Peña Oroel (1.769 m)
Viernes, 22 de mayo de 2015
Docenas de veces se ha subido ya
esta peña, pero hoy ha sido especial. Y lo ha sido porque hemos acompañado a Cayo,
Hipólito y Francisco, tres amigos, de la Colla Excursionista de Villanova del
Camí, de Barcelona, al haberla incluido en su calendario de actividades para
este próximo mes de junio. Y ahí hemos estado, para compartir con ellos estos
espacios, estos aires, estas tierras, estos abismos y este amor por todo ello.
Camino limpio |
La idea inicial para la jornada
del club era subir con el autobús hasta el Parador, para no hacer demasiado
larga la subida, y aprovechar la tarde para visitar el macizo hermano, el de
San Juan de la Peña, pero el lamentable estado de la carretera impide llegar
con tamaño rodante hasta allí. De modo que cambio de planes. Dejamos el coche
en el polvorín y bajamos el barranco hasta dar con el de San Salvador, para terminarlo de subir y llegarnos hasta el Parador.
Antiguos neveros |
Desde ahí tomamos el sendero
habitual, en el que comprobamos la currada de las brigadas al dejar expedito el
camino. La mañana luce primaveral, los fuertes vientos de norte han dejado a su
hermana menor, la brisa, para vigilarnos y seguir aromatizando el ambiente. Y
nos acompaña una vez hemos superado la línea de bosque. Visita a los pozos neveros,
y ya por la loma, con la vista puesta hacia la Cruz, no resiste la tentación
de mirar de reojo a derecha e izquierda, a los abruptos abismos del norte, y
los suaves del sur.
Camino de la Cruz |
Llegada a la cruz, que solitaria
luce, y más allá, hasta el espolón oeste, donde aprovechamos para echar un
bocado, contemplando y contemplando con ojos de fuera las tierras de aquí, tan
distintas, tan iguales. Las formas cambian, la esencia no. De vuelta ya,
desandamos lo andado hasta el collado primero y todo el bosque después. En el
descenso, y ya pensando en la salida del club, se barajan varias posibilidades,
pero la que va tomando forma es la de venir andando desde Jaca por el barranco
de San Salvador, y bajar por el de Barós, siendo allí donde nos recoja el bus.
De modo que mientras Hipólito va a por el coche, los demás nos bajamos por ese
barranco, hasta encontrarnos en Barós.
Cinco horas y media han colmado
hoy nuestras expectativas, nuestros deseos, y nuestras necesidades, en una
mañana en la que la Peña Oroel nos ha acogido en su seno, y en la que hemos
estado encantados de haber mostrado y compartido todas sus bondades a estos
amigos que se van con la intención de volver y de traer a más… bastantes más.
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