martes, 29 de diciembre de 2015

Buñero, el as de la Carrodilla

IXOS MONS
El Buñero (1.109 m)
Domingo, 27 de diciembre de 2015



            Somontanos oscenses. Antesala del Pirineo. Terreno mediterráneo. Carrascas, mítico y místico, apabullante en ocasiones, ser protagonista de historias y leyendas, de brujas y embrujadas. Será o no será, pero lo que sí resulta ser es una extraña y agradable sensación cuando entre ellas te deslizas, cuando a ellas las sorteas para seguir tu camino. Un camino olvidado con el tiempo. Un tiempo que las ha ido acercando hasta cegar el camino. Tiempo y camino. Camino y tiempo. Eso es lo que hoy hemos tenido y eso es lo que hemos compartido con amigos del Club Litera de Montaña, de Binéfar, y del Centro Excursionista de La Ribagorza, de Graus. Y todo ello para alcanzar la cima del Buñero, máximo exponente de la sierra de La Carrodilla.


Nos ponemos en marcha
            Binéfar, capital de La Litera. Estación de autobuses. Perezoso el reloj para llegar a las ocho de la mañana, de una mañana que si se quisiera mirar al espejo se vería velada, abrumada… vamos, que apenas se vería. Con esas nieblas por montera y con la esperanza de que no nos sigan demasiado, ponemos rumbo a Alins del Monte para comenzar esta jornada de montaña. Una jornada que va a discurrir intermitentemente por el GR 18 que partiendo de Fonz recorre La Ribagorza, y el GR 23, que recorre parcialmente La Litera. Y efectivamente, por encima de las nieblas hay vida. Conforme la sinuosa carretera va tomando altura vamos sacando las cabezas por encima de ella.

Centinelas del invierno
            Salimos de esta pequeña población a través del PR HU-117, que pronto nos conecta con el GR 23, que lo tomamos en dirección Fonz, pero por poco tiempo, porque a través de unos campos que añoran tiempos mejores nos desviamos a la derecha para recorrer un itinerario inédito en esta época, un itinerario entre carrascas y aromáticos romeros y tomillos, un itinerario, decimos, que va recorriendo viejas fincas ancladas en el pasado y que no han sabido sobrevivir a él.

Por el barranco de Congustro
            La protagonista de hoy es la sierra de La Carrodilla, pero al sur, y paralela a ella hay otro cordal que tenemos que atravesar, y lo hacemos por uno de los pocos lugares que la orografía permite. Barranco de Congustro, que una vez superado nos ofrece vista ya sobre nuestro objetivo de hoy, esa sierra con su sagrado enclave de vírgenes y carrascas. Aunque bien es cierto que el verdadero objetivo, la cota más alta de la sierra, el Buñero, se mantiene a resguardo visual.


Llegando al santuario
            El sendero, sustraído recientemente a la vera de las carrascas, nos lleva al GR 18, que por pista va, hasta que lo abandonamos para visitar un pequeño espacio como de captación de aguas, lo que fue un pozo de hielo, y en el que unas mesas invitan a echar un bocado. - La fuente Mentirosa está por ahí. Hay quien dice, justificando su nombre porque tanto da agua como no. De nuevo nos incorporamos al GR 18, donde encontramos señales que reivindican su uso compartido con BTT. Para llegar al santuario, un poco antes, nos desviamos a la izquierda, con el fin de tener una mejor vista sobre él al aproximarnos. Hemos cambiado de término y de comarca. Estadilla, del Somontano de Barbastro, es donde está ubicado este enclave, que alberga un complejo de construcciones añadidas al templo que, según cuentan, data del siglo XIII, y según cuentan también, sus orígenes se basan en la aparición de la virgen subida al carro de unos carboneros, pidiéndoles que erigieran allí un santuario para venerarla. No quisiéramos extendernos más sobre ello, únicamente dejar patente el vínculo de la aparición con las carrascas, dueñas y señoras de lo lugar, constatando una vez más la estrecha relación de lo místico con las fuerzas de la naturaleza.


Crucero del santuario
            A las puertas de la entrada al templo, una gran explanada, y en uno de sus cantos un crucero es el punto de partida. Seguimos por el GR 18, pista que abandonamos para tomar un sendero, que la burla hasta dar de nuevo con ella, y a través de un nuevo sendero que nos viste de carrasca damos vista ya al gran norte, y en pocos pasos a la cumbre de la sierra, al Buñero, provista de vértice geodésico, y por las siempre incómodas, visualmente hablando, antenas y sus construcciones. Despejado por el norte. Con nieblas por los somontanos, hoyas y tierras bajas. Tras el bocado y fotos de rigor, acometemos el descenso por otro itinerario, que poco a poco nos va metiendo en el seno de otro barranco, que al tiempo de expulsarnos nos muestra el desvío al Abrigo del Forao del Cocho, que algunos tomamos para hacerle una visita.

Pinturas rupestres
            Se trata de un carasol en unas cuevas con poco fondo, donde unas verjas protegen unas exiguas pinturas prehistóricas englobadas en el arte rupestre aragonés. Volvemos al sendero de bajada y llegamos al santuario, desde donde una vez agrupados, continuamos el retorno. Y lo hacemos esta vez por la pista cuyo último tramo no hemos traído al venir, desandando lo andado hasta atravesar de nuevo el amplio barranco de Santacún y llegar a la bifurcación, para disociarnos del sendero que traíamos y seguir por el GR 18, para subir hasta el collado de la Cruceta de Alins, otro de los pocos flancos para superar esta otra pequeña sierra, y desde el que encontramos en mucho mejor estado las marcas rojiblancas. Bajamos hasta el arranque del GR 23, donde nos volvemos a agrupar para en la recta final ya llegarnos hasta el pueblo que nos ha visto salir. Y qué menos que darnos una vuelta para ver de cerca la iglesia, que con vocación de fortaleza se alza en lo alto de la loma, junto a los restos del castillo. Una iglesia de origen románico y que reza a San Juan.


Carrascas monumentales
            La tarde cae con rapidez sobre estos montes, unos montes que se esfuerzan por salir adelante. Unos montes con el alma desgarrada entre el llano y la montaña. Unos montes imprescindibles, que lo fueron para las chens de antaño y que quieren seguir siéndolo. Hoy, con la misma tristeza que ves a un animal acercarse a la trampa de su depredador, así hemos visto a las plantas, a los árboles, que comienzan su ciclo de expansión sin haber tenido el suficiente de reflexión. Así los hemos visto, dirigiéndose prestos a la trampa de un invierno por venir, que lo va a hacer de golpe, y que los va a pillar desprevenidos, causándoles posiblemente graves trastornos. Sí, así hemos visto hoy el monte y sus moradores.

            Entre puyar y baixar, barrancos, bordas espaldadas, santidades, prehistoria, carrascas, oliveras y amistad, han sido 7h 30’ de compartir caminar y camino, del que 5h 15’ han sido en movimiento, para completar los 21,4 km de esta estupenda circular para llegarnos a un monte injustamente reivindicado sólo por el lado más occidental. Un monte que apenas pasa de los 1.100 metros de altitud, pero que para llegar a él, hemos hecho más de 1.200 de desnivel acumulado. Se hace de rogar.
  


(la de cierre es de Carlos Bravo)


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