domingo, 24 de diciembre de 2023

La Raca, de nevadas faldas y en peligro

 Año XII. Entrega nº 852


A TUCAS ALBARS
La Raca (2277 m)
Sábado, 23 de diciembre de 2023

            Sí, de nevadas faldas y en peligro, por ambas vertientes. 

          "La atención de los humanos se ve solicitada por la concurrencia de numerosos centros de interés que actúan como imanes en competencia, determinando inestabilidad y mudanza frecuente en la elección, apabullando con frecuencia lo esencial bajo el tráfago tumultuoso y brillante de lo accesorio e, incluso, perjudicial”. Felipe de Torres.



            Felipe de Torres y del Solar, gran maestro nuestro, que lo fue, hará la friolera de más de cincuenta años, y que llenaba las tardes/noches de los cursos lectivos de aquellos tiempos, impartiendo conocimientos de Vitacultura (culto a la vida) y Antroponomía (leyes que rigen al ser humano) que, sin duda, representaron un antes y un después en la vida de uno. Era doctor en Fisioterapia por la Lincoln University, y en Naturopatía por la Brantidge School (ambos títulos sin validez en España en su época, desconozco si actualmente), fundador y director de la Academia San Francisco de Asís y del Instituto Español de Vitacultura y Antroponomía, títulos todos ellos, y seguro que alguno más, a los que le gustaba añadir el de “no médico”, de lo que presumía. Y lo hacía basado en su valentía, que le valió para abrirse camino en estas prácticas alternativas en una época en la que todo lo que enseñaba estaba fuera del sistema, lo que le costó entrar en prisión más de una vez.



            Y hemos traído aquí esas palabras, rebuscadas en una de sus muchas publicaciones, porque ponen negro sobre blanco los pensamientos que nos han asaltado esta mañana mientras subíamos con esfuerzo a la Raca, en ese ambiente de “tráfago tumultuoso y brillante de lo accesorio”, y eso que la afluencia de personal era muy limitada, como también la superficie esquiable, cuyas orillas hemos aprovechado para subir hasta el monte más meridional del amplio circo de Astún, en donde nace el río Aragón y que, al igual que el valle contiguo de la Canal Roya, también se haya en peligro de devoración (más) por las ambiciones desmedidas de los promotores de esos ambientes descritos.



             Un río Aragón, decimos, que da nombre a la Comunidad Autónoma, reducida hoy en día a un pequeño territorio si tomamos como referencia lo que fue cuando era poderoso en la talasocracia mediterránea. No olvidemos las palabras que el cronista catalán Bernat Desclot puso en boca de Roger de Lauria, rayando en lo legendario, cuando interpelado por el conde de Foix, emisario del rey de Francia, le dijo: “Señor, no sólo no pienso que galera u otro bajel intente navegar por el mar sin salvoconducto del rey de Aragón, ni tampoco galera o leño, sino que no creo que pez alguno intente alzarse sobre el mar si no lleva un escudo con la enseña del rey de Aragón en la cola para mostrar el salvoconducto del rey aragonés”. 



            Pues eso, entre las explosiones vecinales y las implosiones internas, apañaos estamos: “Desperta ferro!!!”. Como decía Anayeta en la punta de la Raca mirando a la Canal Roya: “Tengamos la fiesta en paz”.



            Pero nosotros a lo nuestro, que para hacer país hay que recorrerlo de cabo a rabo y de arriba abajo, aunque en este caso ha sido de abajo a arriba. En una mañana con nieblas en los valles, partimos de la base de la estación, donde nos encontramos con más amigos, para ir subiendo bien orillados, por las pistas, procurando tomar las cerradas al público por escasez de nieve. Las nieblas se van quedando abajo, lo que nos hace pensar el gran simbolismo y analogía que se puede obtener de ello. Con tramos más tendidos, y otros más pendientes y duros, en los que hay que emplearse a fondo dando buen pisotón con las raquetas, vamos llegando al pie de la estación superior de la Raca, donde el brillante sol nos acaricia ya el rostro, dando paso ya a lo más alto, a donde llegamos en dos horas y media.










            Rescatamos los pensamientos que nos asaltaban al superar la línea de nieblas, porque las seguimos viendo en los valles, sin embargo, aquí disfrutamos de un ambiente radiante, con un sol que ilumina todo lo que nuestra vista alcanza, y más allá. Las penurias, las preocupaciones, la ansiedad, el estrés… todo se queda bajo ese manto opaco, pero que no nos impida pensar que el sol siempre brilla por encima. Como decía un tocayo posteriormente comiendo: “… cuando vuelvo de la montaña soy un hombre nuevo, me lo noto, me siento diferente”; y la clave está en eso, en los esfuerzos necesarios para superar esa barrera, sin ellos, no somos diferentes. Es lo que aportan días como los de hoy, montaña y esfuerzo, un binomio de lujo para la superación.




            Más amigos de amigos se unen al encuentro bajo las antenas cimeras, de las que se desprenden bloques de hielo animados por el calor de esta mañana con inversión térmica. Otra lección que nos da la naturaleza, en analogía con el amor, que también es desprendido. Las mismas montañas, pero con aspecto diferente, con visión diferente, ya no son las mismas. Las repasamos, y sí, están todas en su sitio, en aquel que le corresponde a cada una. Sacamos la Anayeta de la mochila, y la dejamos a solas con su valle para que dialogue con él un rato antes del posado. Nos dice que le gusta así, verde, marrón, blanca y libre, sobre todo, libre.









            Tras las degustaciones propias de las fechas, al filo de las dos de la tarde, Ástrid, satisfecha con sus botas para hollar la mayor altura del ultramar de las américas, y un par de raqueteros, pillamos la delantera a los que no tardaron en salir deslizándose sobre sus tablas que, claro, nos irían adelantando por el camino, pero no todo, porque pillamos atajos aprovechando de que la nieve estaba ya más cocida en el descenso debido a la niebla.



            Y con ello, y con todo, si dos horas y media nos costaría subir, en una hacíamos el descenso, que más otra de cima, se nos fueron las cuatro y media, en las que disfrutamos con los mejores regalos que nos pueden traer estas fiestas, que son montañas y amigos que, si por separado son buenos, juntos es un lujo. 



            Desde una de las mayores alturas de Jaca, compartida con Canfranc, os deseamos lo mejor para estas fiestas y que el año próximo nos traiga a todos lo que nos merezcamos... no más, que es vicio.



Bibliografía:

Vía mental a la vitacultura. Felipe de Torres y del Solar. Álvarez-Esbec (1978).

Web:

Manuel Soler

Armada.Defensa 

Historia de Aragón 

Desperta ferro 

Wikipedia 

RAE 

Fundeu  

IGN

Geamap 

Hijo de la Tierra 

El Pirineo no se vende


Las imágenes de Anayeta y la siguiente son de Luis Mari. El resto, del autor 




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