martes, 18 de octubre de 2016

Hoyalta y Castelfrío, en la Sierra de El Pobo

IXOS MONS
Hoyalta Alto (1.760 m)
Hoyalta Bajo (1.759 m)
Castelfrío (1.757 m)
Lunes, 17 de octubre de 2016



            Hoy nos hemos acercado a la Sierra de El Pobo, que se puede decir que forma parte de las serranías de Gúdar. Geológicamente, está compuesta por materiales viejos, lo que le hace estar exenta de cimas espectaculares. Constituye un eje norte sur, con suaves y erosionadas lomas, que se intercalan entre amplias mesetas desde las que se observa al oeste la depresión del Alfambra en primer término, y la del Jiloca más al fondo. Es una sierra castigada por los escarceos de nuestra guerra civil, por su ubicación privilegiada sobre la citada cuenca del Alfambra, que rodea con un arco de herradura la localidad, así como otras cercanas. Esta sierra aúpa las mayores alturas de la comarca de La Comunidad de Teruel, y a ella hemos acudido con la ayuda de Pedro, Manuel y Leopoldo, del Club Alpino Javalambre, de Teruel.



Crucero en El Pobo
            A la perezosa mañana parece que le cuesta llegar a la cita, y cuando lo hace va descubriendo alguna capa de más, como que la noche se la hubiera puesto. Indecisa en lo meteorológico, nos va acompañando desde Teruel hasta El Pobo, uno de esos pueblos que no llegan al centenar de habitantes, y que luchan por sobrevivir en estas mesetas turolenses, en un entorno cada vez más hostil debido al paulatino abandono de las prácticas agropecuarias. Unos ricos pastos, que lo eran, el tiempo y la falta de ramoneo los están convirtiendo en escenario para la aparición de cardos y otras plantas colonizadoras, introduciendo un desequilibrio que poco a poco va a más, que poco a poco irá a más, si no se remedia.


Hoyalta
El Hocino
            Hoyalta. Situados en El Pobo, partimos desde el Pilón, desde un crucero a pie de carretera para recorrer con el vehículo los 9 km hasta el alto de la meseta que alberga los puntos más altos de esta sierra, haciendo a pie los últimos cientos de metros. Salimos, pues, dejando atrás el lavadero y las estrechas calles, que confieren a la localidad su autenticidad. El camino comienza por la partida llamada el Hocino, que en sus comienzos alberga un paraje en el que se practicaba el tiro al plato, y del que aún se conserva una caseta. Continúa por entre ambiente con aspecto estepario, que impaciente espera la llegada de las nieves, para replegarse en sí mismo. Poco a poco, dejando el Portal de Orrios a nuestra derecha, vamos alcanzando la meseta cimera, con esa extraordinaria atalaya sobre la que se adivina el cauce del Alfambra, debido a la fina línea de nieblas que nos lo indica.

Cuenca del Alfambra

Austeridad en estado puro
            Tenemos dos cumbres, nada prominentes, una a la derecha y otra a la izquierda, provistas las dos de sendos vértices geodésicos. Hoyalta Alto al norte y Hoyalta Bajo al sur, con apenas uno o dos metros de diferencia de altitud, mediando entre ambos unos cientos de metros que recorremos deleitándonos de las amplias vistas sobre esa cuenca del Alfambra, con la localidad del mismo nombre. La planicie está salpicada de montoneras de piedras a modo de abrigo, y que en su tiempo sirvieron de protección para los escarceos de la guerra civil. El frío viento que azota en la cornisa nos sugiere que lo vayamos dejando y enfoquemos el siguiente objetivo.
 
Hoyalta Alto
            El recorrido total ha sido de 18,3 km, con un desnivel acumulado en torno a 480 metros D+. El tiempo empleado ha sido algo superior a hora y media, pero que caminando bien te puede costar en torno a cuatro horas, por unas tierras que todavía anhelan lo que fueron y no son.




Cuatrovientos, puerta del Castelfrío
            Castelfrío. Salimos de El Pobo dejando atrás la monumental ermita de la Virgen de Loreto, fechada en el siglo XVIII, para meternos en carretera dirección Teruel. Como a unos 8 km encontramos a mano derecha la entrada de una pista de tierra. No tiene pierde, pues en el comienzo hay un curioso abrigo techado, compartimentado a cuatro lados, construido para proteger de las inclemencias de tiempo a las decenas de obreros que durante unos años trabajaban en este monte y se llegaban hasta la carretera a la espera del coche de línea.


Sabina rastrera
Monte pelado tras elincendio
            Un monte éste que fue pasto de un voraz incendio en el verano de 2009, y que languidece al verse desprovisto de la masa forestal de pinares que le confería un atractivo especial, un vacío que hoy en día contemplan con gran tristeza los que lo conocieron en pleno apogeo. Tan sólo unos corros se han conservado. La repoblación llevada a cabo tardará lustros en adquirir la apariencia que tenía este bonito monte de la Sierra de El Pobo, hoy poblado por infinidad de estériles tocones. El verde lo dan las sabinas rastreras que van colonizando el suelo.



Antenas en la cumbre del Castelfrío


Vértice geodésico en el Castelfrío
          Bonito monte, decimos, si nos abstraemos de la cantidad de antenas que, como otros montes que visitamos, luce en su cumbre. También hacemos motorizados una buena parte del recorrido, para culminar caminando los últimos cientos de metros. En este caso, la vista que se nos abre a nuestros pies en dirección a la cuenca del Alfambra es la de unos tristes montes que añoran la actividad que los ocupó en el pasado cuando estaban entretenidos en labores experimentales agropecuarias. Viejas masadas que aún conservan en su memoria épocas de arraigo entre el hombre y la tierra.


Recordando viejos tiempos

            Poca distancia, 4,3 km. Poco desnivel, 155 D+. Y poco tiempo, apenas una hora, que caminando desde Cuatrovientos bien pueden ser dos, a poco que nos entretengamos arriba contemplando las amplias panorámicas que nos ofrece esta cumbre que se alza en un monte con más apariencia de tal.



            Y de este modo damos por concluida la visita a estos montes cercanos a la capital sureña de Aragón, en una mañana que parece que estaba esperando que termináramos la faena para decidirse a regalarnos la lluvia que tanta falta le hace a estas tierras, y que aunque incipiente todo es bueno para el convento. Unas tierras deseosas de dar, pero que no tienen fácil a quién.

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