"Es esta sepvltvra del reverend frai Gaspar Español prior que fve de esta casa. Murió el AD (anno Domini) 1613". Texto que se puede leer en una de las lápidas de lo que se va conservando del antiguo monasterio de los Santos Justo y Pastor, en Urmella. La otra, de justo tres siglos después, dice: "Restaurada el año 1913 siendo párroco D. José Ademá y Ribera".
Traemos esto porque es lo que hemos encontrado en la red de redes referente al monasterio citado, y del que no teníamos conocimiento, como de tantas y tantas otras cosas, y lo cierto es que nos ha sorprendido, porque contrasta su deplorable estado con la importancia que tuvo antaño, considerado el segundo templo románico de La Ribagorza tras el de Obarra.
Estamos pasando unos días por La Ribagorza, descubriendo nuevas rutas, bellos rincones apartados de la vorágine del turismo blanco, algo que les ha permitido a los pequeños pueblos escondidos en los pequeños valles, conservar ese ambiente rural que poco a poco se va desvaneciendo. Nos hemos acercado hasta Castejón de Sos para hacer una circular uniendo alguno de esos pueblos del llamado Solano de Benasque, aprovechando parte de la red de senderos marcados como PR, en concreto el PR-HU 89, lineal, que une la población citada con la de Arasán, pasando por Bisaurri y Urmella, volviendo a Castejón de Sos por el PR-HU 88, o Camino del Solano, desde Arasán, que luego visita además Liri y Sos, aunque nosotros no, al menos en esta ocasión. Son señalizaciones, ambas, que han quedado desdibujadas por el tiempo, por lo que no va a ser fácil hacer la ruta si no se dispone del track.
Partimos, como decimos, de Castejón de Sos, de un lugar muy próximo al ayuntamiento, pero al otro lado de la carretera. Enseguida salimos del terreno urbanizado para tomar una pista con muchos bolos y que, al rato se empina bastante. En poco más de media hora llegamos a Bisaurri, cuyas tierras pertenecían, según Antonio Durán, al monasterio de San Victorián en 1566. No sabemos si será o no por eso, pero nos recibe muy tranquilo.
Salimos a la N-260, que transitamos con mucho cuidado algo menos de 300 metros dirección norte, para meternos por un camino al término del puente sobre el barranco de Bisaurri. A partir de ahí, se van sucediendo senderos y pistas, hasta llegar a cruzar el barranco de Urmella, y luego subir hasta esta pequeña población, la más interior del valle. Un perro nos da la bienvenida y, seguidamente sale la dueña de su casa. Es Margarita que, muy amablemente, nos cuenta que el pueblo llegó a estar casi deshabitado, quedando únicamente un par de hermanos ganaderos, siendo gentes de diversos puntos de España las que fueron llegando, y al verse prendidos del lugar, se liaron a comprar fincas y casas para restaurarlas, viviendo ahora 11 personas, en concreto ella, en una borda de casa Marcial. Al igual que lo mencionado para Bisaurri, y según las mismas fuentes, también sus tierras pertenecían al monasterio de San Victorián en 1566.
Seguimos nuestro camino, guiados por unas muy tímidas señales de PR, pero básicamente por el track que llevamos. Saliendo del pueblo tomamos a la derecha una pista de cemento que nos lleva a otro conjunto de edificios, entre los que destaca el monasterio de los santos Justo y Pastor, o lo que queda de él, una pieza más, de las muchas, que engrosan la vergonzosa lista del rico patrimonio que se lleva el abandono y el tiempo. Sus orígenes se enraízan en las primeras décadas del siglo XI, cuando los maestros lombardos campaban por estos lares, aunque más por otros. Los avatares de la vida, las interrupciones en la construcción, las posteriores reformas y el mencionado abandono han dado como fruto el sumamente lamentable estado en el que se encuentra. Pero no nos íbamos a ir de allí sin conocer y departir con otra persona, Guillermo, que también vive en una borda, en este caso de casa Marcelina, y es tanta paz la que destila como desquiciado está este mundo.
Se ofrece amablemente a acompañarnos unas decenas de metros para mostrarnos lo que es el antiguo camino a Arasán que, como coincide con nuestro track pues eso, miel sobre hojuelas. Lo seguimos, y vuelve a combinar sendero con pistas, hasta que finalmente se llega a unos campos, con la vista puesta ya en este nuestro siguiente hito, que alcanzamos por una vereda que nos recibe muy descuidada. Tres horas desde el arranque, para encontrar una pequeña población con un aire muy rural. Salimos a la carretera de Liri, que cruzamos para meternos de nuevo en un sendero, para llegar en poco más de media hora, tras haber cruzado de nuevo la carretera, a nuestro destino, que es el punto de origen, habiendo completado del lineal PR-HU 89, desde Castejón de Sos hasta Arasán, e incorporarnos allí al circular PR-HU 88.
Una bonita vuelta por unos caminos que piden a gritos un repaso, pero que ha contado con la visita a tres pueblos del Solano de Benasque, dos de ellos con un tamaño que les ha permitido conservar ese ambiente rural, y donde hemos encontrado gentes encantadoras, que han priorizado la paz, la tranquilidad y el alejamiento a todo lo contrario, sobre cualquier otra cuestión vital. Una vuelta, decimos, en la que hemos invertido 3 horas y 50 minutos, para recorrer 11,7 km, con un desnivel acumulado de 560 m D+/-.
Bibliografía:
Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar 1984
Historia de Aragón. Los pueblos y los despoblados III. Antonio Ubieto. Anubar 1984
Web:
Románico aragonés
J. Díez Arnal
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