Pico Urbión (2.228 m)
Viernes, 8 de diciembre de 2013
Un fin de semana distinto,
distante. No a todas horas se tiene ocasión de visitar otras tierras, otras
sierras, otros montes, otros parajes. La simple llamada de un amigo es
suficiente para dejarlo todo e ir, como dice el bolero. Han sido dos jornadas
de montaña. La primera blanca, la segunda verde. Montañera, invernal, la
primera. Montaraz, otoñal la segunda. Pero con algo en común ambas, que parten
de Logroño, y que discurren entre amigos. Vamos a por la primera.
No quieren perdérselo |
La naturaleza, nuestra verdadera
patria, ajena a las líneas que los hombres marcan en los mapas, no entiende de
si hemos cambiado de provincia o incluso de comunidad autónoma. Sólo entiende
de montañas y de valles, de cuencas y de ríos, de vientos y soledades. De vida
en definitiva, de mucha vida. Tras un amanecer limpio, decidido a que no se le
ponga nada por delante, partimos los nueve integrantes que componemos este
improvisado grupo de Sherpas, Trotas y Mayencos, por la cuenca del Iregua aguas
arriba, con un panorama meteorológico que no era el prometido, y que conforme
nos vamos acercando a él nos va engullendo, como lo hace la Sierra de Cameros,
aletargada, sometida a estas nieblas tan poco amigables siempre.
Laguna Negra de Vinuesa |
Nieblas. Pesadas nieblas que los
fondos de valle ocupan, que abajo quedan al subir el puerto de Santa Inés, y
que atrás dejamos al bajarlo por la vertiente sur, que nos acerca al desvío hacia
la Laguna Negra, por entre unos cuidados bosques, verdadera riqueza natural del
territorio. Diez de la mañana, y sin poder llegar hasta el final de la carretera,
nos detienen en el parquin de abajo. Preparativos, y en marcha. Se hace
aconsejable el acarreo de crampones, y en llegando a la laguna, necesarios para
discurrir con un mínimo de seguridad.
El hielo se hace poesía |
Laguna Negra (1.753 m). Verdadera
joya de la corona, de una corona incluida en 2008 en el espacio protegido del
Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, que en sus
4.617 Has tiene al Pico Urbión, con sus 2.228 metros de altitud, su máxima
altura, y la de toda Soria, y que con su permiso vamos a intentar tratar de tú
en la jornada de hoy. Una laguna decimos, verdadero superviviente de épocas
glaciales, y que nos recibe tranquila, sosegada, aletargada, dormida en
definitiva, sabedora de que está bien guardada entre esos enormes paredones de roca
que velan sus sueños.
Fotos. Crampones. Y al turrón.
Una empinada canal nos eleva a un gran plató que recorremos en su totalidad,
pero con calma, con respeto, como si no quisiéramos inmiscuirnos en ese
entendimiento que tienen los vientos en su modelado del manto nivoso, dejando
su caprichosa y helada huella. En nuestro caminar hacia el collado,
aprovechamos unas rocas para detenernos a echar un bocado.
Manto de novia |
El collado de Majada Rubia (1.862 m), como todos, es una ventana a otros horizontes, en este caso, al norte, de
donde vienen los gélidos vientos que aportan esos mantos de novia a los pinos
que se han atrevido a ir colonizando el lugar. Echando la vista atrás vemos al
padre Moncayo, nevado también, que con sus 2.314 metros de altitud es la mayor cota
del Sistema Ibérico. Dando vista ya a ese norte, que lo sería infinito a no ser
por la visible presencia de los Pirineos, el trazado se suaviza, y el alma se
serena al ver ya nuestro objetivo de hoy, el Urbión. Pasamos por la cuenca
lacustre de la Laguna Larga (1.995 m), también serenos,
silenciosos, como ella, para evitar despertarla de su letargo. Dos del grupo
miden sus fuerzas y prefieren quedarse para ir bajando poco a poco. Seguimos
los demás, por terreno suave hasta alcanzar ya las primeras rampas cimeras.
Barrancos abiertos al norte |
A nuestra izquierda se nos abre
un barranco, donde se considera nace el Duero, que riega las vegas de buenos
caldos y que habla portugués en su madurez. Una cruz metálica, cuyo medio
cuerpo inferior también hiberna, antecede a otra rampa, ya final, para llegar a
la cumbre. Una cumbre a la que vamos llegando todos poco a poco, a través de un
estrecho paso, y soportando unos vientos embravecidos que hacen incómodo el
estar. Abrazos, fotos, contemplación exprés, y para abajo. Con mucho cuidado,
porque en los pacos la nieve está helada. Laguna de Urbión al norte, a nuestros
pies, también helada, también dormida.
De Vía Crucis |
El regreso no es más que seguir
nuestros pasos de subida. Los que se quedaron antes de las rampas han tomado la
sabia decisión de ir bajando, y nos los encontramos justo en el lugar del
bocado de la mañana. Así es que, bocado de la tarde. Continuamos nuestro camino,
despidiendo al sol un poco antes de terminar el plató y comenzar el descenso
por la canal, que nos acerca de nuevo a la domesticada orilla de la Laguna
Negra, aguantando con los pinchos hasta el aparcamiento de arriba, desde donde
los porteamos hasta los vehículos.
Bajando por la canal |
De vuelta a casa, parada en el
puerto de Santa Inés, de donde arranca esa estación de esquí mono pista que
hace las delicias de los principiantes. En la cafetería, encuentro con amigos
de amigos, y amigos de amigos de amigos. El mundo de las montañas es así,
grande y pequeño a la vez. En fin, una muy buena jornada de montaña invernal,
aunque no hayamos terminado este corto otoño.
El reportaje
completo de fotos, en:
qué de peña! , eso es tener tirón y lo demás tonterías!!
ResponderEliminarAsí es, Cacatúa. Vamos a proponer un cambio en la Vocalía... Gracias por el comentario.
EliminarGracias Chema por hacernos revivir tan grata jornada, llena de belleza y con una inmejorable compañía a la que se sumo el sol luciendo en la montaña todo el día
ResponderEliminarDe acuerdo, Isidro, con todo. Gracias a ti por formar parte de esa compañía, y por el comentario.
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