Pueblos del Guara Septentrional
Bentué de Nocito (1.075 m)
Abellada (1.220 m)
Azpe (1.255 m)
Used (1.140 m)
Sábado, 28 de enero de 2017
¡Si supieran ver que hay huellas
en la nieve
que ni un sarrio ni un esquí
pueden dejar!...
¡Si siguiéndolas llegaran a esta
puerta!...
¡Si trucasen... Tal vez pudieran
entrar!
Tozal de Guara. Soberbio. |
No se nos ocurre una mejor forma
de comenzar este nuevo relato de otra salida invernal. Esta vez hemos elegido unos
versos que le van al pelo a estas tierras calladas a las nadie les cerró los ojos antes de partir. Nadie se entretuvo en ello. Nadie
pensó en ello. Todos marcharon. Y ahí siguen, mirando sin ver, llorando sin llorar. Al igual que
los versos del comienzo, todo son referencias a letras de canciones de La Ronda
de Boltaña, que como pocos han sabido retratar, literaria y sonoramente, el
alma de estos pueblos que ha ido languideciendo poco a poco en las últimas
décadas. Como estos otros de “…si los
hombres permanecen, los dioses ya volverán…”, pero no, no han permanecido, obligando
a los dioses a encarnarse en esos viejos robles a pie de camino, que te hacen
mantener la respiración al pasar junto a ellos. No, ya no hay huellas en la nieve que
lleguen a las casas, tampoco hay que trucar en las puertas, no hay nadie que las
abra… no es necesario, quedaron abiertas.
Bentué de Nocito |
Barranco de Abellada |
Al norte de la Sierra de Guara,
entre ésta y la de Aineto, se encuentra una tierra, labrada, regada, por varios
barrancos cuyos nombres participan del de los pueblos que junto a ellos han sabido
abrirse a la vida, austera vida, durante siglos. Hoy nos hemos lanzado por
estos nevados caminos que unen pequeños pueblos de casas espaldadas, y que como muchas, muchas, de las últimas nevadas, se han ido regalando sin perder la
virginidad.
Imagen de arranque, en Bentué de Nocito |
Calzadas |
Partimos, pues, de Bentué de
Nocito para recorrer esos caminos de viejo que unían pueblos, unos caminos en
largos tramos empedrados y que al poco de ir pisando barro, se comienza ya a
convertir en nieve, una nieve que íbamos pisando como si fuera la primera vez,
como que era la primera vez. Los bojes y pinos se van viendo intercalados ya con
enormes ejemplares de roble, que invitan a posar junto a ellos. Pronto nos
abrazamos al barranco de Abellada, que discurre lentamente bajo una ligera capa
helada, un barranco que cruzamos en varias ocasiones, una de ellas junto al
molino de ese pueblo.
Progresando por los caminos nevados |
Casa Otín. Fachada donde se aprecia la vieja torre |
Al llegar al cruce, en el que un
indicador nos confirma la dirección a seguir, es opción la de entrar a
Abellada, y la tomamos, cruzando de nuevo su barranco. La entrada al
pueblo se hace por una fuente. Sorprende las grandes dimensiones de Casa Otín,
cuyas paredes luchan por mantenerse en pie. Una casa grande sin duda, que fue
construida aprovechando una vieja torre defensiva. Breve visita por lo que
puede ser visitado, breve bocado también, y a pasar por última vez ese barranco
de Abellada para llegarnos al cruce y seguir ruta.
Barrancos hibernando |
Entrada a Azpe |
Continuamos por esos caminos
nevados, cuyo silencio sólo es roto por la descarga de nieve de las
ramas de los bojes. Unos bojes que colonizan el territorio, y que se van
intercalando por enormes ejemplares de robles cuyas desnudas ramas sólo son
capaces de albergar el aire. Rendimos pleitesía y nos los llevamos en imágenes.
Tras pasar por un alto, que va dejando atrás el bosque, y que deja al
descubierto amplios terrenos cubiertos de nieve, el camino se va encorsetando
por unas lajas a uno y otro lado hasta llegar a Azpe, nuestro siguiente pueblo
deshabitado, también con un reducido puñado de casas, que van viendo pasar el
tiempo, que poco a poco le va sustrayendo piedra a piedra.
La magia del bosque nevado |
En las cercanías de Used |
Dejamos atrás el indicador a Bara
y seguimos nuestra ruta, ahora en dirección a Used. Nuestra mirada se ceba en
ese cordal, extraordinario cordal de Guara, desde el Tozal, hasta el Cabezo,
pasando por la Punta Ballemona y el Cubilás. Por un breve tramo nos abrazamos
al barranco de Used, para dejarlo a su aire y seguir a lo nuestro, hasta este otro
pueblo que, al estar ya al amor de una carretera ve cómo sus esfuerzos por
sobrevivir se ven compensados con el arreglo de alguna casa. Paramos a echar
otro bocado y seguimos, para llegar en media hora al punto de partida, Bentué
de Nocito, en cuyas proximidades tenemos los vehículos.
Casa O Ferrero, en Bentué de Nocito |
Una mañana en la que nos ha acompañado lo meteorológico, con ratos incluso disfrutando del sol, aunque en
los otros también lo hemos hecho. Sí, a lo largo de las 5 horas de tiempo
total, del que 3h 55’ han sido en movimiento, para recorrer 12,7 km, y salvar
un desnivel acumulado D+/D- de 630 metros por silenciosos caminos en unas
tierras en las que todavía se oyen los ecos de tiempos mejores.
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