“Bisaurri, entre laderas cubiertas de espeso boscaje, es un interesante poblado con amplias y fuertes casonas, sobre cuyos tejados apuntan las abombadas chimeneas. Entre sus casales merece especial mención el del “Siñó”, noble y antañón edificio de los señores de Fadas. Bisaurri tiene, lo mismo que sus aldeas, viejas costumbres unas guardadas celosamente y otras ya sólo en el recuerdo del pasado. Citaremos como muestra las de las fiestas mayores, simbolizadas en el mayo, que se planta en la plaza, al que se ronda cantándole jotas y versos alusivos… o el encendido del faro, con las fallas… o la designación de maiordoms…”. Santiago Broto.
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El Diario de Huesca (2023) |
Este interesante texto hay que leerlo con la perspectiva de que fue escrito hace más de cuarenta años, y alguna de esas costumbres, lamentablemente, se han ido perdiendo. La parroquial, de origen románico, reza a san Ramón Nonato; y una de las ermitas de Bisaurri, lo hace a san Cristóbal, siendo el escenario cada 10 de julio, en el que se celebra la romería en honor a este mártir de los primeros siglos de la cristiandad. Una ermita ésta, enclavada en lo alto de un roquedal a escasos kilómetros del pueblo, y que es el objetivo de nuestra ruta de hoy. Y es ese día, el 10 de julio, cuando las gentes de este lugar se acercan con devoción a la ermita, en cuyo entorno "se celebra una misa y la bendición de términos, culminando los actos con una comida de hermandad y un repique de campanas en el municipio", según cuentan las crónicas. Al regreso, con la complicidad del buen yantar, es tradición bajar cantando los gozos.
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El Diario de Huesca (2023) |
Por terminar de contar cosas de Bisaurri, Antonio Ubieto, en su Historia de Aragón, nos dejó escrito que sus tierras eran propiedad del monasterio de san Victorián en 1566, que en 1834 tenía ayuntamiento, que en 1845 se unió al de Arasán, y que lo recuperó en 1860.
Volviendo a la actualidad, este año hemos llegado un poco tarde a los festejos, pero no hemos querido perdernos la visita, y lo hacemos acompañados de Josán, buen conocedor de estos valles y de estos caminos. Nos metemos en faena saliendo de Bisaurri hacia el norte, por una calle frente a los contenedores de residuos. Pronto dejamos la ancha calle para entrar en un sendero de los de antes, entre campos. Un claro del arbolado nos permite ver el roquedo donde está encumbrada la ermita. Salimos a una pista que tomamos a la derecha, aunque el camino de viejo seguiría de frente. Continuamos por la pista, y a una media hora del arranque la abandonamos para tomar un camino a la izquierda señalizado que, por entre el pinar, nos va subiendo hasta lo alto del roquedo, habiendo dejado a mano izquierda un sendero que nos conduciría a la base de las paredes, donde se encuentran vías de escalada deportiva.
La llegada a la explanada es un tanto especial, con la silueta de la ermita rasgando el horizonte. Nos encontramos un pequeño templo de piedra, integrado en el paisaje, cuyo interior está presidido por san Cristóbal, con el Niño al hombro, perpetuando la leyenda. Su nombre original, Hágios Christóphoros, en griego, significa “Portador de Cristo”, considerado, por tanto, patrón de los conductores. Y lo que nos ha conducido hasta aquí es el descubrimiento personal de un lugar pequeño, humilde, pero que las gentes del pueblo lo hacen grande el día de la fiesta. Un lugar que nos ofrece unas preciosas vistas sobre el valle, a nuestros pies, Bisaurri, capital de un amplio municipio que comprende, además, una docena de pedanías. Los grandes macizos de la alta montaña benasquesa salen a nuestro encuentro visual, al igual que lo hacen los inseparables Gallinero, Cibollés y Tuca de Urmella, en continua comunicación con el Turbón y el Baciero, que pugnan por rasgar más el horizonte.
El regreso no es tan evidente, a no ser que se quiera desandar lo andado. Como no es lo que queremos, nos dirigimos al sur jabalineando intuyendo lo que podría ser el sendero de bajada hasta dar con la pista, que tomamos a la derecha. Se pasa por el canto superior de un prado y se continúa por la pista, que pasa por una explotación ganadera y sale a la carretera local de Gabás. Sin salir a ella, tomamos un camino contiguo paralelo, que termina en una vaguada, hasta la carretera de Gabás/san Martín de Verí, que cruzamos para meternos por otro de esos caminos de viejo entre campos, que compartimos hoy con una escorrentía controlada de aguas, y que sucede durante un par de semanas a finales de septiembre.
A través de un último tramo, ya seco, llegamos a Bisaurri por donde se sale para la ruta 13, habiendo recorrido hoy 4,7 km, en 2h 25’, con un desnivel acumulado de 265 m D+/-, en una mañana que ha invitado a echarnos al monte y dar un repaso de hagiografía.
Bibliografía:
El valle de Benasque. Santiago Broto Aparicio. Editorial Everest (1981)
Historia de Aragón, los pueblos y despoblados I. Antonio Ubieto Arteta. Anubar (1984)
Web:
Bisaurri
Aleteia
Climbingaway
The crag
Enbenás
El Diario de Huesca
Wikipedia
Wikiloc
RAE
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Geamap
Hijo de la Tierra
El Pirineo no se vende
Las fotos, con sus comentarios, y el track
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