Belén Popular Mayencos... y más
Peña Oroel
Domingo, 23 de diciembre de 2012
Si no fuera porque tenemos el
calendario delante no sabríamos muy bien qué estación acaba de entrar, si el
invierno o la primavera, porque la mañana que ha salido parece como si se
hubiera equivocado de mes. Todo esto para decir que hace una bonanza
climatológica, que está muy bien para aprovecharla en compartir unas horas con amigos y conocidos, pero que esperamos se recoloque, porque es frío, y cuanto
más, mejor, lo que tiene que empezar a hacer.
Peña Oroel |
Parece que
cuanta más desafección religiosa hay, con más fuerza surge la tradición
belenista. Parece. Creemos que está bien, que las tradiciones están para
seguirlas, sobre todo si se está a gusto con ellas. El Belén Popular de
Mayencos se lleva subiendo a la Peña Oroel desde hace años, muchos años. Desde
luego, no tantos como se lleva paseando el Montañero, que comenzó su andadura
allá por el 68.
Y es cierto,
porque una vez en nuestras manos esa reseña de prensa, podemos ver que le da tratamiento casi,
casi, de expedición. Se trata del Heraldo de Aragón del viernes 24 de enero de
1969. Hasta en eso se parece a las viejas crónicas, al cabo de casi un mes de
lo ocurrido:
La nieve era
ya hielo cuando se alcanzaba la última etapa. “La Moñeta” requería otra técnica
y toda la decisión que exige esta pendiente de más de 60º; se apeló a que
avanzara uno de los cuatro de la patrulla y tres sujetaran la ascensión; y a
las 14:30, con más de 20 grados bajo cero, y tras haber salvado un nivel
superior a los dos mil metros, con entusiasmo se inicia la rápida colocación
del belén y la contemplación
indescriptible por tanta belleza a la vista y a los cuatro puntos cardinales
entre dos naciones”.
“Se
inicia el descenso quince minutos después de una prueba montañera que cuenta a
la hora de los valores de estos jóvenes, que precisamente no desean sino que
figure el nombre de la sección, y un servidor, que ha recabado los datos
directamente al enterarse de la proeza, para resaltar su ejecutoria en aras del
montañismo bien controlado en misión responsabilizada que les lleva a objetivos
estudiados por caminos viables por difíciles que sean, y por tanto, no podemos
olvidar a tantos que en pasadas invernadas les precedieron sin terminar, pero
quizás con mayor esfuerzo, como los recientes del Teide y Caralps. Huelga
describir un Collarada majestuoso de nieves perpetuas y de altitud 2.885 metros…”
Pues
aquí estamos, siguiendo con nuestra crónica de hoy, en la que hay que destacar
que es un verdadero placer poder compartir mañana, poder compartir actividad
con estos cuatro libros de montaña vivientes, que dan esa perspectiva romántica
de aquellos años, a la que llegamos un pelín tarde… o no tanto, y que
apreciamos con emoción, lejos de marcas y records, lejos de dorsales.
Mañana compartida, decimos, porque en una misma actividad se pueden unir
muy diversas intenciones, tantas como personas suben todos los años para estas
fechas con la ilusión de subir las figuras, en las que cada uno deposita sus
ilusiones, sus anhelos, sus esperanzas, y sus deseos, para encumbrarlos en lo
más alto.
Sobre este
particular, no se nos escapa el comentario de Germán en el Parador mientras nos
preparamos para subir:
- ¡Anda, si
estamos los cuatro que subimos el belén el primer año!
- ¿Cómo dices,
Germán? – pregunto.
- Sí, pues
eso, que estamos aquí Fernando Val, Miguel Ángel Pardo, Ángel Mesado y yo, los
cuatro que empezamos la tradición.
- A ver, a
ver, explícame eso. – insisto.
- Hay fotos y
reseña de prensa. Era el 29 de diciembre de 1968, en segundo intento, cuando
comenzamos siete la ascensión, pero tres se quedaron en el refugio, porque el día
era absolutamente invernal, con más de 20º bajo cero en cumbre, y un viento
infernal. Los cuatro, con tres pares de crampones subimos el belén. ¡Qué
aventuras!
Ángel Mesado, Miguel Ángel Pardo y Fernando Val, junto a
Germán Lanaspa, que hace la foto, en la cumbre de la Collarada
|
“La sección de
Montaña “Los Mayencos” de Jaca, tras la Misa de Gallo que oyeron en la iglesia
de los PP Capuchinos, en marcha nocturna realizaron un primer intento de
ascensión por Villanúa al pico de Collarada, que resultó infructuosa por el mal
estado de la nieve… / … el día 29, el mismo grupo, con una cordada de apoyo,
inicia un segundo ataque, saliendo con una fuerte nevada. A las 6:45 alcanzaron
la Trapa. Al amanecer, pese a la ventisca que impedía la visibilidad a más de
ocho metros, la patrulla, que conocía el terreno y que pisaba firme, pudo
alcanzar el refugio de pastores. A las once, preparados con crampones y
encordados en corto, inicia el ascenso por una nieve totalmente helada, y que
progresivamente se convertía en hielo absoluto. Los cuatro jóvenes atravesaban
al mediodía los Campanales. Nueva esperanza: el cielo se abrió, despejándose rápidamente,
pero la velocidad del viento arreciaba y la consiguiente ventisca se hacía cada
vez más fuerte, viéndose en varias ocasiones obligados a clavar los piolets
para evitar ser arrastrados.
Los cuatro precursores, cuarenta y cuatro años después en la Cruz de Peña Oroel |
A que contado
así parece épico. A que parece más de lo que fue realmente. Indudablemente, el
paso del tiempo y la mejora en las técnicas, materiales y equipamientos nos
hacen perder la perspectiva. Pero es evidente que para la época fue una gesta. La
crónica del Heraldo la firma anónimamente un Interino, y aunque terminada ya de
relatar la ascensión, si nos parece chocante el estilo
de hace cuatro décadas y media, no nos resistimos a reproducir lo siguiente:
Collarada en mayo de 2012 |
¿Será
verdad que ya no nieva como antes?, porque o es verdad, o esto de las nieves
perpetuas exagera un poco, pero lo que es innegable es que fue auténticamente meritoria
esta primera puesta de belén.
En el collado |
Y
ahí vamos, a lo más alto de la Peña Oroel, hasta la mismísima Cruz, a donde nos
encaminamos esta cuarentena de personas, de todas edades que cada una nuestro
paso vamos recorriendo el retorcido camino hasta las neveras, a donde vamos
llegando y contemplando el espectáculo que nos ofrece la vertiente sur con ese
mar de nubes cubriendo el fondo de los valles. Al fondo, el Moncayo, como un
dios que ya no ampara, que decía el ilustre Labordeta. Más al oeste, los picos
de Urbión, también nevados.
En torno al nacimiento |
Son
aproximadamente las once de la mañana cuando llegan los más rezagados, los más
sufridos, los que tienen que meterle más esfuerzo, los que más mérito tienen…
Reunimos las figuras y los tres diáconos que nos acompañan dirigen unas
palabras, y unas plegarias. Terminamos con unos villancicos, que algo de ensayo
ya merecían, pero bueno, lo que cuenta es la intención.
Cada
uno ya a su ritmo, a eso del mediodía comenzamos el descenso. Un pretexto nuevo
para una ascensión ya trillada, pero no por eso menos interesante.
Muy interesante e histórico post! Felices Fiestas!!
ResponderEliminarFelices fiestas y buen año que entra, también para vosotros.
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