miércoles, 13 de abril de 2022

Circuito Puerta del Valle de Benasque, naturaleza, tradición y patrimonio



IXOS MONS
Circuito Puerta del Valle de Benasque
Et 1. Benasque - Eriste - Guayente - Sahún - Chía - El Run
Et 2. El Run - Ventamillo - Gabás - Castejón de Sos
Et 3. Castejón de Sos - Sos - Eresué - Casas de Conques - Anciles - Benasque
Del sábado 9 al lunes 11 de abril de 2022

            “… la población conserva la forma ovalada del tiempo en el que estuvo amurallada. Sus calles, todas empedradas, las casas, todas de piedra, y cubiertas por empizarrados y pendientes tejados, las numerosas casas señoriales, que surgen en cada rincón, y el bravío paisaje circundante, inseparable del conjunto, confieren a Benasque un atractivo, un señorío y un encanto inolvidables”. Cayetano Enríquez de Salamanca.


Benasque. Imagen de Turismo de Aragón

INTRODUCCIÓN

            Es frecuente encontrar en los grandes valles pirenaicos unas angostas entradas que, según las distintas zonas, toman también distintos nombres, como fozes, bocas, desfiladeros, congostos… como el que nos ocupa, el de Ventamillo que, tras cruzarlo nos da paso al amplio valle de Benasque, por el que discurre el río Ésera, y que el modulado glacial con su arrastre de sedimentos ha convertido en una fértil vega. Este circuito de la Puerta del Valle de Benasque, partiendo de esta localidad, lo recorre por el sur en ambas márgenes del río, en tres cómodas etapas, con principio y final, además de en la citada, en El Run y en Castejón de Sos, pasando por lugares tan característicos como el santuario de Guayente, las sugerentes orillas del embalse de Linsoles, o los aleros del Ventamillo, además de por pequeños núcleos de población que aún conservan ese ambiente rural de antaño, alejados de la vorágine del turismo blanco. Todo ello bajo la atenta mirada de grandes montañas, como son la sierra de Chía, el Turbón o el macizo de Cotiella. Se atraviesan increíbles bosques, con una belleza que se ve, dejando intuir la que no se ve, pero se siente, se discurre por plácidos senderos o calzados caminos de viejo, que unían pueblos, gentes, labores cotidianas, y por los que, si pegas oído, todavía resuenan los cascos de las caballerías. Un circuito altamente recomendable, con poco más de 50 km y 1860 m de desnivel acumulado D+/-, y que se puede hacer cómodamente en tres etapas, que nos llevarán en torno a 5 o 6 horas cada jornada.



Etapa 1. Benasque – El Run

            En los oscuros años, décadas, siglos, podríamos decir, en los que la población estaba sometida al dictado de los señores y sus tropelías, con mucho trabajo y poco pan que llevarse a la boca, se necesitaban gestas religiosas que llenaran de luz y de esperanza los corazones abatidos, y que contrarrestaran las continuas amenazas del infernal fuego eterno. Los santos milagrosos y las apariciones marianas se multiplicaban por doquier. 



guayente.net

            Eran épocas de reconquistar terrenos perdidos, y colonizarlos con ermitas, iglesias, santuarios y monasterios, en cuyo origen, en muchos casos, encontramos al pastor y a la Virgen. En este caso, la Virgen no se fijó en uno de ellos, sino en un señor, Don Hernando Azcón, que por el año 1070, dirigiéndose a su casa solariega de Liri, oyó el canto de la Salve, y al dirigirse al lugar de donde provenía halló la imagen de la Virgen, que llevó al próximo Sahún pero, por dos veces, esta volvió al lugar donde se apareció, por lo que fue allí donde se erigió la primitiva ermita que, posteriormente dio lugar al actual santuario. Cosas que uno descubre cuando se adentra en la intrahistoria de los lugares emblemáticos de nuestros Pirineos, como es el que hoy nos ocupa, porque forma parte del recorrido de esta etapa, y que estamos descubriendo estos días. Hablamos de Guayente y sus milagrosos orígenes.


            Pues sí, salimos de Benasque ganándole la partida al alba, que vendrá con viento, y aunque no ha llegado todavía, la temperatura es baja. Está metido el mal orache en los puertos, y tarde o temprano llegará. Tras dejar atrás una zona urbanizada, por fin pisamos tierra en el llamado Camino Real, la vía de comunicación del valle antes de trazar la carretera a principio del siglo pasado. A poco más de media hora nos topamos con la A-139, que recorremos con cuidado por la orilla como unos 650 metros, y a lo que se va llegando a Eriste, la abandonamos para cruzar el puente que salva el río Ésera en la cola del embalse de Linsoles. Lo rodeamos dejándolo a nuestra derecha. A buen paso son veinte minutos, pero merece emplear más tiempo para disfrutar del entorno, que es verdaderamente mágico, y más cuando se recorre en absoluta soledad… al menos, humana, y ahí está parte de la magia.





            Una vez llegados a la altura de la presa, bajamos hasta sus pies, volviendo a cruzar el río y saliendo a la misma carretera, que solo hacemos que cruzarla para tomar la local que nos sube a Guayente, con la reflexión de que las vírgenes no elegían malos sitios para aparecerse. Situado en una atalaya, permite unas extraordinarias vistas sobre el valle. Las edificaciones del santuario hoy en día albergan a la Asociación Guayente y a su Escuela de Hostelería. Según el historiador Ricardo del Arco, el santuario fue levantado en el siglo XI, y reformado en el XVII, estando emplazado en un "bellísimo paraje, con sus altivos peñascos y sus rugientes arroyos", como nos cuenta José Cardús.


            Seguimos nuestro camino y, nada más pasar el barranco de Cambra entramos en Sahún, una vez saludado a El Fallero, una imponente figura de hierro, de 2,35 metros de altura, realizada por Alfonso Riazuelo, y subida a una gran roca de granito. Merece la pena detenerse un poco en esta tradición, que estuvo a punto de desaparecer y que fue impulsada por la declaración de Bien Inmaterial de la Humanidad por la Unesco el 3 de diciembre de 2015, y por la que “63 localidades de España, Francia y Andorra se han comprometido a salvaguardar, proteger, conservar, investigar y promocionar para su transmisión a las generaciones futuras”. A comienzos del mes de junio se extrae la corteza del abedul, se deja secar durante todo el mes y se guarda prensada hasta la preparación de la falla, que consiste en un palo de avellano, de unos dos metros, en cuyo extremo se ata con alambre la piel de abedul, que está lista para arder, lo que ocurre en la noche de San Juan, el 23 de junio.



         Salimos de Sahún por las urbanizaciones y nos metemos en un cómodo camino, Sorri Baix, lo llaman. Estamos en el PR-HU 51 (Seira-Eriste), y en concreto en un tramo que hace una circular entre este pueblo, Villanova y Sesué. Se van sucediendo deliciosos tramos de sendero entre campos ya en desuso, y pistas, hasta llegar a los cultivados a los pies de la sierra de Chía, que nos anuncian la proximidad a esta localidad, por un largo pero cómodo camino entre campos que da gusto verlos. La primera mención que se tiene de este lugar es la del historiador Martín Duque en la Colección Diplomática de Obarra, nº 61, cuando cita a un tal Franco de Gia, entre 1015 y 1019. Dos horas desde Sahún, y tres y media desde Benasque. Los veinte minutos que siguen discurren por una pista sin apenas desnivel, hasta que la abandonamos para tomar un sendero que baja, ahora sí, con gran desnivel hasta el llano próximo a El Run, donde se encuentra la ermita de la Virgen de Gracia, unos metros apartada del camino, una joya del románico lombardo, como reza en el panel que nos recibe. La propiedad de la tierra del lugar de El Run, en 1785, está documentada como de señorío eclesiástico.










            Y poco más, llegar a nuestro punto de destino, que será el de partida mañana, habiendo recorrido hoy 18,9 km, en 4 horas 45 minutos, con un desnivel acumulado de 425 m D+ y 705 m D-.





Las fotos y el track



Etapa 2. El Run – Castejón de Sos

            El carácter de la segunda etapa de este magnífico circuito no es tanto cultural sino más bien de disfrute del medio natural y paisajístico. Si ayer terminábamos en El Run, es hoy nuestro punto de partida. Para ello, cruzamos el río Ésera y nos encontramos una ancha pista que a la derecha se dirige a una central, pues justo a su izquierda arranca un camino a la vera del tapial de un campo, que entendemos será uno de los varios caminos de viejo que recorreremos hoy. Caminos de viejo, las vías de comunicación antes de que llegara el asfalto a la naturaleza. En un cuarto de hora abrimos la circular, dejando a la izquierda el ramal por el que volveremos. Estamos en el PR-HU 50, que une en dos etapas las poblaciones de Campo y Castejón de Sos, y este tramo en concreto forma parte de la circular del congosto de Ventamillo, con señalización de la comarca de La Ribagorza.


            El sendero sigue llaneando como media hora desde el arranque, incluso por un pinar, que hace las delicias del caminante. Se cruza el barranco de Gabás, y al completar esa media hora, comienza la cuesta, que tiene que superar los paredones del congosto de Ventamillo. No se hace necesario llegar arriba para poder ir disfrutando ya, a vista de pájaro, de los grandes espacios a nuestros pies que albergan el cauce del río y la carretera, sin obviar la extraordinaria panorámica que se nos abre hace el macizo de Cotiella, con Barbaruens a sus pies. El sendero nos va acercando a la pared y a tramos lo encontramos calzado. Las fuerzas de la naturaleza han trabajado durante millones de años para formar este gran tajo que cierra el valle de Benasque por el sur. En un punto del camino hay como 10 enormes carretes de madera que “alguien ha dejado olvidados”... y no es lo único...





            El sendero se convierte en pista, y enseguida llegamos a un desvío a la derecha, que indica a Seira, pero nosotros seguimos rectos, porque en cinco minutos nos incorporamos al GR 15 por una pista más ancha, y que no abandonamos hasta llegar a Gabás en hora y cuarto. Un pueblo rodeado de verdes campos en la cuenca del barranco homónimo, y que resulta ser el punto de inflexión de la ruta, porque desde aquí ya todo es volver. Atravesamos el pueblo en dirección norte y salimos a la carretera local, que recorremos unas decenas de metros para continuar por sendero en franco descenso, con bonitos tramos por bosque, incluso alguna carrasca encontramos. En cuarenta minutos desde Gabás, la traza del sendero ya se calma, llegando a cruzar de nuevo el barranco de Gabás, y en cinco minutos más cerramos esta sorprendente circular, desandando el camino hasta el puente de El Run, que dejamos a la izquierda para continuar por la pista hasta Castejón de Sos, no sin antes cruzar otro barranco, el de Urmella, que trae las esencias de aquel pueblo que visitamos hace unos días.









            Damos por terminada la segunda etapa de este circuito, con 15,8 km, recorridos en poco más de 6 horas y con un desnivel acumulado de 620 m D+ y 585 m D-.





Las fotos y el track



Etapa 3. Castejón de Sos - Benasque

            Concluimos este magnífico circuito Puerta del Valle de Benasque con esta última etapa, para la que partimos de donde lo dejamos ayer, de Castejón de Sos, para terminar en el punto de inicio de hace dos días, Benasque, en concreto, en la Escuela de Montaña. Como los días precedentes, combinamos pistas con caminos de viejo, única vía de comunicación antaño. En este caso, visitaremos otros dos pueblos del Solano, como son Sos y Eresué, para subir hasta el Forcallo, con su inmenso abedular, a casi 1700 msnm y bajar por sendero hasta las proximidades de Anciles, por las Casas de Conques, y de ahí a Benasque.


            Salimos, pues, como decimos, de Castejón de Sos en dirección norte. Tras pasar por una curiosa estación de predicción meteorológica, llegamos al cementerio, que dejamos a nuestra derecha. A los veinte minutos, la pista termina en campos a ambos lados, debiendo continuar por el sendero que sigue de frente. Se cruza el barranco de Liri y seguidamente el de Ramastué, discurriendo por camino calzado entre ellos. Al poco de salir a la pista, se recorre unos metros a la izquierda, para meternos a la derecha, de nuevo, en el sendero. Estamos transcurriendo por parte de la Ruta Circular del Solano (PR-HU 88). Al cabo de una hora de camino, y tras haber ascendido 240 metros de desnivel, llegamos a Sos a pesar de la falta de consentimiento de un can, con el que tenemos unas pequeñas diferencias. Lo malo de tener altercados con perros es tenerlos también con los amos, pero, afortunadamente, no ha sido el caso. Anécdotas aparte, encontramos la primera mención de este lugar en la Colección Diplomática de Obarra, nº 18, del historiador Martín Duque, en la que se cita “una villa en la valle Sositana, en el lugar de Villanúa”





            Aparte de todo ello, lo que sí nos recibe más amablemente es un extraordinario mirador a la derecha, en un pequeño cerro, con vistas al valle de Sositana, como lo llamaban en el siglo XI, una ancha y fértil cuenca conformada por la acción de la lengua del glaciar que lo ocupaba hace 40000 años, depositando en él los sedimentos, y dejando visible una enorme morrena lateral en su margen derecha. Difícil continuar hacia el pueblo sin detenerse enfrente en la parroquial de San Andrés, un pequeño templo románico datado en la segunda parte del siglo XII, aunque sobre otro anterior, y que contiene la leyenda de que está enterrada una reina, aunque hasta ahora no se ha podido darle un valor histórico, a pesar de que se sospecha de que guarda relación con la condesa de Pallars Doña Mayor que, repudiada por su marido, vino a estos lugares a pasar parte de su destierro antes de volver a su Castilla natal. Entre esas evocaciones y lo de tratar de visualizar cómo sería la vida por aquí hace mil años, cruzamos el casco urbano del pueblo con sumo respeto a sus centenarias edificaciones y a su ambiente rural.










            Entre tanto seguimos, sintiéndonos observados por dos gigantes locales, como son el Turbón al sur y la sierra de Chía al oeste. Dejamos fuente y lavadero a la derecha para incorporarnos brevemente a una pista, de la que sale un sendero a mano izquierda. En menos de media hora llegamos al siguiente pueblo del Solano, Eresué, que ya se asoma al valle desde sus 1320 msnm. Hemos dejado atrás la ermita de la Virgen del Puy, en estado de ruina. En este segundo pueblo que visitamos, nos llama la atención el conjunto de iglesia y cementerio, adornado con preciosos ramilletes de narcisos, saludando a la estrenada estación. El templo, bajo la advocación de San Juan Bautista, es también de origen románico y, aunque ha “padecido” reformas posteriores, aún destaca su fábrica lombarda por los arquillos ciegos en el ábside.





            Por lo que parece la calle principal pasamos por una casa solariega para continuar por la derecha, y entre la trasera de otra casa y una enorme piedra sale un camino que nos conduce a la pista, que tomamos a la derecha, para ir subiendo por ella como algo más de una hora, habiendo alcanzado un pequeño collado y un extenso bosque de abedules con evidentes marcas, en algún ejemplar, de haberle sido desprotegido de la corteza, entendemos que para la fabricación de las mencionadas fallas. Alcanzamos la cota más alta de la ruta, y de todo el circuito de los tres días, a los 1675 msnm, en un paraje llamado el Forcallo, con dos barrancos, el Largo y el Corto, que forman el de Miargüeles, junto al que se presta detenerse para empaparse de la pureza del lugar, al tiempo que reponemos fuerzas.








            Continuamos unos metros, y dejamos que la pista vaya a los suyo para meternos por un sendero a la izquierda que, en franco descenso, nos baja por el bosque hasta las casas de Conques en menos de una hora los más de 500 metros de desnivel, habiendo transitado ya por pista entre campos el último tramo. Una vez allí, seguimos por pista hasta encontrar el desvío a la derecha, en dirección a Anciles, a donde llegamos entre granjas de ganado vacuno. Delicioso tránsito por este cuidado pueblo para, a la salida, girar a la izquierda, y tras pasar el puente que cruza el río Ésera, continuar por la derecha hasta llegar a Benasque, y luego a la Escuela de Montaña. 





            Un bonito recorrido de 16,8 km, efectuado en 4 horas y 50 minutos, con un desnivel acumulado de 815 m D+ y 570 m D-, con lo que completamos este circuito de tres jornadas.




Las fotos y el track


            En total, han sido 51,5 km, recorridos en 13 horas y 40 minutos, con un desnivel acumulado de en torno a los 1860 m D+/-, habiendo alcanzado una altitud máxima de los 1675 msnm de esta última jornada. Un circuito que recomendamos debido a su belleza, en el que se ha combinado el disfrute por el medio natural con el paso por pueblos que conservan ese ambiente rural enraizado hace cientos de años. 



Bibliografía

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto. Anubar (1984)

Historia de Aragón. Los pueblos y despoblados II. Antonio Ubieto. Anubar (1984)

Por el Pirineo aragonés (rutas del Sobrarbe y La Ribagorza). Cayetano Enríquez de Salamanca. Editado por el autor en 1974

Turismo Altoaragonés. José Cardús. Heraldo de Aragón (1969)

Web

Guayente

Senderos FAM

Senderos Ribagorza

Condado de Castilla

Arquivoltas




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