Año XII. Entrega nº 851
"En el corazón de todos los inviernos vive una primavera palpitante y detrás de cada noche viene una aurora sonriente". Khalil Gibran.
Con esta frase nos acercamos al pensamiento de este poeta libanés, y es que lo que describe no es más que un hito, importante, sí, pero uno de los hitos del ciclo vital. Otro año más, y van… no sé, creo que muchos, asistimos a la tradicional subida a la Peña Oroel en estas fechas en las que damos comienzo a la Navidad, esa fiesta cristiana que vino a sacralizar a la que había, sincretizando un culto pagano, o biológico, si estamos más cómodos con este término, en un momento en el que el Sol, al que le debemos todo, más se acerca a nuestro planeta, aunque, paradójicamente, sea la época más fría del año, pero eso se debe a la inclinación del eje terrestre.
Desde que comenzó esta serie de ascensiones, allá por 1992, mucho ha cambiado esta manifestación. Por aquellos años, y tampoco hace tantos, se hablaba de cientos de personas, encabezadas por el obispo de Jaca; hoy, apenas un par o tres de decenas, la mayoría impulsadas por ese afán de encuentro con viejos amigos en un escenario como éste de lo más alto de la Peña Oroel, en el que, en días como el de hoy, se tienen unas fabulosas vistas a cientos de kilómetros a la redonda.
Encajonados ya en el barranco de Acín, lo cruzamos un par de veces para llegar al edificio de las fuentes y continuar hasta la carretera. En el Parador, hora y cuarto hasta aquí, coincidimos con otro grupo de amigos, con los que iniciamos la verdadera ascensión, alcanzando a las últimas unidades de los que han salido a las 9 del Parador. Finalmente salimos del bosque en el collado de las Neveras dando fe de lo que la mañana prometía, que era unas vistas espectaculares gracias a unos cielos despejados, aunque ventosos.
Transitamos por la senda de la cornisa, dando alcance a otros grupos, hasta nuestra llegada final a la Cruz, en menos de dos horas y media desde Jaca. La cruz, patrimonializada por el cristianismo, es un potentísimo símbolo cuyos orígenes se pierden en la noche de los tiempos, y de lo que podremos hablar en otra ocasión. Poco a poco va llegando el personal, momento en el que los típicos productos navideños van tomando protagonismo. Algunos nos acercamos al extremo occidental de la Peña, que algo tenemos por allí, y a nuestro regreso, fotos de grupo y a emprender el descenso, que se hace por el mismo itinerario.
Unos con más motivaciones religiosas, otros con menos, pero es un buen momento para celebrar algo que es tradicional en nuestra cultura, como es el comienzo de estas fiestas, “en uno de los cuatro momentos cardinales del año en los que se producen en la naturaleza gran afluencia y circulación de energías que ejercen influencias sobre la Tierra y sobre los seres que la pueblan, los mundos mineral, vegetal, animal y humano, cada uno en su nivel de conciencia”, como publicábamos hace unos años en la Pascua de Navidad, donde desvelábamos algunos de los misterios en torno a estas celebraciones.
“Un recordatorio especial para los que, por una u otra razón, más sufren. Y para unos y otros, feliz Navidad, o si lo preferís, feliz solsticio a todos, y que nos hagamos merecedores de todos nuestros deseos para el próximo año”.
Web:
Algunas imágenes han sido extraídas de diversas web
La de grupo con la que se finaliza el reportaje es de Carlos Peñarroya
Las fotos, con sus comentarios.
No hay comentarios:
Publicar un comentario