por la pista acompañando al barranco, y lo cruzamos por puente de madera. Cinco minutos más y tomamos un sendero señalizado a la izquierda. Decimos señalizado porque desde el inicio seguimos el curso del GR 65.3.2, un ramal del Camino de Santiago que sube a los monasterios.

Carretera de Bernués a los monasterios

Arranque del camino definitivo
            Es el barranco Albor el que llevamos ahora del brazo, y en un punto determinado se funde el sendero con él. Se trata de una zona enfangada, que hay que cruzar como se puede. Continuamos, y ya comienza a salvarse desnivel, hasta que al cabo de casi una hora de sendero se alcanza la carretera A-1603, que va de Bernués al mismo sitio que nosotros. Nos acompaña unas decenas de metros y nos subimos al talud para eludirla, de modo que vamos muy cerca de ella pero no por ella, durante veinticinco minutos, hasta que llegamos ya a la entrada hacia los monasterios, que a nuestro juicio no está bien señalizada, ya que indica al de San Juan de la Peña por la carretera, y al de Santa Cruz de la Serós por donde nos metemos. A los dos se llega por el camino, de hecho es lo que vamos a hacer nosotros, por lo que consideramos impropio el uso de la carretera.

Solitarios y deliciosos rincones

Mirador de San Vicente
            Por ancho camino y entre bosque, con buen pisar, llegamos al punto más alto de la ruta, que es a lo que sale a las antenas. Continuamos por el sendero próximo a la cornisa, y en poco alcanzamos el mirador de San Vicente, donde aprovechamos para echar un bocado y contemplar el panorama, que es muy amplio. Pasamos lista a todos los montes que nos alcanza la vista, que no son pocos. Sí, están todos. Bajamos a la pradera de San Indalecio, donde se ubica el Monasterio Nuevo, construido a raíz del incendio de 1675 en el Viejo, y que alberga el Centro de Interpretación del Monasterio de San Juan de la Peña, y el Centro de Interpretación del Reino de Aragón. También se halla una hospedería en franco declive, y en edificio aparte el Centro de Interpretación del Paisaje Protegido de San Juan de la Peña y Monte Oroel, en la antigua casa de forestales.

Monasterio Nuevo de San Juan de la Peña

Robles centenarios
            Junto a ella pasamos para dirigirnos hacia el sendero que nos baja al Monasterio Viejo, quecon unas escaleras metálicas que dan acceso a la carretera, junto al propio monasterio. Hay un paso de peatones para continuar el sendero, que llega hasta el que viene del propio monasterio, pero si lo hiciéramos así, o bien no lo visitaríamos, o bien haríamos el trayecto de ida y vuelta, de modo que recorremos por la carretera los escasos 200 metros que nos separan del monasterio. Llegamos a él, siempre acompañado de visitantes que quieren conocer un hito importante de la historia de Aragón.
concluye

Monasterio Viejo de San Juan de la Peña

En Santa Cruz de la Serós
            Tomamos el sendero que nos conduce a Santa Cruz de la Serós. En veinte minutos llegamos al cruce de Cuatro Caminos. Seguimos descendiendo hasta la localidad, donde se encuentra la iglesia del monasterio benedictino que albergaba a las monjas que le dan nombre al pueblo. Pasamos por la pequeña rotonda que da juego a la pista asfaltada que sube a los monasterios, y a unos cincuenta metros nos metemos por una urbanización para continuar por pista. En este lugar abandonamos el GR 65.3.2 que va a Binacua. Como en diez minutos tomamos ya la pista definitiva que nos dirige decididamente hacia Atarés, que la recorremos como media hora, hasta tomar un sendero a la izquierda que, en veinte minutos más nos deja en el punto donde hemos abierto la circular.

No perdamos la memoria

Las grullas en su migrar
            Solo resta ya volver a Atarés, que lo hacemos en otros diez minutos más, habiendo invertido en total un tiempo de 5h 40’, del que 4h 40’ ha sido en movimiento, para recorrer los casi 19 km, con un desnivel acumulado que ronda los 770 metros D+/-. Un recorrido que se puede hacer en menos tiempo, pero también menos sería el disfrute, y hoy lo hemos hecho mucho, especialmente viendo pasar incontables agrupaciones de grullas, que en su típica formación de punta de lanza se dirigían hacia el norte. Miles de ellas.


Más fotos, y el track

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