Año XIII. Entrega nº 864
“… a poco se divisa la pintoresca población de Beranuy, colgada a media ladera, y accesible sólo a pie. Su parroquia, que conserva elementos románicos, tiene un coro de madera tallada de estilo renacentista. Se conserva una pequeña talla gótica de la Virgen de Sis de la ermita de este nombre, situada en la parte alta del barranco de Sis”. Cayetano Enríquez de Salamanca.
Hora y media hasta aquí, y ahora toca volver al desvío para continuar la ruta que, en cuatro pasos nos hace pasar por las bordas de Beranuy. De las grandes dimensiones de la sierra de Sis ya hemos dado buena cuenta, y de que en sus faldas alberga tierras de muchos, por no decir todos, pueblos, también; razonable es pensar, pues, de la existencia de estos conjuntos de casetas pastoriles dada la lejanía de los pastos. Estamos en una de esas zonas, como decimos, la de Beranuy, donde algunas siguen en pie, como la de Farrero.
Como cientos de ellas repartidas por las montañas, el origen de esta ermita no está exento de leyendas, teniendo en común apariciones o hallazgos de imágenes. Una de ellas dice que fue Pedro el Monche, quien procedía de Poblet, su constructor en el lugar donde encontró la imagen de la virgen y las de los apóstoles San Pedro y San Juan. En tiempos ya más recientes, la ermita albergaba una imagen de la virgen, del siglo XIV, que actualmente descansa en la parroquial de Beranuy.
Una tablilla reciente nos indica la dirección para contemplar la cascada de Sis, que baja en todo su esplendor. Dejamos este magnético lugar para continuar nuestra ruta, iniciando así el regreso. Pronto nos topamos con el barranco citado que, debido a ese “esplendor”, tenemos que descalzarnos para cruzarlo, el mejor modo de no hacer comedias. El sendero nos va llevando, y nos introduce en otro barranco del que no encontramos nombre, pero sí su origen que, según los mapas, es la fuente de la Paúl. Continuamos por el descenso, alternando tramos cómodos con más abruptos. Nos llama la atención un paso entre conglomerados, como toda sierra, al que llaman portillo de la Espada.
El sendero nos va llevando ya a una zona abierta, señal de que vamos dejando la sierra atrás. Aparece en los mapas como Solana de la Toña, unos viejos campos que pertenecen a Pardinella, a donde llegamos enseguida, tras dejar atrás unas casetas en ruinas. Se trata de una aldea que ya se citaba en El Cartulario de Roda, pág. 57, al nombrar a “Atto, presbiter de Pardinella”, según el historiador Antonio Ubieto.
Visitamos la recoleta parroquial de San Bartolomé, con su cementerio anejo, y continuamos camino, encontrándonos a la salida, en un apacible lugar, las señales de que entramos en el GR 18.1 y el GR 17, citados con anterioridad, junto a una fuente, y que nos llevan ya ha cerrar la circular en Beranuy, haciendo un corto tramo común con el de ida, hasta alcanzar el punto de partida.
Una bonita y solitaria circular por una de las muchas entrañas de esta gran sierra, que nos ha llevado 6 horas y cuarto, para recorrer 13,8 km, y salvar un desnivel acumulado en torno a los 765 m D+/-, que nos ha dado la oportunidad de visitar una emblemática ermita de estas tierras de nuestra Ribagorza oriental, pudiendo admirar buena parte de ella desde el espléndido mirador del El Mallo.
Bibliografía:
Por el Pirineo aragonés (rutas del Sobrarbe y la Ribagorza). Cayetano Enríquez de Salamanca. El autor (1974)
Historia de Aragón, los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Historia de Aragón, los pueblos y los despoblados III. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Web:
Las fotos, con sus comentarios y el track
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