martes, 9 de abril de 2024

Ermita de la Virgen de Sis, en las entrañas de la sierra

 Año XIII. Entrega nº 864


IXOS MONS
Ermita de la Virgen de Sis (1340 m)
Miércoles, 3 de abril de 2024

            “… a poco se divisa la pintoresca población de Beranuy, colgada a media ladera, y accesible sólo a pie. Su parroquia, que conserva elementos románicos, tiene un coro de madera tallada de estilo renacentista. Se conserva una pequeña talla gótica de la Virgen de Sis de la ermita de este nombre, situada en la parte alta del barranco de Sis”. Cayetano Enríquez de Salamanca. 



            Este texto, de cuya publicación hace nada más y nada menos que medio siglo, nos viene al pelo para encuadrar la ruta de hoy, porque es por esos pagos por los que nuestros pies han trazado una incursión a la sierra de Sis desde Beranuy, una de las muchas que suben a lo alto de esta enorme sierra, como mínimo una desde cada pueblo que se sitúa en sus faldas, y son muchos. Hay constancia de que Beranuy estaba constituido como municipio en 1834, para anexionarse Ballabriga, Biascas de Obarra, Pardinella y Raluy en 1845; por decreto 1780/1966, del 16 de junio (BOA 173/1966) se le unió Calvera, que arrastraba a las Herrerías de Calvera, Morens y el actual despoblado de Castrocid, pasándose a llamar de Veracruz, parece ser que por la querencia a la ciudad mejicana de un funcionario municipal, hasta 2011, momento desde el que su denominación oficial pasó a ser la actual de Beranuy, localidad de la que cita Antonio Ubieto como primera noticia en el año 919 cuando se habla del “valle de Veranoi”.



            Pues tras este breve repaso por la reciente historia, vamos a hacerlo ahora por el terreno. Partimos del edificio del ayuntamiento, para cruzar la A-1605 que, abrazada al río Isábena, parte de Graus y se dirige hacia Bonansa, para unirse a la N-260. Se pasa por un singular arco bajo la vivienda de casa Ferrero, junto a la antigua casa consistorial, al que le sigue el puente medieval para cruzar al margen izquierdo del río. Pronto dejamos atrás un cruce en el que convergen el GR 18.1 (Sendero de Ribagorza) y el recientemente señalizado GR 17 (Camino de Santiago Vía Arán-Pirineos). Abrimos la circular para tomar la dirección del mirador del Mallo y la ermita de Sis, que es a donde nos dirigimos, tomando el PR-HU 47. Dejamos a la izquierda el desvío para la parroquial de Santa Eulalia, de fábrica románica, de cuyos orígenes se sustituyó el ábside por otro hexagonal renacentista, como indica el maestro Omedes.




            Enseguida ya nos metemos por el camino del “grau”, una senda, que va ganando altura poco a poco, incluso cuando discurre por debajo del roquedo. Las vistas sobre el valle se van ampliando conforme vamos subiendo y el bosque nos lo permite. Vamos teniendo contacto visual con nuestro primer objetivo, que es el mirador de El Mallo, al que accedemos tras dejar el desvío atrás, y al que volveremos. La llegada al mirador, dotado de panel explicativo, se realiza entre asombro y admiración. Asombro porque por más que te lo imagines queda superado ampliamente por la realidad; y admiración, porque es algo que te sale de lo más hondo al contemplar tan magno espectáculo. No son grandes montañas, es verdad, no son grandes valles, también lo es… pero, no sé, no en todo el tamaño importa, aun así, la mirada se mece plácidamente a lo largo de este valle que el río Isábena ha sabido labrar a lo largo de los últimos miles de años, desparramándose alegremente tras el congosto de Obarra.



            Hora y media hasta aquí, y ahora toca volver al desvío para continuar la ruta que, en cuatro pasos nos hace pasar por las bordas de Beranuy. De las grandes dimensiones de la sierra de Sis ya hemos dado buena cuenta, y de que en sus faldas alberga tierras de muchos, por no decir todos, pueblos, también; razonable es pensar, pues, de la existencia de estos conjuntos de casetas pastoriles dada la lejanía de los pastos. Estamos en una de esas zonas, como decimos, la de Beranuy, donde algunas siguen en pie, como la de Farrero. 















            El PR-HU 47 se parte en dos; tomamos el ramal de la derecha, siguiendo la señalización de la comarca (ruta circular sierra de Sis), para ir adentrándonos en las entrañas de la sierra, por una zona frondosa, rica en cajicos, en busca de la ermita. Tras cruzar varios barrancos, en tres cuartos de hora llegamos al viejo emplazamiento, compuesto de ermita, que se va conservando, y casa aneja en completa ruina. La ermita, situada junto al barranco de Sis, está coronada por robusta espadaña con una barandilla de madera que, según leemos, podría ejercer funciones de esconjuradero. 




            Como cientos de ellas repartidas por las montañas, el origen de esta ermita no está exento de leyendas, teniendo en común apariciones o hallazgos de imágenes. Una de ellas dice que fue Pedro el Monche, quien procedía de Poblet, su constructor en el lugar donde encontró la imagen de la virgen y las de los apóstoles San Pedro y San Juan. En tiempos ya más recientes, la ermita albergaba una imagen de la virgen, del siglo XIV, que actualmente descansa en la parroquial de Beranuy. 






            Una tablilla reciente nos indica la dirección para contemplar la cascada de Sis, que baja en todo su esplendor. Dejamos este magnético lugar para continuar nuestra ruta, iniciando así el regreso. Pronto nos topamos con el barranco citado que, debido a ese “esplendor”, tenemos que descalzarnos para cruzarlo, el mejor modo de no hacer comedias. El sendero nos va llevando, y nos introduce en otro barranco del que no encontramos nombre, pero sí su origen que, según los mapas, es la fuente de la Paúl. Continuamos por el descenso, alternando tramos cómodos con más abruptos. Nos llama la atención un paso entre conglomerados, como toda sierra, al que llaman portillo de la Espada.







            El sendero nos va llevando ya a una zona abierta, señal de que vamos dejando la sierra atrás. Aparece en los mapas como Solana de la Toña, unos viejos campos que pertenecen a Pardinella, a donde llegamos enseguida, tras dejar atrás unas casetas en ruinas. Se trata de una aldea que ya se citaba en El Cartulario de Roda, pág. 57, al nombrar a “Atto, presbiter de Pardinella”, según el historiador Antonio Ubieto. 



            Visitamos la recoleta parroquial de San Bartolomé, con su cementerio anejo, y continuamos camino, encontrándonos a la salida, en un apacible lugar, las señales de que entramos en el GR 18.1 y el GR 17, citados con anterioridad, junto a una fuente, y que nos llevan ya ha cerrar la circular en Beranuy, haciendo un corto tramo común con el de ida, hasta alcanzar el punto de partida.








            Una bonita y solitaria circular por una de las muchas entrañas de esta gran sierra, que nos ha llevado 6 horas y cuarto, para recorrer 13,8 km, y salvar un desnivel acumulado en torno a los 765 m D+/-, que nos ha dado la oportunidad de visitar una emblemática ermita de estas tierras de nuestra Ribagorza oriental, pudiendo admirar buena parte de ella desde el espléndido mirador del El Mallo.



Bibliografía:

Por el Pirineo aragonés (rutas del Sobrarbe y la Ribagorza). Cayetano Enríquez de Salamanca. El autor (1974)

Historia de Aragón, los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)

Historia de Aragón, los pueblos y los despoblados III. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)

Web:

BOE

Turismo Ribagorza

Románico aragonés 

SIPCA 

Románico ribagorzano

Wikipedia 

Wikiloc 

RAE 

Fundeu  

IGN

Geamap

Hijo de la Tierra




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