Año XIII. Entrega nº 867
“El benedictino Abad, en su visita a Obarra, en 1772, vio aún los vestigios del castro Ripacurza y recogió una lápida con inscripción romana. Cerca de allí trepa el camino de acceso a Espés, remontando Ballabriga. Se trataba de una primitiva fortaleza romana allí emplazada para proteger el flanco sur de la garganta ribereña. Erigido sobre Ballabriga, se cubría por el sur con los fuertes de Roda de Isábena y Pedruy, a lado y lado del río; y los más cercanos de Calvera, Castrocid y alguno más ignorado de momento. Santiago Broto.
La primera mención que se tiene de este lugar está datada entre 1010 y 1012, por Martín Duque, en su Colección diplomática de Obarra, nº 19, donde está documentado un tal Garuzo de Vallabricha. Desde entonces, y seguro que mucho antes también, se fueron sucediendo transacciones mercantiles con esta villa y sus tierras, dada la importancia de su emplazamiento estratégico, dominando, a través del cercano paso de la Croqueta, el congosto de Obarra. Parece ser que el sufijo “briga” significa fortaleza, castro… de cualquier modo, lugar alto. Desde sus 1180 msnm se tiene un dominio visual sobre el valle, aguas abajo del congosto.
Un dominio que vamos a ir perdiendo conforme nos vayamos alejando de este lugar. Para ello, salimos de Vallabriga junto a su parroquial, edificio que cuenta con los dedos de una mano los años que pasan de la centena, aunque parece ser que se emplearon en su construcción sillares y otros elementos de un antiguo templo románico.
La frondosidad del bosque es de tal calibre que impide la vista, y que aquí tiene ocasión de ampliarse hasta el infinito. Uno de esos infinitos más cercanos es el soberbio macizo del Turbón que, como gran arca varada en el tiempo parece asignarle la tradición popular la regencia del tiempo atmosférico, si hacemos caso del refrán de “si llueve en el Turbón, llueve en todo Aragón”. Estamos cruzando la cañada de Villacarlí, que une esta población, del municipio de Torre la Ribera, con el otrora transitado puerto de las Aras, y que desconocemos si tiene uso en la actualidad.
Ya de bajada, en una de las salidas de pista a la derecha, encontramos una baliza que señaliza el circuito nº 3 de Nordic Walking, y que vamos siguiendo. En el lugar donde tomamos de nuevo la pista, cambiamos ya al término municipal de Torre la Ribera, que no abandonaremos ya hasta el fin de la ruta.
A lo largo del descenso también se suceden los cruces con pistas, hasta que finalmente, y por terreno de margas, salimos del bosque y damos con el barranco de Canals, que cruzamos como podemos por el alto caudal que lleva. Seguimos por pista hasta entrar de nuevo en un sendero a la izquierda, que nos baja ya a la carretera local Hu-V-9601, que une distintos núcleos de las Vilas del Turbón. Situadas bajo el enorme macizo homónimo, si nos remitimos a la leyenda nos cuenta que el nombre le viene de que en esta montaña mágica encalló el Arca de Noé al descender las aguas del diluvio universal, cuando el personaje gritó “L’arca ba turbá, l’arca ba turbá”, considerando que turbar significaría eso, encallar.
Pues hasta aquí la ruta de hoy, que nos ha costado 3 horas, para recorrer 6,7 km, y salvar un desnivel acumulado en torno a los 620 m D+ y 395 m D-, uniendo dos poblaciones de estos valles tan cargados de historia y de patrimonio.
Bibliografía:
El Pirineo aragonés. Santiago Broto Aparicio. Ed. Everest (1979)
Historia de Aragón, los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Historia de Aragón, los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Web:
Las fotos, con sus comentarios y el track
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