AQUERAS MONTAÑAS
Ibón de Llosás (2493 m)
Lunes, 13 de junio de 2022
Santiago Broto Aparicio, otro de nuestros grandes divulgadores pirineístas, en su libro El Valle de Benasque, publicado por editorial Everest en 1981, nos habla de este encantador lugar como “… una rinconada que finaliza bajo las cimas más airosas de los Montes Malditos. Llosás, es un paraje abrupto, agreste y silencioso en el que se encuentran reunidos todos los elementos característicos del más grandioso Pirineo: los enormes conos rocosos, las aristas de piedra, los bloques graníticos, las pedreras, los lagos de inmóviles aguas, los pinos, las verdes praderas, las torrenteras y canales, las flores de mil colores, los glaciares solemnes, el aire purísimo de las cumbres y una corona de picos arañando la altura”. No está mal, ¿verdad?
Pues para que no nos lo cuenten, para allá que hemos ido, porque la grandiosidad de los valles de Benasque esconde muchos de estos preciosos rincones que no son muy visitados, y que aguardan al caminante que apuesta por llegarse hasta ellos. Es el caso del ibón de Llosás, que habita bajo una aterradora pared vertical teñida de negro, entre la cresta de Llosás y la de Tempestades. Está ahí, tranquilo, aceptando el lugar que le han asignado las distintas movidas tectónicas y posteriores eras geológicas, como la última glaciación, de la que es heredero. Y si decimos que está ahí, tranquilo es porque no es un lugar de paso, sino que hay que ir de propio a visitarlo, a contemplarlo, a darle nuestro cariño, y a cambio él nos ofrece su paciencia, su frescor, sus ganas de vivir, su saber estar en un medio tan hostil, como es a los pies de una serie de tres miles que se rifan a este y a otros ibones para reflejarse en ellos.
Pues nada, a la faena. Aprovechamos estos últimos días antes de que corten la
pista de Vallibierna para que solo acceda la lanzadera. Partiendo de
Senarta, nos llegamos hasta el
Puente Coronas, principio y final de incontables y buenas rutas, como esta, por ejemplo. Nos abrazamos al
GR 11, que desde la i
nauguración del refugio de Llauset, seis años ha, también es
GR-11.5 en
este tramo, y que nos llevaría precisamente hasta allí, pero descabalgaremos antes. Del
refugio de Pescadores partimos dirección
Vallibierna, por tranquilo camino al principio, dejando a la derecha el desvío para
Estibafreda y un poco más adelante el del
circo e ibones de Coronas, a la izquierda, aunque se puede acceder por otro sendero justo en el arranque de este. Poco a poco, el firme del camino va perdiendo su atractivo, pasando de la apacible hierba a las más incómodas piedras, incluso con tramos de decidida subida, pero siempre con el telón de fondo del
macizo Vallibierna-Culebras que, lejos de amilanarse, se vuelve más tieso a cada paso que damos.
Una hora nos es suficiente para llegar a nuestro desvío, dejando que el GR 11 vaya a lo suyo, que no es otra cosa que los ibones de Vallibierna, el collado homónimo y la bajada al refugio de Llauset… de momento, pero eso lo dejaremos para otra ocasión. Hoy toca Llosás, que es a donde nos dirigimos, de hecho, ya estamos en sus dominios, porque muy cercano al desvío se encuentra la pleta de Llosás, un apacible lugar donde se ensanchan las aguas procedentes del ibón. Si hasta el desvío veníamos acompañando al río Vallibierna, ahora nos encauzamos con el barranco de Llosás, que ve cómo vamos discurriendo, sorteando los bolos que nos vamos encontrando por el camino. Tres cuartos de hora así, hasta alcanzar el sobradero del ibón, que desagua las que rebosan de su cuenca. Este es uno de esos lugares en los que se para el tiempo, uno de esos lugares de los que no te irías, uno de esos ibones que se funden con tus ibones interiores, aportando una inmensa paz… pero…
Con las mismas nos volvemos, y lo hacemos por el mismo camino. Todo igual, todo distinto. De nuevo a saborear las sensaciones que nos va causando el tránsito por los mismos lugares. Pleta de Llosás, ocupada ahora por un nutrido rebaño de vacas a las que no les importa nada lo que pasa en el mundo; desvío, para tomar el GR 11, que no vamos a abandonar ya hasta llegar al punto de arranque, en Puente Coronas, habiendo terminado esta bonita circular por preciosos escenarios en 3 horas 50 minutos, recorriendo 6,8 km y salvando un desnivel acumulado total de 515 m D+/-.
Bibliografía:
El Valle de Benasque. Santiago Broto. Editorial Everest (1981)
Todos los ibones del Pirineo aragonés. Javier Cabrero. Editorial Pirineo (1999)
Hola Chema.
ResponderEliminarUna gozada poder caminar y disfrutar de estos bellos parajes, está claro, que todavía existen lugares mágicos, poco frecuentados, como este ibón de Llosas en el valle de Benasque.
Salud y montaña.
Así es, Eduardo. Gracias por el comentario.
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