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Arranque del sendero |
Con ese ánimo,
nos echamos de nuevo a las montañas, para impregnarnos de todo el prana depositado en su exuberante naturaleza
gracias al descanso que le hemos dado nuestra especie durante algunos meses, y
que no ha parado de llover, que también es importante. Unos bosques que exhalan
pureza por los cuatro costados, que invitan a compartirla, y que se quedan en la
zona media de la montaña, como banda protectora, como ofreciendo ese afecto a
los humanos, en la esperanza de ver que algún día sea completamente correspondido.
Unos bosques que dejan al descubierto roquedos impresionantes sobre unos
cuellos que dan paso de unos valles a otros, y que son la base de alguno de sus
picos.
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La Moleta y Collarada, montañas de Canfranc, con la estación a sus pies |
Estamos
hablando de Canfranc. Estamos
hablando del barranco de Estiviellas
y de la cuenca de Tortiellas. Estamos
hablando del Pico del Águila y del Borreguil de la Cuca. Estamos hablando
de una ruta que enlaza todo ello. Estamos hablando, en definitiva, de una nueva
jornada de montaña… y de la buena, como la compañía, de la buena también. Con ella, es ahí
hacia donde se han dirigido nuestros pasos en esta ocasión, en un día aprovechable
entre tantos lluviosos.
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Circo de Rioseta |
ASCENSO POR EL BOSQUE
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Primero de los tres miradores sobre el barranco |
Dejando el vehículo
en el entorno de la plaza del ayuntamiento, subimos hasta el paseo de los Ayerbe, dedicado a los que
con tal apellido, dos primos ingenieros de montes, fueron los artífices del
sistema de defensas anti aludes. Hacia el norte se llega a las instalaciones de
las piscinas municipales, de donde parte el sendero que zigzaguea subiendo,
camuflados de bosque, por el ancho barranco de Estiviellas, en cuyos primeros
compases tenemos un buen ejemplo de “cabaña
de falsa cúpula”, una de esas construcciones de piedra seca, abundantes en
este terreno, y que han sido declaradas “Patrimonio
de la Humanidad” por la Unesco. Al cuarto de hora, encontramos el primero
de los tres asomes sobre el barranco. Este, al igual que el tercero, el segundo
no, lo cruzan, pudiendo empalmar con el camino de Secrás, en la margen derecha.
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Uno de los tramos de bosque |
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Fuente del Burro |
Fuente del Burro, de buenas aguas, y más
zigzags. Otros alicientes se van sucediendo, como el segundo y tercer miradores, antes mencionados, los restos de piedra de los alojamientos de las personas que llevaron a cabo unas ingentes obras de ingeniería hidrológica-forestal con el fin de proteger la explanada de la Estación
Internacional de los riesgos naturales derivados, principalmente, de los
aludes de nieve. Se plantaron 10 millones de árboles de distintas especies y edades
para repoblar las laderas, y se emplearon 400.000 Tm de piedras para la
construcción de diques y parapetos, como podemos ver en un claro ejemplo en el
dique hueco bajo la Cola de Caballo.
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Una casi virtual Cola de Caballo |
EL PICO DEL ÁGUILA
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Olla de Estiviellas, dominada por su macizo |
En poco más de
hora y media desde el arranque, y superado ya el paredón por donde se diseña
esa cola de caballo acuática, entrando ya en la llamada Olla de Estiviellas, se nos abre un cruce, con la opción a la
izquierda de visitar la fuente del Centenario. Pero hemos de seguir por la
nuestra, porque a la derecha nos indican unas tablillas nuestro destino de hoy,
el Pico del Águila y el collado de Estiviellas, que nos dará acceso al Borreguil
de la Cuca.
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Desvío para el Pico del Águila |
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Collado y Pico del Águila |
Las zetas se
van sucediendo, y los claros del bosque nos van permitiendo observar el
desnivel que vamos pillando. En casi media hora desde el desvío, tomamos otro a
la derecha, que será de ida y vuelta, para acercarnos hasta nuestra primera
cota. Se pasa por encima de una serie de esas defensas de mampostería, tras de
lo cual se pone a tiro visual el ancho collado del Pico del Águila, que también
vemos a su derecha. El tránsito hasta él se torna un poco delicado, por un
sendero, no siempre bien definido, entre margas con piedra suelta, y bastante
patio, con pronunciada pendiente. Una vez llegados al collado, se nos abre la
vista sobre el circo de Tortiellas, que rinde al también circo de Rioseta. El ascenso al pico se hace a
través de un corto tramo, en el que hay que echar las manos, pero sin mayor
dificultad, dándonos paso a una cima, que aun sin llegar a los dos mil metros, goza
de unas extraordinarias vistas debido a su aislamiento. El retorno al camino
que traíamos se hace por el mismo sitio, con cuidado también, en la zona más
delicada de la travesía.
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En la cima del Pico del Águila |
EL BORREGUIL DE LA CUCA
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En el collado de Estiviellas |
Nos
incorporamos al camino del bosque para seguir por él como otra media hora larga,
aprovechando en un recodo para echar un bocado. Alcanzamos el collado de Estiviellas,
por encima ya de los dos mil metros, y con mejores vistas, si cabe, sobre esa
enorme cuenca de Tortiellas, bajo la gran Muralla de Borau, y con un hermoso
fondo herboso fruto de la colmatación del ibón. Este ancho collado, deja a la
izquierda el roquedo de Estiviellas, y a la derecha nuestra segunda cota de
hoy, el Borreguil de la Cuca, de más corto, más fácil y mejor acceso que el
anterior. Lo acometemos y de vuelta al collado lo recorremos casi entero, para
comenzar el descenso, que lo hacemos siguiendo las trazas de un sendero
señalizado como PR, y que nos acompaña hasta el mismo lecho herboso, en casi
una hora que nos dura la bajada.
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Canalroya, y el Midi d'Ossau al fondo |
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Por el collado, a punto de dejarlo |
En el suave
transcurrir por el praderío se nos pierde la referencia, pero son dos lomas que
hay que atravesar en dirección norte, entre las que asoman, arriba a la
izquierda, las instalaciones del sector de Tortiellas de la Estación Invernal
de Candanchú. Nos incorporamos a un sendero más definido, y con marcas
rojiblancas, que va bajando a ese otro circo de Rioseta, por terreno pedregoso,
que da paso a más cómodo de hierba, y que en una hora más nos deja en la
entrada del antiguo campamento militar, al pie de la carretera, donde es un
buen momento para recomponernos y echar otro bocado.
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Por el mismo lecho del ibón colmatado |
LA ÚLTIMA ETAPA
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Bajando hacia Rioseta |
Cruzamos la
carretera y continuamos por un campo de fútbol en desuso, para salir de nuevo a
la carretera enfrente a una pista. La tomamos, porque se trata del trazado de
una variante del Camino de Santiago. La pista se convierte en sendero de buen
transitar entre el bosque, y que nos vuelve a dejar en la carretera, que
volvemos a cruzar, para continuar por sendero, y que en poco nos lleva a un
recodo de la carretera antigua de Candanchú. La seguimos dirección Canfranc,
pasamos por el hotel Santa Cristina, y al terminar las instalaciones contiguas
al edificio, antes cuartel de la Guardia Civil, una baliza del camino jacobeo
nos vuelve a meter en un sendero, que nos lleva a cruzar el río Aragón por un
puente e incorporarnos al trazado de siempre del GR 65.3, coincidente con el
reciente del GR 11.1.
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Bajando por el Camino de Santiago |
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Incorporándonos al trazado original del Camino de Santiago |
Enseguida se
cruza el barranco de Izas, y seguimos, llegando al cabo de menos de media hora
al comienzo del Paseo de los Melancólicos, que no tomamos, para seguir por las
señales del Camino de Santiago, pasando por la fuente de Pequeña, y tras cruzar
la zona industrial, alcanzar el casco urbano de Canfranc por la calle
principal, que nos da acceso al vehículo, culminando una gran ruta por estos
montes, disfrutando de todo lo que nos ofrecen, y que es mucho.
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Fuente de Pequeña |
Una gran ruta,
sí, a la que le hemos dedicado 8h 10’ de tiempo total, del que cerca de 6 han
sido en movimiento, para recorrer 17,5 km, salvando un desnivel acumulado de 1235
metros D+/-, en una jornada en la que las amenazas de lluvia se han quedado en
eso, en amenazas.
Como siempre impresionado por la salida o excursión, y por lo bien que manejas el teclado para describir paseo y vivencias. Gracias, yo te leo
ResponderEliminarsiempre. Un abrazo
Gracias, Miguel Ángel.
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