sábado, 18 de junio de 2022

Pico Estós o Tuca Dalliú, talla media entre gigantes

 


AQUERAS MONTAÑAS
Pico Estós o Tuca Dalliú (2531 m)
Domingo, 12 de junio de 2022

           “El hombre es la especie más insensata: venera a un Dios invisible y masacra una naturaleza visible, sin saber que esa naturaleza que él masacra es ese Dios invisible que él venera”. Estas palabras se le atribuyen a un astrofísico de prestigio internacional, el canadiense Hubert Reeves, y nos hacen reflexionar sobre que no todo está perdido. No es fácil, hoy en día conciliar la ciencia y la filosofía, y nos produce una tremenda satisfacción el ver que hay alguien que lo consigue. Dos ramas del conocimiento indisolublemente unidas, por más que haya quien se esfuerce en mostrar su antagonismo, en cualquiera de los dos sectores, claro.



            En nuestro culto a ese Dios visible, el invisible lo dejamos para otro momento, hoy nos dirigimos a una peculiar montaña del valle de Benasque. ¡Ay!, Benasque y sus valles. Un auténtico lujo para los sentidos, tanto a uno como a otro lado del Ésera, ese río que nace de los glaciares del Aneto, y que decide cambiar de aires, para dirigirse a la cuenca atlántica, y que lo hace de forma criptica, de forma claustrofóbica pero que, ayudado por el aporte de los barrancos que le rinden, se vuelve a recuperar, manteniendo su vocación mediterránea. Hoy nos dirigimos a uno de esos barrancos, el de Literola, para encaramarnos hasta el pico de Estós, o Tuca Dalliú, que pivota entre ambos valles, los mencionados de Estós y Literola, asomándose al de Benasque, aupándonos desde el collado Dalliú, desde el que se nos abren una fantástica panorámica del macizo del Posets y sus adláteres, con el valle de Estós a nuestros pies.


            El punto de partida es el aparcamiento de Literola, a unos 9 km carretera arriba desde Benasque. Enfrente se toma el definido sendero, porque se puede decir que es el itinerario normal para subir al Perdiguero, y que compartimos hasta el desvío tras una hora de marcha, cuyos primeros compases transcurren por un frondoso pinar. Estamos discurriendo por el S-5 del Parque Natural Posets-Maladeta, que abandonamos, precisamente en ese desvío. Seguimos por la izquierda. En seguida llegamos a cruzar, por una palanca, el barranco de Literola, que trae las aguas del ibón Blanco de Literola. Este bonito lugar representa un punto de inflexión, pues si hasta aquí traíamos una dirección E-W, ahora giramos decididamente hacia el sur, para pasar por otro lugar emblemático, la cabaña de Literola, que ansiosa espera la llegada del ganado, porque en las cocinas de la naturaleza ya se ha preparado la comida, ahora solo faltan los comensales.







            En una hora salvamos los 350 metros de desnivel hasta el collado d’Allíu que, como ya habíamos adelantado antes, representa la caída del velo de Isis, para abrirnos unas extraordinarias vistas. Los pastos del monte Dalliú a nuestros pies, y a los suyos el valle de Estós. Y por encima de este, 180º de montañas, mágicas montañas, la sierra de Chía, Tuca del Mon y las de Ixeia, que cierran por el oeste el majestuoso circo de Batisielles/Perramó, con las agujas homónimas dando el contrapunto, macizo de Espadas y Posets, Montidiego, Bardamina, por citar lo más importante, pero hay más, mucho más, y todo igual de mágico. A su derecha visual, el Sabre, que oculta al Bachimala, ClarabidesPerdiguero, todo un extraordinario cordal fronterizo, que quita el hipo. En definitiva, una panorámica que esperamos ampliar al llegar a cumbre, que es a donde nos dirigimos.



            Nos quedan como unos 160 metros de desnivel, que salvamos a pecho, por una traza no siempre muy cómoda, y con un estrecho tramo en el que hay que echar las manos debido al desnivel y a lo descompuesto del terreno, pero sin mayor problema. Como media hora hasta arriba. Si le quedaba algún velo a Isis, es el momento en el que considera que se despoja de todos ellos, haciendo bueno el pensamiento de que no es necesario subir a más de tres mil metros para tener buenas vistas, de hecho, aquí, a unos 2531 msnm las hay mejores que en alguno de ellos, lo que le permite el estar en un lugar privilegiado, una verdadera atalaya sobre el valle de Benasque, de hecho, tenemos contacto visual sobre su capital. A las vistas descritas desde el collado, hay que añadir las de los 180º restantes.


            Por seguir desde el Perdiguero, Forca y pico Remuñé, Perdigueret, y muchos de los picos fronterizos, que lo hacen desde el valle de Remuñé, Salvaguardia, Portillón de Benasque, Tuca de la Mina, puerto de la Picada, con los Llanos del Hospital a los pies. Y qué decir del macizo de Maladetas-Aneto, del que no se deja ver todo, pero aún nos llega para distinguir el pico de Alba y alguno más de la familia, Cregüeña, Aragüels… y entre medio, el padre Aneto. El barranco de Cregüeña se muestra diáfano ante nosotros, a su derecha, el de Vallibierna, su pico, la Estiba Freda… en fin, una auténtica sinfonía, y más abajo, al sur, el Turbón, mágico también.









            Al ser una ruta de ida y vuelta por el mismo itinerario no hacemos más que pasar por los mismos lugares al regreso, con la única excepción de que al poco de salir de cima, tomamos una alternativa a la izquierda, para evitar el corto tramo peor. Bajar al collado, cabaña y palanca de Literola… y salir del valle. Una preciosa ruta por el valle de Literola, en la que hemos empleado 5 horas y 25 minutos, para recorrer 9,8 km, con un desnivel acumulado en torno a los 940 m D+/-.


Web:

Aragón.es






Las fotos y el track

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