miércoles, 14 de junio de 2017

De Hospital de Tella a Tella, y viceversa, un circuito embrujado

IXOS MONS
De Hospital de Tella a Tella,
y viceversa
Sábado, 10 de junio de 2017


Debajo del dolmen de Tella
Tus antepasados dejaron su herencia,
Un rico tesoro de peñas,
Barrancos, glaciares, bosques y praderas


            Con este fragmento de la canción de la Ronda de Boltaña, y la incorporación de Eva, Manuel y Pepe comenzamos una nueva jornada por el Sobrarbe. Esta vez por tierras más bajas, y la idea es hacer una circular entre Hospital de Tella y Tella, comenzando en la primera localidad, a pie de carretera, subiendo por Mirabal y Arinzué, alcanzando la segunda, con el circuito de las ermitas incluido, y bajar por Cortalaviña. Allá vamos.

Prestos para salir desde Hospital de Tella

El río Yaga
            Hospital de Tella, donde el Yaga entrega todas las esencias de las Gargantas de Escuaín, al Cinca, es nuestro punto de partida. El sendero comienza con una fuerte rampa de cemento, señalizado como PR-HU 39. Continúa subiendo por entre matorrales, y tan pendiente está que saliendo a pie de río, pronto llegamos a auparnos muy por encima de él. El sendero va discurriendo por entre el bosque, por el que cruzamos barrancos, unos secos, otros no, y que nos va proporcionando ventanas para ir viendo el exterior. El Castillo Mayor, la Peña Montañesa, el Puntón de las Brujas, el Portillo de Tella… todos se van alternando a nuestra mirada.

Progresando por el sendero

En casa Mirabal
            En dos horas alcanzamos el cruce para bajar a Mirabal, que tomamos, dejando el sendero que siga su camino hacia Estaroniello y Escuaín. Bajamos pues hasta el cauce del río, a cuyas orillas están estos caseríos de Mirabal. Continuamos por el PR, hasta dar con el GR 15, al que nos abrazamos, pasando primero por Arinzué, y luego por el dolmen de Tella, al que llegamos al cabo de casi tres horas y media, y donde nos detenemos, porque merece la pena. Mientras echamos un bocado en sus proximidades, no dejamos de contemplarlo, así como la panorámica que nos ofrece. Al oeste el Castillo Mayor es el que cubre el escenario, dejándole algo de protagonismo a los Sestrales al fondo. Al norte, ese Portillo de Tella, entre el Montinier y su Pala, donde comienza todo el cordal de las Tres Marías, que tras la Suca y el collado de Añisclo tiene continuidad en uno de los macizos más impresionantes del Pirineo, el de Treserols, entretenido ya con sus nubarrones. La Peña Montañesa también pugna por ser reconocida en el espacio visual, como Punta Solano, Punta Lierga, y tantos otros montes que no faltan a la cita.

El dolmen de Tella, con el Castillo Mayor de fondo

Tella y su entorno
            El GR 15 continúa un tramo por la carretera que sube a Tella, obviándola el tramo final a través de un camino que nos deja a los pies de la población. Y ¿qué decir de esta población?, mucho es lo que se ha escrito ya sobre ella, y no creo que aportemos nada nuevo. Únicamente en el terreno personal, se puede añadir que es verdaderamente impactante a primera vista. Su situación, encaramada, colgada, podríamos decir, a lo alto de esta loma, junto con su pasado de tradiciones y leyendas asociadas al mundo sobrenatural de la brujería, es la combinación perfecta para que aun sin saber ni una mínima parte de lo que muestra y esconde, nos transmita una profunda sensación de respeto que no hemos experimentado en muchos lugares de este nuestro querido Pirineo.

Ermita de los santos Juan y Pablo, bajo el Puntón de las Brujas

Interior de la ermita de los santos Juan y Pablo
            Por diez minutos no nos muestran el audiovisual en el centro de interpretación. Un audiovisual sobre el territorio, que otras veces hemos contemplado admirados. En la parroquial de San Martín, del siglo XVI, comenzamos el circuito de las ermitas, cuyos primeros compases discurren por la vertiente norte de la población, por entre bosque mixto, que aporta más misterio si cabe. En poco se da vista ya a la primera, cuya situación también sorprende. Bajo la advocación de los Santos Juan y Pablo, dos hermanos romanos del siglo IV, no confundir con los apóstoles, está situada en la collada de la Bellanera, enclavada a los pies de la Peña de San Juan o Puntón de las Brujas. Esta ermita, del primer románico autóctono, construida por maestros locales, y consagrada en 1019 por el obispo Borrel, de Roda de Isábena, consta de nave con ábside y cripta. Eso en su interior, que la panorámica que ofrece en el exterior es auténticamente privilegiada sobre toda la cuenca del Cinca, dominada por la Peña Montañesa, y el cordal antes descrito de la muga con el valle de Pineta… y más allá.


Valle del Cinca, con la Peña Montañesa
            Ponemos dirección a las otras. Llegando a otra pequeña collada, se sube a la derecha a la de la Virgen de la Peña, del siglo XVI, con bóveda de cañón y que ofrece también unas extraordinarias vistas. De vuelta al cruce subimos a la de la Virgen de Fajanillas, originaria del siglo XII, que fue parroquial hasta la construcción de la del pueblo, de donde hemos partido para este corto pero sorprendente circuito. A un pueblo al que regresamos por encima de esas fajas a las que hace referencia el nombre de la ermita, y que tras hidratarnos bien en la fuente nos echamos de nuevo en manos del PR-HU 39 para ir bajando, por confuso sendero primero, hacia Cortalaviña, que no tarda en abrirse a la vista, y que alcanzamos tras burlar la carretera en varias ocasiones. 

Extraordinaria panorámica sobre las Treserols y Cía.

            Desde esta pequeña localidad, sólo resta bajar por una loma, que nos acerca cada vez más al fondo del valle del Cinca, donde está enclavado Hospital de Tella, completando esta magnífica circular entre senderos, bosques encantados, leyendas de aquelarres, y tiempos que se fueron, con un buen chapuzón en este Yaga a punto de rendirse.

Bajando a Hospital de Tella

            Le hemos metido 17,8 km, tardando en recorrerlos 7h 10’ de tiempo total, del que 5h 15’ han sido en movimiento, para salvar un desnivel acumulado total +/- próximo a los 1200 metros. Una buena vuelta, sí señor.









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