X Marcha Nocturna de Zaragoza
Viernes, 3 de junio de 2016
Nos vamos preparando |
Nueve de la
ya casi noche en el pabellón. Incluida en el Calendario de Andadas Populares de la FAM, la numerosa legión de voluntarios de Os Andarines d’Aragón se
afana en los preparativos para lo que va a ser una edición más de la Marcha
Nocturna de Zaragoza… o no. Ya hemos participado en alguna que otra edición,
que con salida y llegada en este pabellón, recorre los montes de este barrio
rural hasta caer a los galachos, y tras incorporarse a la orilla del Ebro, lo abraza para no dejarlo prácticamente hasta la Torre del Agua, de la Expo, habiéndolo cruzado
por el puente de la autopista, al que vuelve, para dirigirse ya de tiro al
punto de salida, donde te preparan unos huevos fritos acompañados, para
terminar la velada. Eso son los 22 km de la distancia larga, siendo los 13 sin cruzar
el río y sin tocar el recinto Expo.
A punto de dar la salida |
Diez de la noche. Ya entre dos
luces se da la salida, que se empina, se empina, hasta llegar a las antenas, y
unas decenas más de metros de ancho camino hasta que se estrecha en senda. Es
donde comienza el descenso por un barranco, tras del cual sigue el sendero que
te invita a trotar. La noche está amenazante, ese inquietante “aire de tormenta”
comienza a colonizar el espacio por el que transitamos, y nos envuelve hasta
hacerse uno con nosotros. Vamos en cabeza, sólo superados por los que han
decidido correr.
Comienzo de las escaleras |
La noche luce con sus mejores
galas lumínicas y acústicas, y esperamos que no pase de ahí. Al cabo de media
hora ya hemos recorrido toda la parte alta de estos montes, dando alcance al
tramo de escaleras, que de forma vertiginosa te bajan a pico hasta el Centro de
Interpretación de los Galachos del Ebro, un espacio natural protegido integrado
en el término municipal de Zaragoza. Desde allí, un precioso sendero, y más de
noche, rodeado de vegetación, te saca ya a un lugar próximo a la orilla del río,
donde encontramos el primer avituallamiento, con caras conocidas. Tres cuartos
de hora hasta aquí.
Desolación en el avituallamiento |
En poco más de una hora se
recorre esa gran revuelta que da el río, cuyo tránsito se hace un poco tedioso,
pero que está amenizado por la noche, realzada por el aparato eléctrico. A lo
lejos, y por lo que adivinamos tiene que ser el tránsito que lleva a los
galachos, se abren camino varios vehículos con rotativos luminosos naranjas,
seguidos de uno azul. Nos parece excesivo. Llegamos al segundo
avituallamiento, el que divide las dos distancias, sirviendo de cuarto a la
vuelta de la larga. Pero no, hoy no hay larga. A nuestra llegada acaban de
recibir el gran mazazo de la noche. Se suspende la marcha y todos sus actos,
por el fallecimiento de uno de los participantes, lo que justifica tanta movida
que hemos visto por la zona.
Hermosa crónica.Descanse en paz Ricardo.Ánimo Andarines!
ResponderEliminarGracias, Luis. Una noche triste, sin duda.
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