Balaitús (3.146 m)
Sábado, 3 de septiembre de 2016
Balaitús,
Grande entre los grandes
Que a poniente miras
Para crecerte más
Sin encontrar donde mirarte.
Balaitús.
Llegando a Respomuso |
“El cartero siempre llama dos
veces”, es el título de una novela de género negro escrita en los EEUU allá por
los años 30 del siglo pasado, considerada como una de las mejores de su
categoría, de hecho ha sido llevada al cine en más de una ocasión. Nosotros, ni
somos carteros, ni pertenecemos a ese género de crimen e investigación. Pero sí
tenemos algo en común, que si no se nos escucha a la primera, volvemos a llamar
a la puerta. Y es lo que hemos hecho en esta ocasión en el Balaitús, que si el
año pasado miró para otro lado, su memoria le ha perseguido hasta hoy, que sí
ha atendido nuestra llamada, aunque no nos lo ha puesto fácil. Diez mayencos,
diez, algunos con la vista puesta en esa otra llamada de la gran montaña nepalí
de octubre, cumpliendo el calendario de actividades del club, con sumo respeto a esas faldas desconchadas, rotas, de quebrados
pliegues, y con la humildad necesaria para afrontar el reto de ascender a uno
de los grandes, hemos podido darnos grandes abrazos en su mayor altura.
Cresta del Diablo e ibón de la Vuelta Barrada |
Progresando hacia la brecha Latour |
El año pasado, una vuelta de
agua, que a estas alturas fue de nieve, dejó completamente helado el tránsito
por la Gran Diagonal, lo que nos hizo desistir. Este año lo hemos abordado por
la brecha Latour, bajando por ese roto y estrecho paso de la Gran Diagonal,
que se debate entre las empinadas y rotas chimeneas y el abismo que se da miedo
a sí mismo. Recordemos lo que decíamos el año pasado:
Espléndido circo de Piedrafita |
“El bilingüe Balaitús, o menos
conocido como Pico Moros, es el punto más alto de un gran macizo. Tan grande es
que presume de albergar los primeros tresmiles que te encuentras viniendo de
poniente. Un macizo tosco, áspero, altivo, hostil, pero que como uno más de
esta gran familia pirenaica hay que visitar, querer y acariciar. Hay que
ganárselo”. Bueno, pues aquí estamos para eso, pero le hemos dado la vuelta a
la jugada para pillarlo desprevenido, cosa algo difícil cuando hablas de los
grandes.
Entrada a la brecha Latour |
Salida nocturna en La Sarra |
La Sarra. Seis y media de la
mañana. Una mañana que duerme y que no queremos desvelar, porque los que
entienden de esto dicen que son posibles las tormentas esta tarde. Una mañana,
que lo último que querríamos es que se enfadara con nosotros, que al tiempo de
morir le deje algún recado a la tarde, y nos la amargue, porque hoy la jornada
va a ser larga. Una mañana, por tanto, que preferimos que siga su curso, que
encienda su luz cuando le toque y que se despierte sin sobresaltos. Nosotros
vamos con las nuestras, para evitar sobresaltos también.
Brecha Latour |
La decisión de última hora de
subir por la emblemática brecha Latour, nos hace llegarnos hasta el refugio de
Respomuso, algo que hacemos en dos horas y veinte de acompañar al río Aguas Limpias
que liberado de sus apreturas en el embalse, lleva milenios trabajándose un
cauce, imponente cauce, con grandes y hondas fauces. Parada técnica en el
refugio, y sin más dilación la emprendemos por el barranco de Respomuso,
salvando ya fuertes desniveles por la ladera derecha del circo de la Vuelta
Barrada, en cuyo seno se alojan varios ibones bajo la atenta y quebrada mirada
de la cresta del Diablo, que desde el pico Cristales, va en busca de la arista
Casterillou, que llega hasta este impresionante macizo que es el de Balaitús.
Seiscientos cincuenta metros en hora y media, con una breve parada para admirar
todo ello, median para llegarnos al verdadero reto de hoy.
Primeros compases |
Estamos frente a la brecha
Latour, con una expectación que raya en el enfrentamiento a lo mítico. Y nos
asomamos a ella desde encima de una ancha repisa a la que nos ha traído el
camino. La brecha está carente de nieve, pero su desagüe, al abrigo de esta
cornisa en la que nos encontramos, que se da cara al norte, conserva todavía el alargado
extremo de un ancho nevero, al que tenemos que bajar para transitar por él y
tomarlo por su parte derecha, porque bajar desde la cornisa directamente lo
vemos arriesgado, aunque hay quien lo hace.
Progresando por la brecha |
Grandes bloques empotrados en la brecha |
Materiales muy rotos tenemos que
ir superando hasta situarnos en el punto inferior de la brecha y dejarnos
engullir por ella, bajo su alargada y vertical pupila, mientras escuchas sus
tenues susurros en los que te va diciendo: “…
bueno, ya estás aquí, sabrás qué hacer ahora, ¿no?, porque yo mucho no te voy a
ayudar”. Pues eso, al turrón. Golpe a golpe, verso a verso, vamos
escribiendo en la piedra nuestra particular poesía de aire y de luz, subiendo con extrema
cautela, asiéndonos a todo lo que se nos viene a la mano y que no se menee, que
no siempre se consigue. Tras superar esos pasos técnicos, físicos, por las
entrañas de la brecha, salimos a un lugar algo más ancho, provisto de unas
clavijas que conviene seguir para tras otros pasos echando manos, llegar a una
arista en la que se abre una muy amplia e inclinada plataforma, como de ante cima, coronada por la cumbre de
este gigante.
Llegando a cumbre |
Cerca de doscientos metros de
desnivel hasta esa cumbre, que hacemos en media hora, por camino de piedras, y
con unas vistas ya impresionantes sobre la cuenca de los Arrieles y otros
valles que galo hablan. La llegada, como todas, es un momento inenarrable, toda
la emoción se te arrepreta en la garganta y te impide tragar. Te alimentas con
el disfrute propio y del grupo. Te alimentas con haber cumplido el objetivo, al
menos la mitad de él. Te alimentas con la gran cantidad de montañas, de valles,
de decenas de horizontes con los que compartir tu alegría. Los más cercanos,
esas Frondiellas que aún recuerdan nuestra visita de hace dos años. O ese pico
Cristales, que tras las crestas de Casterillou y Diablo, lo hicimos nuestro
apenas un mes antes.
Vista hacia el mundo Pallas |
Salida de cima |
La cima es una amplia plataforma compartida
con el país vecino. No obstante, el vértice geodésico, bajo una estructura
metálica piramidal, habla español. Junto a él, amaestradas las primeras
emociones, echamos un pequeño bocado y trago, además de las fotos de rigor.
Pronto, el pensamiento del largo y nada cómodo descenso nos asalta, y no hay
mejor forma de quitárnoslo de encima que enfrentándonos a él. Un descenso que
emprendemos encarándonos hacia el norte, por un decidido camino que nos va enfilando
sobre verticales y estrechas canales, con diversas opciones para bajar. El
descenso se hace lento, muy lento, porque hay que asegurar muy mucho los puntos
de apoyo. La inclinación y lo roto del terreno ponen ese puntito que te hace no
bajar la guardia ni un solo segundo.
Las Frondiellas |
Bajando por las rotas canales |
Como tres cuartos de hora de
plena tensión y llegamos al punto de retorno del año pasado, que transitamos ya
hasta una explanada que ya te indica haber salido del terreno más crítico. Un
corto descenso por camino de piedras y se entra en otra empinada canal, pero
más ancha, que desemboca en el abrigo Michaud, desde donde optamos por seguir bajando no por el ibón Chelau, sino en busca del camino de descenso de las
Frondiellas. En una hora de impenitente bajada desde el abrigo Michaud hasta el
inferior de los Arrieles, nos tragamos más de quinientos metros de desnivel.
Otra hora más hasta bajar al GR 11, y otra más para llegar a la Sarra, a donde
nos presentamos a las cinco y media, casi once horas desde la salida.
Gran Diagonal |
Una jornada dura, sin duda, pero
necesaria para auparnos a este gigante del Pirineo, alto, lejano, con cara de
pocos amigos. Una jornada, decimos, en la que le hemos metido 10h 50’ de tiempo
total, del que 7h 20’ han sido en movimiento, para hacer 21,2 km, con más de
2.500 metros de desnivel acumulado D+, y en la que el tiempo finalmente nos ha
respetado. Es el precio que hay que pagar para ver el mundo desde esta
extraordinaria atalaya, a la que le teníamos ganas, y que hoy por fin, con su
complicidad, hemos conseguido, acompañados en todo momento por este gran equipo
de la Sección de Montaña del CP Mayencos, cumpliendo otro hito de su calendario.
El track, en: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=14635609
No hay comentarios:
Publicar un comentario