miércoles, 2 de marzo de 2016

Collado del Tío Francisco, en Algairén

IXOS MONS
Collado del Tío Francisco
(1.034 m), en Algairén
Miércoles, 2 de marzo de 2016


            Al norte del Sistema Ibérico, perteneciente a él, pero con entidad propia, se extiende la Sierra de Algairén. Podríamos decir que hace de nexo entre él y el llamado Somontano Ibérico, que entre otras tierras alberga esas tan codiciadas del Campo de Cariñena, donde el agua se convierte en vino, con el permiso del sol y de las piedras. Todo eso al sur, pero al norte se encuentra la localidad de Alpartir, a pocos kilómetros de La Almunia de Dª Godina, capital de la comarca de Valdejalón.

Señalización al comienzo
            Por Alpartir pasa el río del mismo nombre. Río que como Tiernas nace en esta sierra y desemboca en el Jalón. Por el Valle de Alpartir o de Tiernas nos adentramos desde la población, haciendo el primer tramo en vehículo. El camino está razonablemente bien transitable, aunque deja ver los destrozos de las últimas grandes avenidas en marzo pasado, que obligó a cambiar los itinerarios en el Día Nacional del Senderista FEDME, organizado por la FAM, quien delegó en Os Andarines d’Aragón, con la colaboración de la Asociación La Butrera.

          A unos 6 km llega a su término la pista, en el lugar llamado la Erilla. Hemos venido junto al barranco, y cruzado varias veces, y hemos sido testigos de la cantidad de terreno otrora cultivado y hoy abandonado, según nos cuenta Luis Berdejo, de la citada asociación, que hoy nos acompaña.


Primeros compases del sendero
            Tomamos el PR-Z 15, que une Alpartir con Cosuenda, y que recorreremos hasta el collado del Tío Francisco, que con sus 1.034 metros es su máxima expresión. Entre tanto llegamos, vamos disfrutando del entorno. Un entorno que invita a formar parte de él, porque recuerda el significado en árabe del término Al-Partir, “regalo”. Y verdaderamente lo es, y así está reconocido internacionalmente. Nos metemos por el Valle de Tiernas, que forma parte de un Espacio Natural Protegido bajo la categoría de LIC (Lugar de Interés Comunitario), integrado en la Red Natura 2000, que engloba los espacios naturales más singulares de Europa.

            El abandono de los cultivos a lo largo del río ha propiciado que la espesa vegetación vaya reclamando su espacio, haciendo muy difícil salirse del sendero Un sendero perfectamente definido, de cómodo pisar y que invita a no perder detalle visual de los alrededores. La profusión de pinos, carrascas, enebros, nogales, fresnos, serbales, arces, acebos, rusco, jara, hiedras, musgo y líquenes, verdaderos testigos de las buenas condiciones medioambientales mantenidas en este ecosistema, es realmente prodigiosa.


Peña Mala
            Pasamos junto a la casa de José Mª Benedí, en otro tiempo cuidada, y hoy en franco abandono. Valle del Amor, nombre que se le dio a un lugar concreto, que fue escenario de una comuna hippie hace unas décadas. Salimos del término de Alpartir para seguir por el de Tobed (Comunidad de Calatayud). Andamos abrazados al riachuelo, que nos muestra su cara más humilde, pero que cuando se desboca tiene su genio. Vamos dejando barrancos a uno y otro lado. Barrancos formados por las escorrentías de la montaña y por los peñascos que las forman. Uno de ellos, La Peña Mala, es una muela característica, y ya nos tiene en su radar. Bajo ella pasamos y atrás la dejamos, como también entradas a viejas minas que por aquí abundan.

Leñador y carbonero, oficios perdidos
            Fuente La Teja, a partir de la cual volvemos a entrar en el término de Alpartir, en el denominado Monte de Mosomero. Por el camino nos vamos encontrando pequeños murales anunciadores de fauna: cabra hispánica, corzo, jabalí, zorro, buitre, águila perdicera, búho y una rica variedad de avifauna de pequeño tamaño que hace las delicias del caminante. El sendero va burlando el ancho camino, estando tanto el uno como el otro en propiedad privada, pero al ser camino de viejo se está obligado a respetar el paso. Un paso que hacemos entre gran cantidad de enormes ejemplares de carrasca, empleada en otro tiempo para leña y carbón, según me cuenta Luis, cuyo padre tuvo por buen oficio el de leñero. Todavía se pueden ver esos espacios dedicados a las carboneras, en un monte que seguro estaba mucho más pelado que ahora, y en el que la vegetación va colonizando su espacio.

Casa Mosomero
            Casa de Mosomero, o de la Vda. de D. Pablo Gil, como aparece en algunos mapas. Hoy guarida de cazadores. Fuente de Valdejordán, lugar frecuentado para echar un bocado junto a sus frescas aguas. A partir de este lugar se comienza a ver el desnudo roble, y es algo que da tiempo a contemplar, porque el sendero comienza ya a empinarse, teniendo que aflojar la marcha. En poco más de media hora nos presentamos en el collado, que hace de muga municipal y comarcal, además de climática. Estamos en el llamado collado del Tío Francisco, a 1.034 metros de altitud, desde donde dejamos a este PR-Z 15 que marche a tierras más cálidas, a Cosuenda.


Las Neveras
            Hacia el SW, las Neveras. Hacia el NE el Cerro del Espino y la Sangarba, hacia donde nos dirigimos unos metros, hasta que el sendero nos deja en el camino, que pronto abandonamos. Nos tiramos de nuevo por un sendero, dirección norte, para bajar por otro itinerario, pero hacia el mismo fondo del valle de Tiernas. Grandes ejemplares de chinebro jalonan el sendero, y carrascas, tomillos, retamas, orégano también. En primavera esto promete.


            Este distinto sendero que tomamos a la vuelta nos deja en la casa de Mosomero, y a partir de aquí a desandar lo andado, hasta el vehículo, donde termina este extraordinario paseo que ha cubierto una mañana de monte por unos parajes cuya visita recomendamos fervientemente. En total, han salido 11,8 km, recorridos en 3h 20’ de tiempo total, del que 2h 45’ han sido en movimiento, para ascender un desnivel de en torno a 600 D+, en buena y didáctica compañía.
  



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