Año XII. Entrega nº 796
MONS CON NIEU
Puntal Alto del Foratón (2 154 m)
Sábado, 4 de febrero de 2023
Del escritor Cristiano Mauri traemos una frase que nos viene al pelo y sintoniza plenamente con nuestra actividad de hoy y, por qué no decirlo, para relacionar el líquido elemento en forma de nieve, con el buen hacer sobre las personas, con el buen hacer sobre las cosas. Decía: "Deberíamos aprender de la nieve a entrar en la vida de los demás con esa gracia y esa capacidad de esparcir un velo de belleza sobre las cosas".
Porque sí, porque a pesar de estar vinculada al invierno, tiene una parte de calidez, de suavidad, de ir arropando todo con su blanco manto que suaviza el relieve, que homogeniza el paisaje, que redondea las montañas. Es la cara amable de la nieve; la menos amable es la del peligro que entraña el no gestionar bien nuestro paso por ella, y que conlleva una cierta sabiduría que admiramos en quien la tiene, porque cuanto mejor sepamos leer el terreno y afrontarlo en consecuencia más nos alejaremos de ese peligro que acecha en forma de avalancha cuando se conjugan varios elementos, como la inclinación, la temperatura, la humedad, la carga de nieve, el estado de las capas inferiores… siendo garantía de éxito y disfrute.
Hoy elegimos el bellísimo paraje de
Lizara para echarnos a la nevada montaña. Seguimos con inversión térmica, a -5ºC en Labati y a 9º al llegar aquí, aunque con fuerte viento. Decenas y decenas de vehículos, nunca lo había visto así. Comenzamos desde el refugio para dirigirnos al
collado de lo Foratón, si respetamos el habla local, ese que media entre la
sierra de Gabás y el
macizo del Bisaurín, paso obligado para acceder a este pico por su ruta normal. Emprendemos la marcha por el
GR 11, que pronto abandonamos para continuar por su variante
GR 11.1. Las primeras rampas son potentes, lo que obliga a ir dosificando las fuerzas. Tras ellas, la pendiente se suaviza pero, posteriormente, la travesía inclinada lateralmente hace incómodo el paso, hasta llegar a la explanada, que da oxígeno, pero que dura hasta afrontar la decidida subida al collado.
Una subida a tramos cómoda por la huella, pero por otros no tanto, debido a la inclinación. Desde la mismísima salida, como decimos, y no contábamos con él, nos acecha un fuerte viento, que se acrecienta conforme vamos llegando al collado, adquiriendo en él su máximo nivel. Hora y media hasta aquí. Bastante afluencia de alpinistas con esquís de montaña que se desvían hacia el Bisaurín. Nosotros, al lado contrario, hacia el sur, para ir subiendo a la sierra de Gabás y, tras una cota intermedia, hacer el último esfuerzo para llegar, al cabo de dos horas, al Puntal Alto del Foratón que, con sus 2 154 msnm es el techo de la sierra, y desde donde se tienen unas magníficas vistas a todas caras.
Al norte, lo más inmediato que tenemos es el gigante local, el Bisaurín, con sus inseparables punta Fetás y agujas de la Balellaza. Si seguimos la vista hacia levante, lo siguiente que vemos es el macizo de Bernera y las Lienas de Bozo y Garganta, con el hermano mayor, el Aspe, con la sierra de alguno de la familia Napazal, el Petrito, Mesola y Cucuruzuelo desvaneciéndose ya hacia el sur. También alcanza la vista hacia gigantes del valle del Aragón, Collarada, Pala de Ip, Pala de Alcañiz… Y si nos giramos hacia poniente, el más inmediato que destaca es el Agüerri, seguido del Puntal de Valencia, Peña Forca con su Lenito… En fin, todo un mundo de montañas nevadas, pero muy venteadas. Y si es al sur donde miramos, veremos todas estas sierras perpendiculares a la cordillera, que van perdiendo galones conforme bajan a beber a tierra baja. Y por ver, ver, hasta la Peña Oroel, la sierra de Guara, incluso el Moncayo y otras sierras nevadas de la Ibérica, que se pierden hasta Urbión y más allá.
Aunque la temperatura no es baja, el viento azota, haciendo incómoda la estancia, de modo que emprendemos el descenso, David y yo, como hemos subido, con raquetas, y Jesús con sus flamantes tablas de Skimo. Del descenso poco que contar, ya que lo hacemos por el mismo itinerario, aunque en los tramos más inclinados nos hemos podido desviar en busca de mejores pasos.
Llegamos al refugio, dando por terminada esta ascensión en modo invernal, pero con un extraordinario tiempo, al viento se lo perdonamos, y al cabo de casi cuatro horas, con 7,2 km y salvando un desnivel acumulado en torno a los 635 m D+/-.
Web:
Senderos FAM
Turisme FGC
RAE
Geamap
Hijo de la Tierra
Las fotos y el track, que no tiene por qué ajustarse a los senderos de verano
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