Pico del Rayo (1.427 m)
Martes, 8 de junio de 2016
Sistema Ibérico que, como el
conjunto de la península, toma su nombre del padre Ebro. Una cordillera que
separa su cuenca de la gran Meseta Central. Una cordillera que alberga el
nacimiento de otros grandes ríos, como el Duero, el Tajo, el Turia o el Júcar.
Una cordillera, que no cuenta con las altas cotas de los Pirineos, pero que
asombrosamente es más larga y ancha que ellos, es decir, que ocupa más
extensión. Quizá por ello está más disgregada, menos concentrada, contando con
cantidad de pequeñas sierras, no tan pequeñas cuando te adentras en ellas. Quizá
por su menor altitud y latitud no padece de los rigores climáticos de nuestra
cordillera por antonomasia. Hoy nos vamos a una de estas sierras, una de las
que más se asoma a la depresión del Ebro. Hoy nos vamos a la Sierra de Vicor, o
a la Vicora, como gusta de llamarla por sus lares, que se alza entre los valles
del Grío y del Perejiles.
De pequeños, hemos aprendido en
la escuela que hay cuatro estaciones, verdad? Luego la vida va ajustando esos
conocimientos. Por ejemplo, en Zaragoza y sus alrededores, no hay más que tres,
el verano, el invierno y la del tren. La canícula empuja a esa apresurada
primavera que ha venido y se fue. Y si sabemos que ha venido es porque nos ha
dejado un monte precioso, como hacía años. No hay mayor currada en menos
tiempo. Y ya tenemos aquí el calor, que se va a encargar de deshacer lo que
ella hizo. Pero así es la vida, un ir y venir, y como hay que estar a todas,
pues a ésta también. Nos apuntamos pues a ver de primera mano esos prematuros
zarpados de calor que todo lo abrasa, y nos disponemos a subir al punto más
alto de esta Sierra de Vicor, que es el Pico del Rayo, eligiendo un itinerario
circular, aconsejado por el amigo Ángel, que de esto sabe mucho. Y fíjate si
sabe, que creemos que ha acertado de pleno. Un poco largo, eso sí, pero de ese
modo hay más tiempo de disfrutar de este pie de monte y de dos de sus rutas.
Subimos por Aluenda y bajamos por Pietas. Espectacular. Vamos.
PR-Z 10 para llegar a Aluenda |
Repostando |
En poco más de tres cuartos de
hora ya estamos bebiendo del agua de su fuente, frente a la parroquial de la
Coronación de la Santísima Virgen, aunque hoy en día la fe, las creencias, los
modos y maneras parecen escorarse hacia lo alternativo, al menos en este lugar, gracias a Lacasatoya (http://www.lacasatoya.com/), un lugar
privilegiado para encontrar lo que buscas, o quizás para saber lo que buscas.
Lo nuestro no va muy desencaminado, de modo que seguimos. Nos incorporamos al
GR 90.2. Un corto tramo de pista, que se queda en el último de los campos que
nos va acompañando, nos sitúa en el comienzo de un sendero que va subiendo por
el barranco, bajo la sombra de pinos y carrascas, que nos mitigan el calor
reinante. En poco más de media hora llegamos a la pista, donde nos encontramos
a Jesús, que nos va a acompañar un buen tramo. Bajamos unos metros esta pista
para visitar junto a ella a la nevera baja, que se retuerce en su agonía.
Nevera de la Erilla Alta |
Seguimos pista arriba, y en otro
cuarto de hora llegamos a lo que llaman el collado de los Vientos, donde nos
desviamos para meternos por otro Sendero Local hasta alcanzar la Nevera de la
Erilla Alta, ésta sí, un poco más arreglada, con una valla de madera que hace
de protección, y con un panel informativo, aunque la maleza se está aliando con
el tiempo. Volvemos sobre nuestros pasos hasta el collado, y seguimos. Próxima
está la carretera de restringido uso militar, pero que hay que cruzar para
continuar por la pista, por la que discurre éste nuestro GR 90.2, que en media
hora más nos lleva hasta el refugio del Acebal, que será donde nos desviemos a
la vuelta.
Último esfuerzo |
Los claros del bosque nos
permiten ver la cuenca del Grío, que media entre la sierra de Vicor, en donde
estamos, y la de Algairén, enfrente. Al llegar a un collado, dejamos ya este
GR, que se dirige a Viver de Vicor, y tomamos el SL-Z 36 para alcanzar la
máxima altura de nuestra salida de hoy, el Pico del Rayo, que lo es también de
Vicor, aunque dicen que es así desde la explanación que hubo que hacer para
alojar todo el aparataje militar de avistamiento aéreo del cerro de Santa
Brígida. Pues eso, unos 700 metros de distancia, 200 de desnivel y 25 minutos nos
separan del nuestro. Y a él llegamos no sin hacer un último esfuerzo, porque lo
merece, encontrándonos a Salvador y su perro, custodiando estos montes, para
que sigan albergando vida. Dice que desde aquí se ven 67 pueblos, pero no será
hoy, porque la calima lo impide.
Además de Salvador, su perro y su
TT, también cuenta esta cima con la caseta forestal, vértice geodésico, alguna
antena y panel solar, y un par de curiosidades más. Una rosa de los vientos
pintada de azul y blanco en una gran losa, y una cruz inscrita en la roca, que
la tradición achaca su autoría a origen templario, por la forma de las aspas.
Conversación, fotos, bocado y trago. Menos de cuatro horas para llegar aquí, y
más de cuatro para marchar.
Llegando a Pietas |
El itinerario de vuelta es común
al de subida hasta el refugio del Acebal, donde despedimos a Jesús, porque con
José Antonio tomamos el sendero que nos baja por entre pinos y enormes
ejemplares de acebo, hasta llegar al dominio Marigil, con su collado junto a la
cumbre. Seguimos por el SL-Z 36 que, tras un campo de almendros se pierde entre
la maleza, y hay que estar atentos, muy atentos, para no perder la traza, que
nos lleva a una pista, y ésta a Pietas, por cuya gran ermita entramos a esta
colonia veraniega, que espera a sus gentes, pero no al verano. Parada en su
solitaria fuente, que aunque nadie la reciba, ella da. Ahora a nosotros, que
bebemos y nos refrescamos. La dura y soleada cuesta nos sitúa en una pista que
ya en poco nos saca a nuestra vieja conocida A-1505, pero que sólo la cruzamos
para continuar por el SL-Z 36, que pasando por la Estanca, nos vuelve a dejar
en el asfalto, a menos de un kilómetro ya de nuestro punto de salida, El
Frasno.
Llegando a El Frasno |
Una extraordinaria circular, muy
propia de este tiempo, aunque en esta ocasión los calores se nos han adelantado
un poco, pero que la brisa que nos ha acompañado se ha esforzado por agradar.
En total, han salido cerca de 23 km, en los que hemos invertido 6h 50’ de
tiempo total, del que 5h 40’ han sido en movimiento, con un desnivel acumulado
que pasa de los 1.400 metros, y los mismos de descenso. Sí, es cierto, un tanto
larga, pero imprescindible para recorrer tantos puntos de interés, incluidas
dos de las tres pedanías de El Frasno, como son Aluenda y Pietas. Claro que
podríamos haber pasado también por Inogés, que senderos hay, pero eso será ya
para otro día.
Las fotos, en: https://picasaweb.google.com/chematapia/6293732675759714929
El track, en: http://www.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=13623446
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