AQUERAS MONTAÑAS
La Gran Facha (3005 m)
Sábado, 29 de septiembre de 2018
“El Parque Nacional de los Ibones de Panticosa y del Circo de
Piedrafita ya es una realidad”. Qué bonito titular para un despertar. Sí,
ayer soñé que soñaba, y que del sueño despertaba con una noticia de alcance.
Tras varios años de estudios y de debate entre el mundo científico, el
montañero, los conservacionistas, la propiedad, las administraciones estatal y
autonómica, y demás entes implicados, se ha llegado a un acuerdo para declarar esta
zona como Parque Nacional. Se centraría en un área próxima a las 10000 Has, y
comprendería en torno a unos 60 ibones, auténticas joyas arqueológicas, vestigios de un pasado
glacial con un alto valor ecológico, medioambiental y paisajístico que desde
hace años clamaba por integrarse en una figura de protección. ¿Parque Nacional?
¿Parque Natural? Nada menos para una zona ésta que encandila los sentidos, que
enamora el alma y que vendría a aumentar los espacios protegidos de nuestra
tierra.
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Embalse alto de Pecicos |
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En el collado Sur de la Gran Facha |
¡Ay!, ¡qué bonito es soñar! Lo
peor de la ensoñación es la transición a la vigilia, pero si ésta está ocupada
por una salida de la Sección de Montaña del CP Mayencos… siempre es más suave,
siempre es más llevadera. Y si es a lugares integrados en esa soñada área
protegida, ya casi ni se nota esa vuelta a la realidad. Una realidad vivida por
ocho montañeros del club que siguen imparables con los hitos marcados en su
calendario de actividades, y que en esta ocasión nos ha llevado a visitar una cumbre
lejana, tanto que es bilingüe, altiva, tanto que desde su base parece
inaccesible, tosca, poco hospitalaria, tanto que está rota por los cuatro
costados. Con este tipo de montañas ocurre lo mismo que con los perros fieros,
que al principio te ladran, pero si te acercas a ellos con humildad, con
seguridad, con verdaderas ganas de hacerte con ellos, finalmente, y tras un
exhaustivo reconocimiento olfativo no solo se calman, sino que se ponen a tus
pies. Es lo que ha hecho ésta nuestra montaña de hoy. La Gran Facha.
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Cuesta del Fraile |
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Bachimaña Inferior, bajo la mirada del refugio |
Ocho luciérnagas en las frentes
alumbran el camino del arranque del refugio de la Casa de Piedra del Balneario
de Panticosa, para introducirnos en ese barranco del Caldarés, para ir
descubriéndolo poco a poco con las primeras luces del alba, por la cuesta del
Fraile, hasta el cruce para entrar al de los Ibones de Bachimaña al cabo de
hora y veinte. Con aire de puerto entramos en ese mundo precisamente, el de
Bachimaña, con su ibón Inferior, represado, y el Superior, más represado aún.
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La magia de la montaña |
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Desvío para el puerto de Marcadau |
Rodeamos el Superior siguiendo las
marcas del GR 11, hasta que en otro cruce, cuarenta minutos más tarde, lo
dejamos que vaya a lo suyo para continuar nosotros en dirección a Marcadau y meternos en el barranco de la Canal, y en consecuencia en la cuenca que lo
alimenta, la de Pecicos. Es ahí cuando a los primerizos en esta ruta la montaña
nos da un baño de realidad. Es ahí cuando se nos presenta nuestro objetivo de
hoy con toda su crudeza. Es ahí, cuando en una distancia visual directa de tan solo algo
más de kilómetro y medio tenemos un desnivel cercano a los 600 metros. Es ahí. Es
ahí donde decidimos echar un bocado para ir digiriendo el asunto.
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A punto de entrar en el barranco de la Canal |
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Rarezas de la naturaleza... Y de la roca, ¿qué me decís? |
Ibón de Pecico de la Canal abajo,
y el Embalse de Pecico encima, son los que hay que ir pasando por su margen
izquierda, derecha de la marcha, no sin antes hacer un alto en una singular
roca que pone de manifiesto su retorcido pasado. La presión y la temperatura,
millones de años ha, han hecho de ella una verdadera singularidad, que ya en
merecido reposo se muestra al mundo. La travesía cercana a la orilla del ibón,
aunque sin apenas desnivel hay que salvar tramos de piedras que la hacen algo
incómoda, pero la verdadera incomodidad viene desde el inicio del canchal, fiel
a su apariencia. Muy vertical y de piedra muy suelta, que hay que ir sorteando
hasta llegar a la base de la roca del Pecico Oriental, donde tienes ya algo más
sólido y estable donde echar manos para salvar el último tramo, más vertical y
descompuesto todavía que permite alcanzar el collado sur de la Gran Facha.
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Sí, a esa, a la más alta. Dispuestos a todo. |
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Últimos metros de la chimenea para alcanzar el collado |
Un collado éste que ya da vista
al mundo Respomuso en particular y al enorme circo de Piedrafita en general.
Tomamos un respiro para afrontar los casi 200 metros de desnivel que restan
hasta la cumbre, que hacemos en menos de media hora de incesante trepada por la
amplia loma. Se llega a una especie de antecima, desde la que superando un par
de peligrosas hendiduras a dos aguas, se alcanza la cima de esta montaña, que
se aúpa cinco metros para entrar en la élite de los tresmiles pirenaicos.
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Camino a la cumbre |
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Imagen de Mariano Javierre,
extraída del blog El Pirineo de Jose |
Cada 5 de agosto, día de la Virgen
de las Nieves, si el tiempo lo permite se celebra una eucaristía en la cumbre, junto
a una hornacina, que reúne a decenas de montañeros de uno y otro lado. Se
conmemora el final feliz de un accidente acaecido en octubre de 1941, se cuenta
que por intercesión de la Virgen de Lourdes. Sin entrar a valorar el “milagroso
rescate”, únicamente lo citamos porque creemos que es digno de mención, ya que
es la base de esta celebración anual que se viene realizando desde hace casi ya
ochenta años, habiéndose creado en su tiempo la Asociación Amigos de la Facha, que promueve
el encuentro anual.
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Circo de Piedrafita |
Estas y otras reflexiones nos
acompañan mientras nuestra retina se afana por recoger todo cuanto es capaz de
absorber, nuestro cerebro de procesar y nuestro corazón de asimilar. Una
verdadera orgía sensorial que te hace sentirte humilde y pequeño ante tanta
grandeza, pero orgulloso y grande al propio tiempo, porque montañas como ésta se
fijen en ti y te conquisten.
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Valle de Marcadau |
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Cuidadoso descenso |
Apenas veinte minutos, que se
hacen veinte segundos, para dejar volar todo aquello que de uno puede volar, y
emprendemos el descenso por el mismo itinerario, que si la subida ha sido con
sumo cuidado, hay que hacerlo extremando la precaución, concentrando la
atención en cada paso y cada agarre de las manos. De hecho nos cuesta más
tiempo bajar que subir el tramo hasta el collado.
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El gigante Vignemale guía nuestros pasos hasta alcanzar el ibón |
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Un remanso de paz en medio del duro granito |
Pero la fiesta no termina en el
collado. Hay que bajar la descompuesta canal, y luego el interminable canchal
hasta llegar a la orilla de Pecicos, donde se puede empezar ya a respirar. No
se puede negar que es una montaña que se lo hace currar. Y por lo visto no debe
ser mucho mejor por cualquiera de los otros itinerarios. De nuevo culto a la
roca de retorcido pasado y salimos de esta cuenca callada, de esta cuenca
asombrada por todo lo que en sus aguas refleja. Salimos, decimos, a la de
Bachimaña, nombre que comparte también como Cúspide de Bachimaña al referirse a
la Gran Facha.
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Bramatuero Inferior y Bachimaña Superior. ¡Qué planeta, xD! |
Llegados al cruce del GR 11, no
lo dejamos ya hasta la Casa de Piedra, emblemático refugio montañero del
Balneario de Panticosa, punto de partida de nuestra salida de hoy, a donde llegamos
tras 9 horas y media de tiempo total, del que 6h 25’ han sido en movimiento,
para recorrer 19 km y salvar un desnivel acumulado en torno a los 1600 m D+/-.
Y aunque no pase apenas de los tres mil metros, tiene su puntito.
Si queréis ver más imágenes, picar aquí. Y si queréis ver el track, aquí.
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