RAQUETAS
La Trapa
Sábado, 21 de enero de 2017
Personas deseosas de echarse al
monte para disfrutar de él. Y un monte en perfectas condiciones, deseoso de
agradar. Puede haber más ingredientes, que seguro que los hay, matices, no sé, pero
estos dos son los fundamentales para meter en la coctelera de hoy. Tampoco es conveniente
el agitar bien, mejor no, dejemos que poco a poco se vayan mezclando las
características, los componentes de cada uno de ellos, que poco a poco se vayan
machihembrando sus virtudes hasta conseguir un perfecto resultado. Sí, mejor ir
empleándote en hacer de esa simbiosis algo vital, y es en ese proceso en el que
van llegando ya los resultados, es en ese proceso en el que vas descubriendo, a
medida que discurre la mañana, que estamos atrapados por el encanto de la
montaña nevada.
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Comenzando la ruta |
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Progresando por el bosque |
Esto es algo que cada día de
monte hay que dejar que suceda, hay que procurar que suceda, es algo que a poco
que te empeñes suele ocurrir, pero hoy ha sido especial. El mezclar las ganas
de diez mayencos, y el nevado bosque de Villanúa ha dado como resultado un
verdadero disfrute, que nos ha exigido esfuerzo, resistencia, pero que nos ha
dado mucho más. El Camino Viejo de Collarada, el barranco de los Azús, la
Trapa, vestido todo ello con sus mejores galas blancas, y en exclusiva para nosotros,
es lo que nos ha ofrecido hoy esta ruta, tantas veces recorrida en cualquier
otra estación, pero que sobre nieve y por el interior del bosque es capaz de
sobrepasar esa delgada línea de las experiencias místicas.
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En el dolmen de Letranz |
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Villanúa |
Los temporales de nieve de días
pasados han dejado las montañas del alto Valle del Aragón pletóricas de alegría
blanca, exultantes, rebosantes. Cada copo de nieve tenía inscrito en su rostro
una invitación para venir a por él. Y hoy ha sido el día. Hoy ha sido la
combinación perfecta, porque a las ganas de los participantes y a las de la
montaña, se ha añadido en esa coctelera el buen tiempo meteorológico. Dejamos
los vehículos junto a la residencia de Villanúa, y porteamos unos cientos de
metros las raquetas, para colocarlas bajo los pies en el mirador pasado el
puente del barranco. Desde allí, ya por la pista hasta tomar el sendero justo
en la entrada a la estación de ferrocarril. Pronto vamos tomando altura, lo que
nos permite ampliar nuestro campo visual sobre el fondo del valle y su
cabecera.
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El sendero se va empinando |
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El sol asoma por la Selva de Villanúa |
Obligada visita al dolmen de
Letranz, que posa junto a nosotros con su mejor sonrisa, al propio tiempo que
el sol va entrando por encima de la Selva de Villanúa. Un sol que promete, y
que ya empieza a dar. Se cruza en varias ocasiones el trazado de la pista
vieja, y finalmente se llega a la nueva, a la altura de la continuación de este
Camino Viejo a Collarada que venimos siguiendo, pero no lo tomamos, porque a él
saldremos, y es que justo aquí comenzamos la circular. Avanzamos unas decenas
de metros pista arriba, hasta que en una curva a la derecha, la dejamos que
siga a su aire, y nosotros tomamos el desvío sin perder la dirección que
llevamos, para irnos metiendo en el barranco de los Azús, alternando
considerables rampas con tramos más tendidos.
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Salida a la pista, con un telón de fondo orgulloso de sí mismo |
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Huellas en la nieve |
Como en hora y cuarto salimos ya
del bosque en un punto muy próximo al refugio de la Trapa, a unas explanadas de
tasca de puerto que dormita bajo una considerable capa de nieve, posiblemente de
más de un metro. Llegar hasta él sólo confiere una dosis más de disfrute, ya
que el sol nos acompaña en el tránsito. Finalmente lo alcanzamos, y lo
encontramos despistado, en sus cosas, quizá disfrutando también del entorno.
Junto a él, esa pequeña balsa que hay que adivinar, y unos cercos de piedra
para reunir el ganado, y que la nieve también oculta.
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Sobre las olas que deja el viento la Punta Espata y Bacunes |
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Saliendo del bosque |
La Punta Espata, convertida en
ralla, y sus inseparables Bacunes, se han descargado la nieve en las caras
norte que nos muestran, y que la Collarada seguro que también contempla.
Echamos un bocado y comenzamos el descenso por ese Camino Viejo que el bosque y
la nieve ocultan. Una nieve que le aporta tramos de no muy fácil transitar, y
que en una hora nos deja en la pista, que cruzamos para continuar por él y alcanzarla
de nuevo a la altura de los prados de Moscasecho, justo donde hemos iniciado el
bucle que ahora cerramos.
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En el refugio de La Trapa |
A partir de aquí deshacemos lo
andado en la subida hasta el inicio de la ruta. Primero por el sendero, y luego
ya, los últimos cientos de metros, relajaditos por la pista, donde damos por terminada
esta magnífica ruta con la que hemos estrenado la temporada de raquetas, y que
nos ha dado para recorrer 11,5 km, en los que hemos empleado 5h 35’ de tiempo
total, del que 3h 50’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado de 880
m D+.
El track, en: https://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=16180757
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