Amanecer desde Arlet |
La Senda de Camille (parcial)
Viernes, 22 a lunes 25 de junio de 2012
Viernes, 22 a lunes 25 de junio de 2012
Ruta largamente demandada por algún
miembro (por no decir miembra), finalmente se conforma este grupo, un poco
heterogéneo, pero del que se aprovechan todas sus ventajas.
Vertiente norte de Somport |
Como
hasta el mediodía del viernes no llegan a Jaca la mayoría de componentes, Rubén y yo nos adelantamos, para comenzar a andar en Somport a las 12:45, con la sorpresa de
que en la vertiente norte hay nieblas, que traen un fresco viento que nos
acompaña en el arranque de esta primera etapa. Sansanet, como siempre, exuberante,
acogedor, el barranco del Aspe trae sus mieles hasta aquí para regar los
hayedos dejando su impronta en el éter. Esto es magia. En la granja l’Oustaou,
el quesero nos secuestra unos minutos para compartir conversación, y de nuevo
al bosque, hasta la salida en l’Espelunguère, con paso obligado del puente para
comenzar la ascensión al collado de Lapachouaou, desde donde hay unas vistas
magníficas del valle y mucho más, con una sinfonía visual entrecortada por las
nieblas que van y vienen, y que nos acompañan hasta el territorio Arlet, con el
refugio reflejado en el ibón.
Barranco de Aspe |
El
resto del grupo llega a la hora de la cena. Son Mamen y Quique, Jano y Pilar,
Raquel y Chema, y Luis y José Luis. Buena cena y buen descanso, aunque en esto último
no se pone la peña de acuerdo, no sin hacernos presa de una calmada tarde, los
fondos de los valles duermen ya bajo un espeso manto de nieblas cuyas capas
superiores juguetean entre el calor de los últimos rayos de sol y ligeros
vientos. Fugaz visita al collado de Arlet para contemplar las Aguas Tuertas,
para contemplar Guarrinza, para contemplar todos sus centinelas.
A la mañana siguiente mismo paisaje,
mismas nieblas, distinta luz, distintas nieblas, distinto paisaje. Quique, Jano
y Pilar pierden el disfrute de andar la senda, pero ganan el de volver por unas
crestas made in Jano, que la seguridad con las que las plantea te anima a
dejarte llevar.
Dormidas nieblas |
El privilegio
de seguir nuestro camino lleva emparejado el paso por cabeceras de valles, de
valles cargados de nieblas cuya mágica visión pide a gritos un lugar en las
runas de la memoria, para acudir a ella en cualquier momento de apuro. Estas
reflexiones nos llevan al collado de Soubathou, y luego al de la Liberté,
donde una gran placa con su leyenda inmortaliza miedos y esperanzas. A través
del Puerto del Palo, otrora paso de peregrinos jacobeos, que con sus casi dos
mil metros nos permite tener de nuevo perspectiva sobre la Selva de Oza, la última
ya, porque tomamos ese barranco para bajar ya de tiro hasta Lescun, donde se
encuentra el camping Lauzart, cuyo refugio nos acogerá esta próxima noche. Paseos, descansos y coladas llenan la tarde.
Billare y petit Billare |
De nuevo, la noche pare un día. Le Billare y
le Petit Billare presiden una mañana radiante, joven, fresca, que invita a
continuar con las reflexiones de ayer, o con las de cualquier otro día pasado
en la montaña, en la naturaleza, rodeado de vida. Es formidable poder fundirse
con ello, vibrar con ello, vivir con ello, constatar cuánto nos aporta todo ello,
y lo más importante, el pensar, casi obsesivamente, si podemos, si sabemos, si
queremos, devolver algo, aunque nada más sea una infinitésima parte. Mientras
tanto, el sol va ganando terreno, va ganando fuerza.
Agujas de Ansabère |
Las Agujas de
Ansabère llaman poderosamente nuestra atención, rompen el paisaje, rompen el
horizonte, imploran, claman al cielo, si pudiéramos saber el qué... De nuevo al
bosque, cuyos duendes nos llevan hasta el circo del mismo nombre, donde casi obligado es el parar en la cabaña y hacer buen acopio de queso hecho
por las rudas manos del habitante de, como reza en la puerta, la “villa de los
privados de amor”. Seguramente, aquí lo habrá encontrado. Con el sol por
montera hacemos la cansina y pacienzuda ascensión al collado de Petrechema, o
Puerta de Ansó, aspacico y callandico, como dice la jota, con humildad, con
respeto, por debajo de estos pétreos centinelas que tanto han visto, que tanto
han vivido, que tanto han ofrecido.
Cima del Petrechema |
A los que nos
gusta la guinda, tomamos el trozo de pastel con ella. El compartir cosas no
materiales tiene la ventaja de que hay para todos. Aquí hay guinda para todos, y
la saboreamos, nos la comemos. No nos conformamos con pasar por el collado,
sino que apreciamos uno de sus guardianes y lo abordamos con el mismo respeto y
humildad con los que hemos llegado hasta aquí. No se entendería bien que
pasando por aquí no subiéramos a la cumbre del Petrechema, y por qué?, porque
está ahí y nos quiere tener cerca, nos quiere oler, nos quiere saborear, nos
quiere sentir. Todo ello es recíproco. Aunque siempre se dice que lo importante
no es la meta, lo importante no es la cima sino el camino, una cumbre es una
cumbre. Estar en la misma punta de una de esas antenas que se estiran para
buscar el infinito es algo que no es fácil de explicar, ni tampoco de entender,
simplemente hay que ganárselo, hay que vivirlo.
Plácido descenso por la normal, hasta el refugio de
Linza, donde Beni nos hace partícipes de su dolor por el trágico suceso de
Miguelón, cuya vida pende de un hilo desde que un gravísimo accidente le
arrebató recientemente casi todo. Alegre Miguelón, amable Miguelón, trabajador
Miguelón, a poco que te acompañe el recuerdo aún se le puede ver al mando de
esa rétrac currándose el circuito de fondo para esos triatlones organizados aquí,
en Linza. Un enorme nubarrón embarga nuestra tarde, ruidosa
tarde, refugio repleto de gente en una despedida de domingo que a la mayoría
llevará a sus casas, a sus obligaciones. La nuestra, descansar aquí para
continuar mañana con la etapa reina.
Sierra de los Alanos |
Otra espléndida
mañana, otra espléndida etapa por delante, más larga, más dura, más intensa. Asfalto
hasta Zuriza, que se rinde a nuestros pies bajo el altivo Ezkaurre. Bajamos por
el Petrechema hasta su fusión con el Petreficha, que abrazamos hasta el final
de Tacheras. Esa unión da el río Veral, que recorre todo el valle de Ansó, uno
de los mayores municipios de Aragón, con 50 km de frontera. Ya nos aguarda la
Punta del Achar, ese diente de los Alanos, que pacientemente nos ve subir a su
achar, o paso de Tacheras, para adentrarnos en ese puerto seco, zona de tasca,
de finos pastos, que nos ofrece unas vistas al sur donde Oroel, San Juan de la
Peña, la punta Firé de Riglos, o Peña Rueba reclaman su protagonismo rasgando
el azul cielo que no nos da cuartelillo.
Pedregoso descenso por el Estrecho de la Ralla hasta la pista de Espetal, que poco
disfrutamos, pues hay que dejarse engullir por otro hayedo para subir hasta el
collado de Lenito bajo, desde donde damos vista ya al valle de Hecho y al final
de la etapa de hoy, aunque no la alcancemos. Estamos hablando del refugio de
Gabardito, y decimos que no la alcanzamos porque nuestros maltrechos pies
encuentran descanso en el puente de Santa Ana, no sin antes sufrir un tedioso
descenso por unos poco agradables tramos de trochas de extracción de madera.
Los puristas
dirían que falta terminar esta última etapa, que es un durísimo ascenso
vertical hasta el refugio de Gabardito, y dos más, hasta Lizara una y hasta
Somport la otra, para cerrar el círculo, pero no ha habido más tiempo. Una escusa para retomarla. Por nuestra parte, bien ha estado, han sido tres días y una tarde. Una
tarde y tres días. En torno a 24 horas de marcha en cuatro jornadas para
recorrer casi 80 kilómetros por unas montañas en las que no destacan sus
alturas ni sus grandes cumbres, pero que sí te ofrecen lo mejor de sí mismas, y
que te obligan a estar bien atento para bien aprovecharlo.
Grupo en el collado de Lenito bajo |
Como siempre, gracias a todos y a todo.
El reportaje completo de fotos, lo tenéis en https://picasaweb.google.com/chematapia/SendaDeCamille02
Que bonitos recuerdos de esa travesía ya realizada hace dos años. Eso si, la ternura con la que lo cuentas me deja sin repiración.
ResponderEliminarNo olvideis terminarla, faltan valles maravillosos y ahora en primavera, es todo un espectáculo.
Muy bonito.
Javier
Gracias Javier. Algunos ya la hicimos completa hace dos años también. Fue en verano, y la particularidad de hacerlo ahora es la sorprendente cantidad y variedad de manifestación floral, cada uno de esos humildes seres vegetales que muestran sus mejores galas al caminante y al mundo. Gracias de nuevo.
EliminarAmigo Chema. De la manera que cuentas esta travesía, casi no es necesario recorrerla. Me ha hecho recordar muchos tramos, de los que muchas veces he tenido, como todos vosotros el placer de disfrutarlos.
ResponderEliminarFERVAL
Gracias Fernando. Como tú haces, mientras podamos, habrá que seguir haciendo camino, y contarlo, claro. Gracias de nuevo.
EliminarLeyendo está vuelta es como sí volviéramos a hacer juntos la q hicimos hace unos años.
ResponderEliminarYa tengo ganas de coger la mochila otra vez y volver a recorrer nuestro maravilloso pirineo
Isabel
Pronto, Isabel, pronto. Lo importante es que termines de recuperarte.
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