El Belén de Lariste (2.168 m)
Sábado, 15 de diciembre de 2012
Primera salida de la temporada
programada desde Mayencos. Una cuadrilla de viejas glorias que siguen saliendo
al monte todas las semanas, habían estado hace como un mes, con mucha menos nieve, en el pico Lariste
(2.168 m), y fue Fernando Val, precisamente una de estas viejas glorias, quien lo
sugirió como lugar para colocar el Belén Montañero este año. Y hemos aceptado
el reto, a pesar de que lleva varios días nevando, y los últimos posiblemente
lloviendo. Así es que sin saber muy bien cómo nos vamos a encontrar el patio,
nos encaminamos hacia la Selva de Oza, punto de partida de esta ascensión.
Cascadas que nos asaltan |
Pasado
Hecho se nos echa encima la vida en forma de agua, que rezuma por todos los
poros de la piel, de esa piel que rasgamos con nuestros vehículos en dirección
a los montes que tanto amamos. El Aragón Subordán hecho una auténtica fiera, con
rugidos solamente comparables a los del pasado octubre. Su furia viene desde su
cabecera, y es alimentada por todos los arroyos y barrancos posibles a uno y
otro lado. Un auténtico espectáculo que brinca a nuestro paso. La carretera nos
permite llegar de forma limpia hasta Oza, hasta el mismo puente de Oza. A
partir de aquí ya hay nieve en el firme, que vamos sorteando como podemos,
hasta llegar a los merenderos próximos a la Mina, donde dejamos definitivamente
los vehículos. Diez minutos para las nueve, y con siete grados. Sí, siete
grados, de modo que de frío, sorprendentemente, nada.
El equipo belenista |
Nos
disponemos con los trastes. Jano, Jose Mª y Fernando Sin, con esquís de
montaña; y Fernando Val, Luis y servidor, con raquetas, más humildes, más
penosas, pero el mejor modo de “andar” por nieve. Foto de familia, y sobre las
nueve y media emprendemos la marcha, por una pista auténticamente impracticable
de agua, y sigue así hasta la Mina, hasta la misma entrada al sendero, que
lejos de mejorar la situación, es todavía más penosa.
Andar penoso |
Los
tres esquiadores nos acompañan un tramo y suben ladera arriba de la margen
izquierda del barranco, para calzarse ya los esquíes. Nosotros tres seguimos
por la derecha, por una capa de nieve que oculta unas tremendas riadas de agua
por debajo, que tenemos que ir sorteando mientras las vemos, o metiéndonos en
ellas cuando la nieve no nos aguanta y nos hundimos hasta la rodilla. Hora y
veinte así, hasta llegar al desvío para el ibón de Acherito, que dejamos para
seguir por nuestro barranco particular, el de las Foyas de Santa María, o
simplemente el de las Foyas.
Aprovechamos
no solamente para echar un bocado, sino para ponernos las raquetas, ahora que
parece que se ha estabilizado el manto nivoso. A partir de aquí dejamos atrás
el suplicio del agua, pero comienza una suave ascensión a media ladera que,
cuando se va empinando hace costoso el avance. Pero no hay más remedio que
tener paciencia y seguir adelante.
Las batallas de Fernando Val |
Al
cabo de algo más de una hora, nuestro camino y el de los compañeros esquiadores,
que quién sabe por dónde irán ya, convergen, y aprovechamos su huella para
seguir. Calculo que estamos en la llamada Meseta de las Foyas, pero es difícil
de precisar debido a la espesura de la niebla, que hubiera hecho imposible el
progresar de no ser por esas trazas. La visibilidad es cuasi nula. Ha habido
otros tres esquiadores, con los que hemos coincidido en la salida de los vehículos,
y que también venían al Lariste. En un momento determinado aparecen de la nada,
y nos dicen que han subido a otro pico cercano, y que ahora se dirigen al
Lariste. Desde que hemos empezado a ver tres bultos, hemos pensado que eran
nuestros compañeros, y hasta que no los hemos tenido encima no hemos visto que
no lo eran. Nos dicen que por las aristas hace muchísimo viento y frío.
Momento del encuentro. Para abajo todos |
Lo que nos
hace pensar es que lo mismo les hará a nuestros compañeros, y que cuando
consigan subir a la cima y colocar el belén, comenzarán el descenso sin esperar
nuestra llegada. Con ese pensamiento seguimos avanzando, con el de encontrarlos
en cualquier momento y en cualquier lugar. Y ese momento ocurre en torno a la
una y cuarto, y el lugar al comienzo de una vertical pala de nieve, a unos
1.950 metros aproximadamente. Nos cuentan que les ha sido imposible llegar
hasta la cima, y que lo han colocado en una antecima unos metros más abajo.
Ellos han
llegado a unos 50 u 80 metros de cima, y nosotros a poco más de 200, tan sólo a
media hora en condiciones normales, pero es lo que hay. Hasta aquí el mayor
problema ha sido la espesa niebla, pero a partir de aquí el frío y el azote del
fortísimo viento hubieran sido nuestros siguientes compañeros de ascensión.
Bajando barranco abajo |
Bueno, pues
media vuelta para desandar lo andado. Apenas comenzamos a dar nuestros primeros
pasos, las siluetas de nuestros tres compañeros se desvanecen rápidamente en la
espesura. Concienzudamente vamos siguiendo las huellas de los esquís, y optamos
por bajar por el fondo del barranco, porque ir con las raquetas por media
ladera es verdaderamente agotador. Cuando nos topamos ya con el arroyo, a
diferencia de la subida, optamos por seguir por la margen izquierda, y lo
hacemos así hasta encontrarnos con que la nieve va dejando paso al agua. Quitada
de raquetas y porteo. De nuevo otro tramo de chapisque, más corto que el de
subida, pero igual de poco amigable.
Llegada a la
Mina y aproximación hasta el vehículo. Más de seis horas y media para hacer los
alrededor de 1.500 metros de desnivel acumulado, “… y sin sentarnos…” como decía Fernando, peleando con el agua de
superficie, la nieve y la niebla. Sin embargo, la lluvia nos ha respetado.
Visibilidad prácticamente nula durante casi todo el recorrido. Poner a prueba
la voluntad bien vale una jornada así. ¿La recompensa?, reunirnos de nuevo los
seis en Lo Foratón de Hecho y, aunque tarde, comer juntos. Bien está lo que bien termina.
El reportaje completo de fotos, en:
https://picasaweb.google.com/chematapia/BelenMontaneroEnLariste
la foto de grupo es la mejor, aunque hay uno castigado con la carga de todos, o qué?
ResponderEliminarEnhorabuena por la salida; aunque yo no comulgo con el tema belenes, veo que es una tradición y un motivo para disfrutar de la montaña, pero ponedlos bien pequeños eh?.
Saludos¡¡¡¡
Sí, pues a lo tonto son ya 45 años o más poniendo el belén en las alturas. Tienes razón, cada uno vivirá el tema a su manera, pero no deja de ser un pretexto para salir al monte en invierno. Gracias, Cacatúa, por el comentario.
EliminarA seguir con esa tradición!!!..cualquier excusa es buena para salir y disfrutar de nuestro monte!!...Ahora a por el Belén Popular, lástima no coincidir nunca!
ResponderEliminarAhí, ahí, estamos. Gracias, Jesús, por el comentario.
EliminarEsta bien, con la excusa del Belén, una marcheta.
ResponderEliminarPues si, Anónimo, de eso se trata. Gracias por el comentario.
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