sábado, 30 de junio de 2012

Ultra Trail Sobrarbe 2012

CARRERAS MONTAÑA
NO ES UN ERROR

No, no lo es. Desde febrero llevamos inscritos a esta dura prueba, celebrada ayer, y que deberes familiares han impedido el poder participar. Recordando la del año pasado, os ofrezco la crónica.

Seis de la mañana. Madrugón de espanto. Patio de armas del Castillo de Aínsa. Cerca de 300 guerreros, con alguna guerrera, afilando armas para la madre de todas las batallas. Han sido varios meses de duro pelear, haciéndose hueco entre trabajo, familia y sentido común. Es el momento. Nada de todo eso tiene ya importancia, sólo la fijación mental de lo que ahora comienza. Aquí estamos Isis, Franky, Olguia, Luisiz y Chemai, servidor, dispuestos a continuar por esa GR-19 que como una cremallera recorre uno de los dos grandes valles del Sobrarbe, y que el año pasado comenzamos en Abizanda y el agobiante y sostenido calor nos impidió pasar de aquí. 

Salida plaza Aínsa

La mañana promete, a estas horas y sin frío. Últimas palabras recordando alguna de las claves de la prueba y un emotivo silencio para que nos escuche Irene, en donde esté, y hacerla partícipe del momento. Sin más, se da la salida neutralizada a una prueba de resistencia que se viste de medieval en sus primeros compases, hasta llegar a cruzar el Cinca, que melancólico se nos lleva el glaciar del Perdido a golpe de cambio climático, y que no volverá, hasta la próxima glaciación. Ese Perdido que desperezándose rompe la silueta del horizonte, bien visible desde nuestro paso por el puente que nos deja en la margen izquierda, para seguir por una pista asfaltada un buen tramo todavía, más de lo que los pies quisieran. Estamos a la cola del grupo, y nos vamos recolocando. Franky se queda con Isis, Olguia Luisiz y Chemai nos vamos adelantando. Nos encaramos ya valle arriba, con el enorme centinela de la Peña Montañesa que no nos quita ojo, un poco celosa porque este año se ha quedado sin carrera, dejándola bianual, como la que estamos emprendiendo. Por entre barranqueras y terreno descompuesto llegamos al primer núcleo, El Pueyo de Araguás, 5 km que dejamos atrás. Son las 7 y el macizo del Perdido ya se ve beneficiado, y gozando, se podría decir, de esos primeros rayos de sol, que de recién nacido, como los humanos, es precioso, pero que de mayor, puede hacer estragos, y creo que hoy es uno de esos días.

Monte Perdido desperezándose
En el 10, Araguás, parada y fonda, que breve ha de ser si quieres que te cunda. Seguimos nuestro trotín trotando. Nos alcanza Franky, y no sólo eso, sino que se va a hacer bueno todo el entreno que llevamos este año. Nosotros tres nos metemos en un grupeto, que vamos subiendo y bajando barrancos, todo un rompepiernas que no está en los escritos, quiero decir  que no cuenta en el desnivel anunciado… nos sorprenderíamos. Un poco antes del 15, la estirada serpiente multicolor teje una bufanda a Laspuña, después de habérnosla comido y bebido un poco. Nos dirigimos al puente, pero justo antes, entramos en un camino a la derecha para, ya abrazados al río, emprender un delicioso camino de soto bosque en el que la sensación de que los invisibles habitantes del entorno salen a saludarte y a darte ánimos, es constante. Son en torno a 9 km en este pletórico estado que tiene su fin cuando el camino nos devuelve a la cruda realidad, al pedregoso lecho del río Irués, que recoge las aguas de la vertiente norte de Peña Montañesa. Es en este momento cuando acaba lo bueno, para empezar lo regular. 

Preparados para la batalla
Cruzamos el río y pasamos por debajo de Badaín. Un poco de carretera, para que no se nos olvide que el asfalto también existe y llegamos a Lafortunada, donde nos espera otro avituallamiento y los bastones, que tanta falta nos van a hacer a partir de ahora, aunque todavía no nos hacemos una idea. A Franky ya no le hemos visto el pelo. Por aquí seguimos los tres, aunque por poco tiempo, porque comienza una dura ascensión que sólo a lazadas se puede hacer, y en la primera ya se ve el ritmo de cada uno, Olguia y Luisiz se van viendo cada vez más pequeños, cada vez a más lazadas vista arriba. Me doy cuenta de la verdadera dimensión que para mí tiene esta prueba, me doy cuenta de que la frescura que hemos traído hasta aquí se va a convertir en sufrimiento desde ya mismo, de hecho ya lo está haciendo. De repente, ya lo ha hecho. Estrecha senda que nos deposita en una pista, que al ganar en anchura se tiene la tentación de poder ganar también en velocidad, pero no, no es posible. Primer aviso de la mañana de que hay una lumbalgia latente que descoloca las neuronas, llevándolas a terrenos muy peligrosos. Hay que reconducir la situación, queda mucho por delante, mucho, y no podemos permitir ese tipo de autonomía neurocelular. Aquí, o todos a una, o no llegamos.  


Edelweiss en el puerto
Más de una hora de subidón para llegar a un Tella que nos recibe con la escoba entre las piernas. Nos fichan a su paso, y para abajo, dirección al dolmen, en cuyas cercanías nos recibe otro avituallamiento junto al arranque de la pista, al lado de un abrevadero, que su escaso aporte anuncia a gritos, como nosotros, la sed que tiene el terreno. Estamos en torno al 30. Seguimos por la pista, y al poco dejamos la GR-19, que va a Salinas, para tomar la variante GR-19.1. Dos horas todavía, sí, dos horas, nos separan del punto más alto que tenemos por delante, el Portillo de Tella, al que llegamos vestidos de bosque primero y desnudos bajo el inclemente, después. El Castillo Mayor se va haciendo fuerte, entre él y nosotros, las gargantas de Escuaín, que tantos y tantos secretos esconden todavía. El camino va coqueteando con la pista. Duro, se hace muy duro este ascenso, el sol no da tregua, se clava, no deja opción, hay que seguir y seguir. Se ve enfrente una collada, y algún compañero lo confirma, es el portillón, no me lo puedo creer, pues sí, ves creyéndotelo, que hasta allí hay que ir. A media hora todavía de llegar a él, un oportuno avituallamiento, que si todos lo son, éste más todavía, nos ofrece agua, sales y otros sólidos. El repecho que queda hay que superarlo como sea, y ahí estamos. El camino sube a lazadas, que hay que extremar si se quiere sobrevivir. Segundo aviso de lumbago, pero qué memoria tiene, ¿no? Lo entretengo como puedo.

Disimulando el sobo
Suelo calizo y dos mil metros, es el hogar de la edelweiss, y no nos defrauda, aquí está. En poco ya llegamos al collado. Es la una del mediodía, y la vista que nos ofrece sobre el valle de Pineta es espectacular, como la bajada que nos espera hasta su fondo. Control de paso y a ponerse el traje de bajador, pero después de casi 7 horas, 35 kilómetros y 800 metros de desnivel en las últimas 2 horas, parece que no encaja bien, haciendo la bajada, casi como si fuera subida. Desde luego, ya se ha tomado la decisión de no pasar de Bielsa, porque si esta subida ha sido la que ha sido, la siguiente va a ser de casi 1.200 metros, y el cuerpo no da más de sí. Pero tampoco ha supuesto mucho esfuerzo la decisión, el crono ya la había tomado por uno, aunque no nos habíamos enterado. Ante nosotros, otros 1.000 metros de desnivel descendente, que no van a gustar a la mayor bisagra que tenemos, las rodillas, pero tendrán que resistir la hora y media larga que nos queda hasta Bielsa. Monte pelado, piedra suelta, lazadas y más lazadas, y gente tocada, muy tocada, es el entorno en el que nos movemos. Se termina la piedra y comienza la tasca, que agradecen los maltrechos pies. Luego bosque, asfixiante bosque, que nos recibe con una bolsa de calor agobiante, será la de Bielsa?, y que nos deposita ya en esta meta para unos y paso para otros, para los ultrahombres y ultramujeres que el tiempo y las fuerzas les permiten seguir. Como Olguia y Franky, que continúan para Plan. Luisiz de simbiosis con la espumeante rubia en un velador, junto a Sole y Enrique. Isis, feliz, muy feliz, también la traerán por aquí sus pasos.

Hasta aquí hemos llegado, más de 8 horas de esfuerzo continuado dejan a cada uno en su sitio. ¡Qué sabia es la naturaleza! ¿Qué sería de nosotros si no existiera el dolor, el cansancio? La terquedad nos aniquilaría.

Línea de meta en Bielsa





10 comentarios:

  1. ¡Tremendo! Para superhombres.

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  2. ¡Tremendo! Solamente apto para ultrapersonas.

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  3. Gracias por los comentarios. Es cuestión de ponerse retos y prepararse para conseguirlos. Luego, sale lo que sale, claro, pero se está ahí, que es lo importante para seguir avanzando. Gracias de nuevo.

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  4. Trepidante relato, pasajes novelescos entre valles y montañas.
    Bueno, muy bueno!

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    1. Gracias David. Ya sabes, entre ibones y azules cielos, entre montañas y valles, entre cimas y ciberplumas nos movemos, a veces con dorsal, a veces sin él. Mientras el cuerpo aguante. Gracias de nuevo.

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  5. Me dejas sin palabras, tanto por el esfuerzo físico que supone que por la pluma con el que lo relata. Enhorabuena...envidia ...sana envidia....deseo de poder formar parte de este magnifico equipo que formaís, con dedicación, superación de uno y mucho sentido común y humildad que nunca hay que perderlos.

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    1. Gracias Danielle. Ya sabes cómo son estas cosas, dedicación, constancia, y cariño, mucho cariño a lo que se hace. Gracias de nuevo.

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  6. jodo macho, como te lo curras.

    Un abrazo muy gordo de tu excompañero de departamento.

    Oscar.

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    1. Gracias Óscar, ya ves nuestras nuevas aficiones...

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  7. Cuántos recuerdos de este día me trae está crónica, buenos, muy buenos y dificiles, pero todos agradables. Fue uno de los días q más agusto he corrido y q mejor he acabado.
    Isabel

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