A TUCAS ALBARS
Lenito (2339 m)
Sábado, 3 de noviembre de 2018
Cuando decimos de una persona que
le “ha dado un siroco”, o que “está aventada”, o que le “ha dado una airada”, o que “está en las nubes”, o cosas por el
estilo, lo que queremos señalar es que está teniendo un comportamiento un tanto
errático, anómalo, en cualquier caso. Y ¿por qué apelamos en esas expresiones a
fenómenos meteorológicos?, quizá porque la naturaleza también está en ocasiones
“aventada”, o “airada”, o “en las nubes”,
o le “ha dado un siroco”. El tiempo y
el clima son dos aspectos bien diferenciados de cómo afectan esos fenómenos al
medio ambiente, y en consecuencia a los humanos, porque no hay que olvidar que
formamos parte de él. Mientras que el concepto clima contempla el
comportamiento atmosférico con más amplia mirada, tanto en el espacio como en
el tiempo, el concepto tiempo, ese otro tiempo ligado a la meteorología, lo
hace centrando el foco en lugares determinados y en días concretos. Creemos que
está más que probado que la acción humana influye en el clima, y éste en el
tiempo. Y todo este rollo para qué, pues para significar que hoy hemos tenido
una jornada de montaña en la que hemos disfrutado del otoño en las partes bajas
y de unas condiciones invernales en las altas, y todo ello en poco más de seis
horas. Sí, definitivamente estamos trasladando nuestras locuras a la atmósfera.
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El hayedo de Oza se viste de otoño |
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Con las enaguas hasta la rodilla |
Un verano perezoso en su migrar a
otros lares, y un invierno que va echando su tarjeta de visita por debajo de la
puerta, han dejado al otoño descolocado, sin saber qué hacer. Y es precisamente
el otoño el que nos mueve a programar, todos los años en noviembre, una salida
en el calendario de montaña del CP Mayencos a lugares de los Valles Occidentales
para disfrutar de él y de su lento discurrir, de su calma, de su poesía, de su
generosidad visual, de esa paleta cromática que con su magia va transformando
el paisaje de nuestros bosques, y también el mental y emocional nuestro. Pero
este año se ha visto alterado por esa anomalía en la sucesión de las
estaciones. Realmente no sabe qué hacer. Pero nosotros sí, nosotros sí que
sabemos lo que hacer, y es ir en su busca para sentir su lamento, porque se
está viendo presionado, quizá antes de tiempo, por un invierno en las alturas.
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Preparados, listos... |
Siete mayencos, siete, en esta ocasión,
acuden a la convocatoria del club para subir al Rincón de Alano, Peña Forca y
Lenito, eligiendo como ruta la del barranco de Estribiella, pero hete aquí que
se encuentran con más nieve de la esperada, lo que hace limitar los objetivos
únicamente a esta última montaña. Allí vamos.
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Rincón de Alano. No en esta ocasión |
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A la espera de un nuevo amanecer |
Llegados a la Selva de Oza al
filo del alba, vemos cómo las montañas orientales se acicalan para recibir al protagonista
del amanecer, a ese sol que alumbra, calienta y da vida. Todo está listo. Castillo
de Acher preside. Tras haber visto los 8º en el termómetro del coche subiendo,
es a 0,5º que salimos algo pasadas las 7:30 de una mañana que promete tiempo
estable. El nuevo trazado del GR 11.1 como Sendero Turístico de Aragón, nos
acompaña mientras discurrimos por el bosque y su tupida alfombra los primeros
tres cuartos de hora. Un poco antes de salir de él, un asome sobre un salto de
agua hay que apreciar para darnos cuenta que esto de la naturaleza no descansa.
Unas fuertes lazadas lo salvan, y nos despojan ya del arbolado, situándonos en
un precioso valle colgado, que va cogiendo el nivel del arroyo.
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Saliendo del bosque |
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Un descanso en el plató |
El GR 11.1 va, o viene, según se
mire, hacia el collado de Estribiella, por el que pasa a la vertiente del
Petraficha, bajando por Mazandú hasta el comienzo de la pista de Taxeras, de
donde nace del GR 11, pero nosotros lo abandonamos antes de ascender a ese
collado, para desviarnos hacia el sur e introducirnos ya en los pliegues de la
montaña. Una montaña que se nos muestra ya vestida con las galas invernales,
por lo que vamos asumiendo que tenemos que renunciar al primer objetivo, el
Rincón de Alano, que nos viene ya mostrando todo su poderío desde hace tiempo.
Replanteamos la jornada dirigiendo nuestros pasos hacia el collado de Lenito, donde
se tiene a tiro tanto Peña Forca como el propio Lenito, y allí decidir.
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Transitando por entre los bolos |
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Un sarrio oteando la despensa, que le queda más abajo |
Tras dejar ese GR 11.1 nos
enfrentamos a unas lazadas, parcialmente nevadas ya, para alcanzar un gran
plató, que alberga gran cantidad de nieve. En él vemos con toda crudeza el
itinerario a seguir, apoyado por huellas que nos van marcando el camino. El
tránsito por ese plató se torna un tanto peligroso, porque alberga bloques de
piedra con agujeros entre ellas, que la nieve tapa, por lo que hay que hacerlo
con sumo cuidado. Poco a poco, y sin avisar, nuestros pasos nos llevan al
comienzo del Tubo de Lenito, un incómodo canchal en verano, menos incómodo
ahora, pero con su puntito también de riesgo debido a la inclinación de la
pendiente.
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En plena faena subiendo el tubo |
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Recomponiéndonos en el collado |
Al cabo de tres horas desde la
salida en la Selva de Oza, y con un fuerte viento en los últimos metros, alcanzamos
el collado, llamado de Lenito Alto, puesto que por la ruta del sur se pasaría
por el de Lenito Bajo, que parte el valle de Hecho con el d’Espetal, que surge
de Siresa. Bien, desde aquí el asome a las tierras del sur es sencillamente
espectacular. También a las del norte, aunque las teníamos a vista pero la
atención la teníamos comprometida. Es curioso ver el aspecto que dan las
montañas con esas enaguas blancas en sus faldas a la misma altura, es lo que marca
la línea que divide el invierno del otoño.
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Los cielos y la luz nos unen con el Moncayo, también nevado |
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Achar de Forca en primer plano, y la Peña Forca al fondo |
Achar de Forca y Peña Forca, lo
más inmediato en el cordal occidental. Y Lenito, Lenito Central y Puntal de
Lenito, en el oriental. Este último bloque constituye el extremo oriental de la
Sierra de Alanos, una extensa zona con dos cordales, albergando un singular
puerto entre ambos. Decidimos subir al Lenito primero… y luego ya veremos. La
vertiente sur, más soleada y menos venteada, es la que nos acoge para ir
subiendo a esta primera cota, de la que nos separan como 140 metros de desnivel,
y que alcanzamos en media hora más de discurrir por terreno nevado cuya costra
cruje bajo nuestros pies.
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La expedición a punto de hacer cumbre |
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No es para menos |
En la cima nos encontramos un pequeño
símbolo ahogado entre cristales de hielo que el viento ha esculpido. El solaz
que experimentamos es máximo. Las vistas son espectaculares a los cuatro
vientos… aunque uno es el predominante, y lo sabe, también nosotros, no para de recordárnoslo.
Abrazos, risas, fotos… y de vuelta al collado, donde nos da el mediodía, hora
que desaconseja acometer otro ascenso, de modo que emprendemos la bajada con
sumo cuidado, especialmente por las zonas más expuestas del tubo. Alcanzamos el
plató, donde se desvanece ese riesgo en pos del de los agujeros que oculta la
nieve. En poco más de una hora alcanzamos el fondo del barranco de Estribiella,
donde nos incorporamos al GR 11.1 para no dejarlo ya hasta los vehículos en la
Selva de Oza, atravesando de nuevo ese bosque que luce más luminoso ya a estas
horas.
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Resto del cordal de Lenito, con los Pirineos al fondo |
Una buena e inesperada jornada de
montaña, en la que hemos cambiado nuestras vestimentas virtuales, y no solo
virtuales, de otoño a invierno y vuelta al otoño, en 6 horas 20 minutos de
tiempo total, del que 4 horas han sido en movimiento, para salvar una distancia
de 10,2 km y un desnivel acumulado en torno a los 1300 metros D+/-.
Las fotos, en
El track, en:
Hola Chema.
ResponderEliminarMenuda nevada que ha caído y mira que a esa zona siempre le cuesta cubrirse más del manto blanco.
Nosotros hicimos este verano la otra vertiente y ahora nos falta está, pero mejor en verano que da mucha pereza ir hasta la Selva de Oza en Zaragoza.
Un saludo
Gracias, Eduardo. Aúpa, pues...
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