lunes, 15 de octubre de 2018

El rincón de Lolaluis, en la Basa Mora y su magia




El rincón de Lolaluis,
en la Basa Mora y su magia

in memoriam


Domingo, 14 de octubre de 2018





Suban las voces al cielo.
Suban las voces al cielo,
y digan que en esta mesa,
Fénix se abrasa un alma,
de amores llena.
Y mudando el aire
de felices corcheas
vuelen, vuelen juntas
en síncopas que elevan
y en bemoles blandos
trinados que suspendan.
Digan en paso,
todas en paso,
todas, todas.
Ay, que se quema un alma.
Ay, que se abrasa.
Ay, que se quema.
Fénix hermoso eres alma
que entre cenizas renaces
si en Dios hallas nueva vida.
Arde, arde, arde.
Arde, arde, arde.


            El compositor y organista darocense del siglo XVII, Pablo Bruna, nos dejó perlas como ésta. Una letra y una música que nos machacaba insistentemente la cabeza, aunque con suave caricia, mientras nuestros pasos se dirigían en busca del hechizo de la mora, en ese lugar mágico que es la Basa, su basa… su lugar. Solo nos faltaba el momento… y a él íbamos.



            El otoño venía de golpe, sin llamar a la puerta, apenas se le oía llegar, pero venía. Sí que venía. Y en estas tierras del Sobrarbe, lo hacía con toda su furia, como queriendo recuperar el tiempo perdido. No. No sería el día de San Juan, ni tampoco su víspera, sería un día gris, lluvioso, en ocasiones muy lluvioso, cuando más de sesenta familiares y amigos de Lolaluis iban en busca de ese milagro que se produce en ese reducto de aguas eternas bajo unos tremendos paredones, en uno de los lugares, sin duda, más bellos del Pirineo.



            Nuestra amistad no venía de muy lejos, pero no se necesita mucho tiempo para sintonizar, para vibrar en harmonía, y como un diapasón arrastra a otros, también nos vimos reconocidos en ese terreno de la amistad, del compañerismo, de la honestidad, en esa sintonía de síncopas, bemoles y trinados que vuelan juntos en el auditorio, en ese gran auditorio que es la montaña, en donde tantos buenos momentos hemos pasado juntos. Como hoy aquí, en la Basa, en vuestra basa, en este lugar mágico que os hechizó y nos hechiza a todos, porque la Mora, esa mora que hay quien dice que se aparece en la noche de San Juan, hoy lo ha hecho para nosotros, para todos, también para vosotros. Esa mora, siempre envuelta en un halo de luz, en un halo de misterio, hoy lo ha hecho para todos en cada una de las gotas de agua que nos han acompañado en este penúltimo viaje.



            Hoy hemos venido a vuestro rincón, y en él se queda nuestro recuerdo, y seguro que el vuestro, porque esos más de sesenta corazones, incluidos los vuestros, se han unido en uno solo, creando un egregor mágico, como el lugar, también como el momento. Esas rosas rojas y blancas, como símbolo de la pervivencia, quedarán para siempre en nuestra retina y en nuestro recuerdo, teniendo como testigo este espectacular entorno. Se marchitarán, sí. Serán pasto del viento y del agua, sí. Suyas son, y con los elementos se fundirán, como Lolaluis, en su rincón de la Basa Mora… hasta que ese Fénix alcance nueva vida.


6 comentarios:

  1. Gracias Chema por haber dejado un rincón en estas páginas, para ese otro rincón en el que hemos despedido a nuestros amigos. La lluvia, que en los rostros de los allí presentes camuflaba las lágrimas, no empañó una jornada que Teresa y María no olvidarán, éramos los amigos de Lola y Luis Dice la letra de la canción que sonaba mientras las cenizas alfombraban ese bello rincón: "Cuando un amigo se va, algo se muere en el alma... y si son dos...

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    1. Fue un "canto" coral, sin duda, junto con los elementos.
      Gracias a todos.

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  2. Teresa Lasala Minguez21 de octubre de 2018, 22:22

    Muchas gracias por tus palabras e imágenes Chema. Nunca olvidaremos ni ese día ni el amor que nos dieron, ni la ilusión y alegría con la que nos contaban sus aventuras montañeras que compartieron con muchos de los que allí estabais. Esa pasión por el monte nos la trasmitieron desde pequeñas y que mejor lugar para hacer la última excursión con ellos.
    Muchos gracias por hacerles felices ������

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    1. Fue un verdadero placer compartir con ellos nuestras andanzas por las montañas. Y dentro de lo luctuoso del momento ese día, también lo fue el hacerlo con vosotras en ese marco incomparable.

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