Bulgaria I. La montaña de Rila.
Sábado 2 a miércoles 6
de agosto de 2014
Dentro de las infinitas manifestaciones del ámbito
natural, hay una que nos fascina, y es el mundo de las montañas, que como decía
Joaquín Araujo, es tierra que casi vuela. Y esa fascinación es la que nos
impele para acudir a su base para recorrerla, para acariciarla, para
saborearla, para dejarnos engullir por ella, para que sea nuestro imponderable
alimento durante unas jornadas. En busca de todos esos valores, nos vamos de
nuevo hacia esos gigantes del horizonte, vamos de nuevo hacia esa Conquista de
lo Inútil, en palabras de Lionel Terray, pero visto siempre como el camino a recorrer
para llegar a algo quizás aparentemente inalcanzable, pero útil de cualquier
modo, que representa esa lucha, esa tensión por superar nuevos retos. Ese Alto
Ideal que siempre se perfila en el último horizonte, y que nos empuja hacia las
alturas.
Logo de la agencia local |
Para esta ocasión, hemos elegido la península
balcánica, hemos elegido unas montañas de Bulgaria, hemos elegido dos grandes
macizos, el de Rila y el de Pirin, que al sur de los Balcanes, albergan las
mayores cimas del país. Bulgaria ha sido, y lo sigue siendo, una encrucijada de
caminos, azotados históricamente a todas caras por invasiones de pueblos
dominantes que han ido dejando su impronta. Y es algo que se nota especialmente
en el mundo rural, muy enraizado en su pasado y sustentado fundamentalmente por
la extensión que se hizo en la Europa Oriental de la Iglesia Ortodoxa, a partir
del llamado Cisma de Oriente, cuando se separó de la Romana, allá por el año
1054.
Podríamos extendernos, pero vamos a lo que nos
interesa, que son las montañas y nuestras relaciones con ellas, que vamos a
contar en dos entregas, una por cada uno de los macizos visitados. Comenzamos
por el de Rila, del que podríamos decir que está formado por granitos y rocas
magmáticas paleozoicas, formándose esta pequeña cordillera a partir del último
periodo glacial, hace entre diez y doce milenios.
Mapa físico de Bulgaria (wikipedia.org) |
Sábado,
2 de agosto. Jornada de tránsito a la ida. Unos desde Zaragoza, la
mayoría, y otros desde Sallent y Jaca, partimos con las mochilas cargadas de
ilusiones y de expectativas camino de Barcelona, en cuyo aeropuerto no parece
que reine hoy la coordinación entre nuestras ex líneas aéreas y las búlgaras.
Los paneles informativos se resistían a aceptar la realidad, que no era otra
que la de un retraso que se iba acumulando y acumulando, y cuya explicación fue
que no tenían previsto, en Iberia decimos, el despacho de nuestro vuelo. Sí, no
preguntes. Finalmente lo hacen, y el embarque lo hacemos acompañando en sus
últimos estertores a un sol que, cansado de no poder ya con alguna nube
traicionera, se va a dar lección a otra parte y nos despide con un guiño a
través de la ventanilla del avión. Un avión que en tres horas nos lleva a
Sofía, donde es como si hubieran pasado cuatro, pues hay que adelantar una más
por la diferencia horaria. Es algo que nos recuerda Nely, nuestra inseparable
guía, que lo va a ser hasta que volvamos a este aeropuerto dentro de once días.
Acogida de Nely en el aeropuerto |
Nuestro Dimitry particular, que con su mini bus y
remolque también se hará inseparable, nos lleva al centro de Sofía, en uno de
cuyos hoteles, el City Hotel, nos alojamos, y en el que también lo haremos al
regreso de la montaña. Cena fría, y gracias, mientras Nely, en perfecto
castellano, nos habla en general de lo que van a ser estos días, y en
particular el de mañana. Y sin más dilación, a la piltra, que aunque no se
madruga mañana, ya es tarde, muy tarde, tanto como que ya estamos en ese mañana.
Montañas de Rila (megaconstrucciones.net) |
El
Parque Nacional Rila es uno de los tres existentes en Bulgaria, y junto con el de Pirin, alberga las
montañas más altas del país, situadas al suroeste de su territorio, entre el
valle del río Struma y las montañas Rhodopes, entre la meseta Samokov y las
montañas Pirin, que también visitaremos. A su nombre, que viene de “Roula”, se
le atribuye procedencia tracia, con el significado de “montaña bien regada”, es
decir, con abundancia de agua, con motivo de su profusa cantidad de restos
glaciares, como son sus lagos. Sus montañas, de redondeadas formas, se
consideran la parte más antigua de los Balcanes, estando compuestas por granito
y rocas magmáticas, cuyo relieve se ha ido formando a partir de los últimos 10
ó 12 milenios, tras las últimas glaciaciones, creando los valles, circos y
lagos que hoy en día conocemos. El Musala, con sus 2.925 metros de altitud es
la cumbre del macizo y de toda Bulgaria. En su seno se encuentra el Monasterio
de Rila, fundado en el siglo X por San Juan de Rila, canonizado por la iglesia
ortodoxa, y que fue el germen de la vida espiritual y social de la Bulgaria
medieval y su posterior época de renacimiento. Nombres, fechas, lugares,
circunstancias… a qué nos sonará todo esto?
Prestos para salir de Zeleni Preslap |
Domingo,
3 de agosto. Primera jornada de monte, y la comenzamos con
suavidad, sin madrugar, tanto así que son las nueve y cuarto cuando cargamos
nuestros pertrechos en el remolque y nos dirigimos a la salida de la ciudad, no
sin antes pasar por un garito de cambio, donde un elemento, con evidente cara
soviética ve aumentar sus arcas de euros y disminuir las de leva (plural de
lev, moneda búlgara). Definitivamente, tomamos dirección sur, hacia la inconfundible
silueta del monte Vitosha. En un par de horas nos plantamos en Zeleni Preslap,
un pequeño hotel de montaña donde comienzan nuestras andanzas tras repartirnos
el avituallamiento para dos días.
Albergue de Skakavitsa |
Después de las alas y las ruedas, son las piernas las
que toman el protagonismo. Ya era hora. Nuestros pasos nos llevan por el
bosque, por ancho camino, que al convertirse en sendero comienza ya a
inclinarse lo suyo. Poco a poco vamos entrando en el dominio Skakavitsa, y en
cuestión de una hora alcanzamos el albergue, muy concurrido de público en
general, atraído por la visita a la cascada del mismo nombre, que con sus más
de 70 metros es la más alta de toda la montaña de Rila. Y a ella vamos, no sin
antes hacer un pequeño descanso, excusa para deleitarnos con los cantos
populares que un reducido grupo de viejas glorias lanzan a los cuatro vientos
acompañados por los sones de un más que amortizado acordeón y un ancestral
instrumento de percusión.
Bellos ejemplares de genciana |
Ahora sí, por entre bosque y enormes ejemplares de
flores que todavía gozan de su primavera particular, salimos al terreno de los
bolos para, junto al río, acercarnos al pie de la cascada. Tres cuartos de hora
de tranquilo caminar para salvar los ciento veinte metros de desnivel. Gente
subiendo y bajando. Es nuestro turno, y lo aprovechamos. Alguna foto, y para
abajo, que nos esperan las viandas en el albergue. Primera comida de campaña, y
conforme va pasando el tiempo se va viendo el cielo más concurrido de negros
nubarrones que no se quieren perder la fiesta. Ah, que, ¿hay fiesta? La que
traigan ellos. Veremos. Por si acaso, los cantores ya han marchado. Y nosotros,
en menos de hora y media, también. Y lo hacemos dejándonos deglutir por un
imponente bosque de enormes coníferas, que nos va subiendo hacia los pastos de montaña,
hasta alcanzar el terminal superior de uno de los arrastres, desde donde
hacemos un brusco giro al este para ir bajando al refugio de hoy, que ya vamos
teniendo a la vista, así como nuestro objetivo de mañana, el Malyovitsa, y los
primeros lagos.
Foto de grupo a los pies de la casca Skakavitsa |
Acariciando las lomas |
Entramos en el dominio de los Siete Lagos de Rila, auténtico
vestigio de la última glaciación, un lugar de extraordinaria belleza y de
innegable magnetismo, no en vano es frecuentado por los seguidores de Beinsa
Douno, nombre espiritual del Maestro Peter Deunov, nacido en 1864 en Varna,
hijo de un pope ortodoxo, que tras estudiar teología y medicina en EEUU,
regresó a su patria natal para dedicarse a la práctica espiritual,
profundizando en el aspecto místico y esotérico del cristianismo. En 1900 funda
lo que dio en llamar la Fraternidad Blanca Universal, viajando por todo el país
difundiendo sus enseñanzas, estableciéndose finalmente en Sofía, y contando con
más de 40.000 discípulos al final de sus días. Muchos de los actuales
seguidores de este movimiento los vemos acampados junto al segundo de los
lagos, ya que estamos en los días previos a la celebración de su gran fiesta,
de la que mañana hablaremos.
Por hoy, poco más. Encuentro con Lola, que su
convalecencia le ha obligado a subir en el telesilla, y llegada al refugio, con
el habitual ritual en estos casos, entre lo que se incluye la charleta en la
que nos informa Nely del plan de mañana. Cena y a la piltra. Los datos de hoy
son: Distancia: 8,4 Km. Tiempo total:
6h. En movimiento: 3h 30'. Desnivel positivo acumulado: 835 m. Negativo: 335 m.
Grandes espacios de Rila, con el Malyovitsa al fondo a la derecha |
Lunes, 4
de agosto. Segunda jornada de monte, que damos comienzo desde
este magnético lugar, como muestran los seguidores de este movimiento
espiritual que se levantan antes que el sol para prepararse a contemplar su
llegada. Y es algo a lo que nos hemos sumado mimetizándonos con el entorno,
asistiendo a ese derroche de generosidad en forma de luz, calor y vida.
Desayuno y a comenzar esta etapa, que se presume emotiva.
El sol se abre paso sobre Rila |
Transitando entre los lagos |
Nosotros en foto de grupo, las saetas del reloj
escapándose de las ocho. Al monte. Los primeros pasos coinciden con los últimos
de ayer, y poco a poco, como va llamando el sol a la vida, seguimos ascendiendo
mientras vamos tomando perspectiva de este singular espacio, habitado por estos
enormes ojos de mirar infinito y cuyo lacrimal va desbordando de uno a otro.
Paso tras paso, cubeta tras cubeta, lago tras lago. Un poco antes de llegar al
llamado “Riñón”, por su evidente forma, dejamos a la izquierda una enorme
explanada marcada por varios círculos concéntricos, sobre la que los hermanos
de la fraternidad, cientos de ellos, bailan la Paneurritmia, una danza creada
por Peter Deunov con la que tratan de establecer unión con el cosmos a través
de armoniosos movimientos acompañados por música de violines y coro, compuesta
también por el creador de la danza.
A los cuatro vientos. Paneurritmia (mydestination.com) |
Bailando con nieblas |
Las nieblas acuden a nuestro encuentro, y parece que
ensayen ya los pasos para no perderse la fiesta que se celebrará en los
próximos días. Una franca atalaya nos permite una visión global, la última se
nos antoja, de este singular lugar, antes de alcanzar el pico Ezerni, que
sobrecoge por la cantidad de hitos de piedras acumulados en su cima, aderezado
por las brumas reinantes. Seguimos por estos puertos, que dan vida a extensas
cabañas de caballerías que pasan por aquí este exiguo verano. En nuestras
andanzas por estas crestas, pasamos por el pico Dodov, de 2.661 metros, que
anda entre brumas, que no impiden que al bajarlo vayamos dando vista ya al
valle de Rila, en cuyo seno se encuentra el monasterio del mismo nombre, y que
visitaremos el último día, dando buena cuenta de él cuando llegue el momento.
Hora y media más de cresteo por suaves lomas dando vista a dos aguas, median
hasta llegar a una antecima del Malyiovitsa, cuya cumbre (2.729 m) alcanzamos
en breve, y desde donde se tiene una panorámica excepcional sobre el entorno.
Mayencos en el Malyovitsa |
Comenzamos el descenso, y en una hora más nos
presentamos en las orillas del Elenino Ezero, uno de los cientos de lagos de
origen glacial que hay en estas montañas. Medio baño, comida y reposo, y otra
hora y media de continua bajada para llegar al albergue, donde la cebada
fermentada y líquida nos tienta, ofreciendo poca resistencia, y que compartimos
también con Lola y Luis, que han subido paseando desde el centro alpino
Malyovitsa, donde se encuentra el hotel de montaña Alen Mak, donde nos
hospedamos esta noche, y al que han llegado con el apoyo logístico de bus y
remolque. Habitaciones, aseo, reunión, cena… en fin, lo que más a gusto hacemos
todos los días tras varias horas de subir y bajar montes. Los datos de hoy son:
Distancia: 18 Km. Tiempo total: 10h 50'.
En movimiento: 6h 40'. Desnivel positivo acumulado: 1.040 m. Negativo: 1.440 m.
Panorámica de los Siete Lagos de Rila (wikipedia.org) |
Entre flores subiendo al dominio Musala |
Martes,
5 de agosto. Tercera jornada de monte, que comenzamos sobre ruedas,
parando en el supermercado Billa de Samokov para comprar el aprovisionamiento
para estos dos próximos días, que como en los anteriores, va a mediar una noche
en la montaña sin apoyo logístico. A diferencia de rutas realizadas en años
anteriores, en esta ocasión no son los refugios/albergues/hoteles los que nos
proporcionan la comida de monte, sino que es la organización local la que se
ocupa de las adquisiciones, repartiéndonos a continuación el peso del
suministro y poniéndolo en común a la hora de comer.
Entre pinos enanos |
Nos dirigimos a Borovets, el centro alpino más antiguo
de Bulgaria. En un punto determinado de la carretera de ascenso, ya en pleno
bosque, comienza la andadura de hoy, que al ser comienzo del ciclo de dos
jornadas, la hacemos cara a la montaña. Una montaña que comienza a ser regalada
por unos cielos que se van cubriendo de nubarrones dispuestos a todo. Dos horas
y media largas de subida por pista nos van introduciendo en este valle, que
también alberga instalaciones de la estación. De hecho, a punto de llegar a una
de ellas, abandonamos la pista para meternos por un sendero bien trazado, pero
asfixiado por la vegetación, especialmente por pinos bajos, y que en el primer
tramo se hace incómodo por tenerlo que compartir con un arroyo de agua que campa
por sus fueros.
Comiendo en el refugio. |
Nuestro objetivo de mañana, el Musala, ya lo vamos
teniendo a la vista. El pulso se acelera. Vadeo de río, y en poco más llegamos
al albergue del mismo nombre, situado a la entrada de un circo salpicado
también de lagos, y con unas construcciones modernas que no se merece el
entorno. Prietos bajo el alero, para resguardarnos de las primeras gotas de
agua, echamos un bocado, para emprender ya el ascenso final, también entre
granitos y lagos, que en hora y media, y ya bajo la lluvia, nos deja en el
refugio de hoy, en el Ledeno Ezero, o Lago de Hielo, que con sus 2.710 metros
de altitud ya forma parte de este lago a los pies del Musala. Un lago que
contemplamos, un lago que nos absorbe, un lago que nos atrapa, un lago que nos
roba el alma, y que se la pedimos, y que se la reclamamos, y que se la
suplicamos, y que nos dice que miremos arriba, que allí la tenemos, momento en
el que una sensación como nunca antes habíamos tenido nos impulsa a subir a
esta magnética cumbre, que alcanzamos en menos de media hora.
Llegando al refugio Ledeno Ezero |
La culeca y las petites poulettes |
El tiempo se detiene. De nuevo nos encontramos con lo
más íntimo de nuestro ser, las sensaciones son indescriptibles. Se juntan y
archivan en las runas de la memoria junto con las de los círculos de los Siete
Lagos. Círculo y cumbre, dos símbolos de inagotable significado, y que, al
estar previsto subir mañana, hemos compartido únicamente con Sara, que nos ha
acompañado impulsada por el temor de que mañana contáramos con la presencia de
niebla debido a la humedad con la que está terminando esta jornada. Hoy era
opcional la subida… y lo hemos aprovechado.
De nuevo al refugio, donde nos encontramos a una buena
parte del grupo contemplando con envidia el descenso de unos sarrios por
paredes imposibles. Cena temprana y al catre, no sin antes asistir a la
empolladura de dos petites poulettes por parte de nuestro noecatecúmeno
particular. Y a dormir… bueno, al saco. Los datos de hoy: Distancia: 10,5 Km. Tiempo total: 6h 45'. En movimiento: 4h 30'.
Desnivel positivo acumulado: 1.320 m. Negativo: 45 m. Datos del grueso del
grupo, es decir, sin subir el Musala hoy.
Refugio y Lago Helado, desde la cumbre del Musala |
Descendiendo del refugio |
Miércoles,
6 de agosto. Cuarta jornada de monte, y que comienza pronto, muy
pronto. Le ganamos la batalla a la mañana, pero ella ha comenzado a trabajar
antes. Amanece triste, lluviosa, peor que las brumas que ayer nos imaginamos.
Nos alegramos de haber hecho ayer los deberes con el pico, aunque tengamos que
repetir hoy, pero las condiciones son distintas. De hecho se barajan varias
posibilidades, la más rompedora es que como siga lloviendo será más conveniente
hacer el descenso por donde vinimos ayer, que es más corto, y es por la que
finalmente se opta, de modo que se dejan las mochilas en el refugio y se sube
con ropa de agua, salvo Sara y yo, que visto lo visto no repetimos.
Foto de grupo en la cima del Musala (desconozco el autor de la foto) |
Productos locales |
Al cabo de dos horas, y ya con el tiempo más sereno,
vuelve el grupo de la cima y nos disponemos a descender. Y lo hacemos de tiro
hasta el albergue en el que ayer comimos, donde hoy almorzamos. Al tiempo de
salir se pone de nuevo a jarrear, por lo que se desaconseja pasar por el tramo
de los pinos enanos, optando por tomar la pista que nos lleva hasta la terminal
superior del telecabina de Yastrebets, donde hacemos una prematura comida, pero
que nos sabe a gloria, colgados sobre todo el valle, y con el telón de fondo
del Musala y sus dominios.
Comiendo en Yastrebets |
Telecabina, y de cuatro en cuatro para abajo, donde nos
recoge el bus, que nos lleva a Bansko, concretamente al hotel Molerite, donde
nos vamos a alojar esta noche y dos más. Esta ciudad, de no más de 10.000
habitantes, ve multiplicar su población en invierno, porque alberga el mayor
centro invernal de Bulgaria, pero todavía conserva un cuidado casco viejo, que
visitamos antes de cenar en el patio del propio hotel, amenizados por cuatro
músicos, entre los que destaca un virtuoso clarinetista. Cena, risas, cantos
de aquí, cantos de allá, bailes, y más risas. Y poco más, dando por concluida
esta primera parte de estos magníficos días que estamos pasando por las
montañas de Bulgaria. Estos cuatro días hemos recorrido buena parte del Parque
Nacional de Rila. Mañana toca descanso activo. Y los tres días siguientes,
partiremos desde aquí al cercano PN de Pirin. Hoy hemos hecho: Distancia: 7,9 Km. Tiempo total: 5h 25'. En
movimiento: 2h 50'. Desnivel positivo acumulado: 265 m. Negativo: 640 m. Datos
del grueso del grupo, es decir, subiendo el Musala hoy.
Foto de grupo, con el Musala al fondo |
... si deseas continuar, en:
http://chematapia.blogspot.com.es/2014/08/montanas-de-rila-y-pirin-encrucijada-de_24.html
... y el reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/MontanasDeRilaYPirin
... y si queréis ver las de Nely, la guía, en:
https://plus.google.com/u/0/
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