Sorrosal
Sábado, 26 de marzo de 2016
Uno de los
mayores placeres que se pueden sentir en el mundo natural, es el de ver el
espectáculo del agua de una cascada precipitarse al vacío. El agua, esotéricamente
vinculada con los sentimientos, ejerce un especial atractivo sobre el alma
humana. La mente se evade a lugares insospechados, y el corazón repiquetea en
nuestro interior como queriendo formar parte de la escena. Y más cuanta más
agua baja, como hoy ha sido el caso. Anticlinales y sinclinales, retorcidos
estratos que atestiguan tiempos convulsos, sólo remunerados con el acompasado
rugir del agua entre ellos, que deja una estela de millones de gotas al aire,
que combinadas con la luz del sol, nos deja ese iris en el ambiente que aporta
más magia al momento.
Bienvenida antes de entrar en el barranco |
Hoy ha sido
uno de esos días excepcionales en los que el gran caudal del barranco de
Sorrosal, combinado con la pureza del aire, ha hecho motivo de verdadero disfrute. Y
hoy, ha sido una de esas ocasiones en las que hemos podido constatar que lo menos
preparado, lo más inesperado, suele salir lo mejor. De la invitación de una
mano amiga, volvemos a esta vía ferrata porque le pillamos cariño cuando la
hicimos por primera vez. Fue un verdadero flechazo, un amor a primera vista. Su
espectacularidad juguetea con tus sentimientos haciendo más liviano el vertical
ascenso en casi todo el tramo, ayudado por cadenas, escalas y clavijas, siempre
asegurado por la sirga.
En plena progresión |
Verticalidad
que se pone de manifiesto en las últimas escaleras antes de dejarte engullir en
esa boca túnel que te transporta a otro lugar. Te saca del gran espacio para
incorporarte a las mismas tripas del barranco, de un barranco estrecho, alegre,
jugoso, que a través de la sola ayuda de tres sirgas cambiamos de margen, para
continuar arrastrándonos verticalmente y desafiando la ley de la gravedad, en
contra de la marcha del agua, hasta salir a un espacio distinto, sorprendente,
en el que por un momento, breve momento, las aguas se calman para coger más
fuerza en sus prisas por llegar a fundirse con el Ara que trae sus esencias del
mismísimo corazón del Pirineo.
Disfrutando por las fajas |
La salida del estrecho,
umbrío y húmedo barranco y la llegada a ese remanso de paz invita a detenernos
para contemplar y meditar sobre todo ello. Pero hay que seguir, porque no hemos
terminado. Una gruesa maroma nos invita a adentrarnos en un corto tramo de
bojes, al cabo del cual de nuevo la verticalidad. Un breve paso por bosque
mixto de pino y carrasca media para salir a unas amables fajas que
horizontalmente recorremos sin perder de vista el inmenso patio que tenemos. Al
ir apartándonos de la impresionante cascada, vamos tomando perspectiva sobre la
misma y sobre el itinerario que hemos ido siguiendo para ganárnosla.
Las fotos,
en: https://picasaweb.google.com/chematapia/ViaFerrataSorrosal02
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