Lo funerario. Ciclo del nacer y el morir.
Siguiendo la pista histórica del
caballo, los científicos han llegado hasta el Eoceno (55 MM años). A partir de
ahí se cree que han ido evolucionando hasta las actuales especies, que son muy
diversas en presencia, color, y tamaño. Su domesticación la iniciaron en Asia
Media hace unos 5.500 años. Fue muy apreciado en tiempos pasados, siendo hoy en
día más por su uso lúdico y deportivo.
Los Humanes de la Prehistoria lo solían representar en las paredes de
sus cuevas de forma esquemática -pinturas rupestres- y aún no está muy claro el
verdadero alcance de semejante simbolismo.
En Europa y en el Extremo
Oriente se le asociaba al significado vital y productor de fuerza latente
en elementos como el fuego y el agua; se pensaba que con la dureza de sus
pezuñas podía escarbar en el suelo hasta hacer manar agua.
Los pueblos Indogermánicos pretendían que se enterrase al Caballo con su amo
cuando éste moría, pues tenían a aquél como conductor del alma de su dueño.
Para los Griegos, el Caballo podía tener una parte de su cuerpo similar a la
de un ser humano (Centauro), y así lo representan en un relieve del Partenón de
Atenas. Otras veces aparece en forma de caballo alado (Pegaso) y entonces
simboliza la fuerza del intelecto y de la creatividad lírica. En este sentido,
Platón utilizaba la parábola de los dos caballos en un intento de hallar el
nexo y la relación del mundo de los sentidos y el mundo de las ideas. Además,
se tenía a Poseidón como el dios de los caballos, tal vez por su relación con
las llamadas “fuerzas inferiores” y con el agua.
En el Libro del Apocalipsis, se considera al Caballo como un presagio de
muerte y destrucción, y al propio tiempo, símbolo, del arrojo y de la guerra.
También aparece en las leyendas
de muchos Pueblos de la Antigüedad
como detentador y revestido de cierto carácter mágico y determinado poder
predictivo y adivinatorio. De aquí que se narraran diversas fábulas y cuentos
en los cuales el Caballo prevenía a su amo sobre un determinado peligro.
La Psicología lo relaciona con el inconsciente y su aura de misterio
se conserva en las mentes de las gentes, que consideran las herraduras de los
caballos como objetos portadores de buena o mala suerte.
Fuente texto: Grandes Profecías (Ed. Nueva Lente) y Wikipedia.
Fuente fotos: Mundowiz, Publispain.
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